EL PRINCIPIO DE LEGALIDAD

ENSAYO “SOBRE EL PRINCIPIO DE LEGALIDAD”

HIPÓTESIS

Antes que nada y para ofrecer un conocimiento más amplio nos dirigiremos a través de la historia hasta el punto donde, quizá si bien no nació el concepto del principio de legalidad, pero éste principio se aplicó dando un giro importante de la historia misma.

El Congreso de Viena se realizó en la capital Austriaca, entre el 2 de mayo de 1814 y el 9 de junio de 1815, conferencia entre los embajadores de las principales potencias Europeas. La derrota del imperio Napoleónico fue el motivo para rediseñar el mapa político del continente Europeo, restaurarles los respectivos tronos a las familias reales derrotadas por las tropas de Napoleón Bonaparte y firmar una alianza entre los monarcas, firmándose el Tratado de París (30 de mayo de 1814).

El objetivo de esta conferencia fue buscar, afirmar y restablecer el orden en Francia, un orden político y económico que trajo como principal consecuencia la paz. Es aquí donde para lograr esta paz se necesitaron implementar tres principios básicos: 1. El principio de legitimidad. 2. El principio de restauración. 3. El principio de equilibrio.

Para el estudio del tema nos centraremos en el primer principio, el cual es el que nos corresponde sustentar.

Intentaremos dar explicación sobre la posibilidad de implementar este principio en nuestra actualidad y más que nada en nuestro país, a través del tiempo.

En nuestro país la búsqueda del poder se ha convertido en una batalla campal donde la sociedad es la más vulnerada en sus derechos políticos, humanos y sociales. Un poder que no tiene como atributos la legitimidad y la legalidad, en donde la primera, el sujeto tiene el derecho de realizar una acción, y en la segunda, el sujeto, que tiene el derecho de realizar una acción, la realiza dentro de los límites legalmente establecidos.

Ahora bien, para todos quienes lideran de una u otra forma nuestra sociedad y ostentan el poder, éste lo justifican bajo las figuras de la legitimidad y la legalidad; la legitimidad utilizándola para justificar el título del poder, y la legalidad como figura de su ejercicio.

Nuestra sociedad pide incansablemente a quien ostenta el poder una verdadera legalidad, siendo en este momento en que éste mismo aplica una falsa legitimidad. Nos parece correcto decir que la mayor distinción entre legitimidad y legalidad corresponde fielmente a la tradicional forma de llegar al poder, por encima de cualquiera y utilizando al que sea, sin importar la irregularidad del título y del ejercicio del poder violentando todos los planos del ordenamiento jurídico.

En este punto donde la única forma y la más correcta para solucionar este planteamiento es la aplicación

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