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EL FEMINISMO EN HONDURAS


Enviado por   •  12 de Septiembre de 2012  •  4.710 Palabras (19 Páginas)  •  1.153 Visitas

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Breve relación histórica del feminismo en Honduras

Anarella Vélez

A través de los siglos, las mujeres han solido ser excluidas del goce de los beneficios sociales propios de cada época. Han tenido que esforzarse por sí mismas y derribar muchos obstáculos para lograr que le sean reconocidos y se respeten sus derechos. El acceso a la educación, el trabajo, la participación social, económica y política han sido, de un modo u otro, privilegios de los hombres.

La situación de la mujer precolombina era bastante similar a la de cualquier otra cultura de la antigüedad, culturas patriarcales en las que el poder estaba en manos de los hombres. La mujer no pasaba de ser un objeto de intercambio. Un caso re- conocido es el que se daba en una de las civilizaciones mesoamericanas mas evolucionadas, la azteca. Es sabido que Malinche, princesa azteca que tras un enfrentamiento entre tribus, cuando apenas era una niña fue cedida como esclava, pues “esa era la tradición de aquellos tiempos” y, años más tarde, fue nuevamente regalada como esclava, esta vez a Hernan Cortés, por el cacique de Tabasco, junto a otras diecinueve mujeres, algunas piezas de oro y un juego de mantas. Cortés descubrió que Malinche hablaba varias lenguas nativas y la utilizó como intérprete a fin de tejer alianzas con los pueblos sometidos por los aztecas, lo cual le facilitó al conquistador el sometimiento de aquel imperio.

Por otra parte, todos los principales gobernantes de las civilizaciones precolombinas fueron hombres, la mujer ocupaba casi siempre un papel muy secundario y, de paso, han sido invisibilizadas por la historia antropocéntrista.

Con la conquista y la colonización, continuó siendo excluida del derecho a la educación en letras; solamente se instruía en virtudes como la castidad, la honestidad, la modestia y la lealtad y en oficios, valores que contribuían a perpetuar su estado de subordinación.

Durante los siglos XVI y XVII los únicos que recibían educación en letras eran los hijos de los españoles, y aquí se contaba con unas tres escuelas. El desequilibrio alcanzaba a los hijos de los aborígenes que apenas recibían educación fundamental en el aprendizaje del idioma español y en la cristianización.

Hay que sobresaltar que la educación era solamente para niños varones, medida que desconocía la decisión de la Corona española transmitida a través de la emisión de ordenanzas que establecían la obligatoriedad de crear escuelas para niñas. Es a mediados del siglo XVIII cuando el tema de la condición social de la mujer comenzó a recibir atención por parte de los periódicos que circulaban en la época. Esto dio como resultado una relativa expansión de la casi nula educación femenil.

La primera escuela de niñas que se fundó en Honduras fue en Comayagua, a finales del siglo XVIII, por decisión de don Luciano San Martín. Aunque el mayor apoyo a las mujeres para recibir educación provino del sabio José Cecilio del Valle, plasmado en la misma redacción del Acta de Independencia.

Como es sabido, en el Acta se instituye que la mujer es la mejor institutriz que puede tener un niño, por lo tanto había que nacionalizarla, estimular su interés en las actividades que realizaba; además, se contempló que la educación proporcionaría aptitudes, capacidades y valores necesarios a la sociedad, por lo que nadie debía ser excluido de la educación, principalmente la mujer.

Este primer paso dado por Valle facilitó el que las mujeres tuviesen acceso a las primeras letras. De aquel tiempo al presente, vemos a las mujeres destacarse, por méritos propios, en todas las áreas del conocimiento, la ciencia y la participación ciudadana.

La primera mitad del siglo XX

Sin olvidar el valioso apoyo solidario de doña Josefa Lastiri, en la heroica gesta morazánica, se puede afirmar que la historia de las mujeres organizadas se remonta a inicios de siglo XX. En estos tiempos destacan Visitación Padilla como propulsora de la Organización de la Sociedad Unionista “Juan Rafael Mora” y también como organizadora del Comité Hondureño Pro-Conferencia del Caribe.

En 1927, un grupo de mujeres en las que se destacan la ilustre profesora de educación primaria Visitación Padilla, Graciela Amaya de García, Antonieta, Jesús, Mariana y Ceferina Elvir, María Luisa Medina, Eva Sofía Dávila, Goya Isabel López, Flora Suazo, Ángela y Genoveva Andino, Natalia Triminio, Rosita Amador, Juana Ochoa, Sofía Vega, María López, Adriana Hernández, Florencia Padilla, Rosa Flores, deciden organizar la asociación “Cultura Femenina”, cuya primera secretaria general fue Visitación Padilla.

La Federación Sindical Hondureña consideraba a Cultura Femenina como una de las columnas más sólidas y fuertes sobre las que descansaba su estructura orgánica, que sólo logro destruir la dictadura del Gral. Tiburcio Carías Andino, régimen que clausura todas las organizaciones populares.

Desde “Cultura Femenina” se presionó al Congreso Nacional para que exaltara a la Madre Hondureña, y gracias a su tesonera labor logran que el 24 de enero de 1927 ese poder del Estado emitiera el Decreto 32, estableciendo la celebración del Día de la Madre. “Cultura Femenina” luchó por los derechos políticos de la mujer.

Choncita fue fundadora y presidenta del Frente Femenino Hondureño Pro-Legalidad. Dicho frente luchó contra el continuismo Cariísta. Logró, después de grandes esfuerzos, la aprobación por el Congreso Nacional del Decreto 30 que modificaba el Decreto 24 y, mediante el cual, se reconocían los derechos políticos, civiles y sociales de la mujer hondureña.

Las luchas por el sufragio

Tras la consecución del derecho a la educación, las mujeres se lanzaron a la demanda del reconocimiento del derecho a ejercer el sufragio.

En las actividades por la participación política se destaca la intervención de Alejandrina Bermúdez de Villeda Morales, quien fungía como presidenta de la Federación de Asociaciones Feministas de Honduras, y Visitación Padilla como miembra del PLH. En respuesta a la presión de las mujeres, la moción fue presentada el 25 de enero de 1954 en el Congreso Nacional por cinco diputados encabezados por Elíseo Pérez Cadalso. Empero, los derechos políticos de la mujer fueron oficialmente reconocidos en 1955, debido al golpe de Estado en contra del gobierno de Julio Lozano Díaz. Tomada en consideración por unanimidad, se aprobó el Decreto número 30, el 25 de enero de 1955, que reconoce a la mujer hondureña sus derechos políticos. A partir de entonces, celebramos

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