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ELEMENTOS BÁSICOS PARA EL TRABAJO EN SALUD DESDE UNA PERSPECTIVA DE GÉNERO


Enviado por   •  26 de Noviembre de 2012  •  Ensayos  •  2.102 Palabras (9 Páginas)  •  742 Visitas

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IntroducciónESTE ENSAYO ES una reflexión basada esencialmente en una revisión bibliográfica de diferentes proyectos y discusiones enfocados en la educación y la salud de las mujeres. Su objetivo es señalar y cuestionar algunos de los supuestos centrales sobre los cuales se han desarrollado muchos de estos trabajos en la sociedad. En la primera sección se presentan algunos elementos que, desde la perspectiva de género, constituyen una base teórica útil para la reflexión en torno a la educación y la salud de las mujeres. Con base en este marco de referencia, en la segunda sección se presentan algunos hechos que permiten apreciar los vínculos existentes entre la situación subordinada en que vive la mujer y sus condiciones de morbilidad y mortalidad, y se discute la necesidad de ampliar la concepción de salud de la mujer incorporando elementos que den cuenta de su bienestar y calidad de vida en general. En la tercera sección se desarrollan algunos ejemplos de supuestos de género presentes en programas de salud. Se menciona cómo la salud de la mujer se entiende primordialmente a partir de su función reproductiva, lo que repercute directamente en la formulación de programas de salud que operan a partir de la responsabilidad social de las mujeres como encargadas del cuidado de la familia y de la comunidad. El ensayo concluye poniendo de manifiesto la necesidad de confrontar la realidad con una visión crítica que permita replantear la lógica subyacente en los programas de salud.

ELEMENTOS BÁSICOS PARA EL TRABAJO EN SALUD DESDE UNA PERSPECTIVA DE GÉNERO

Cada cultura construye sus propias ideas en cuanto a lo que significa ser mujer u hombre. A través de la socialización, los individuos interiorizan los atributos que socialmente se asignan a hombres y mujeres.1,2 Por ello, el género es un concepto central en la estructura de la persona y una categoría cognoscitiva que, con base en la construcción social de los sexos, estructura las ideas en torno a la naturaleza y la ciencia, a lo público y lo privado, a lo racional y lo irracional, a lo bueno y lo malo, etcétera. En la sociedad actual, a la mujer se le reconocen aquellos atributos que son definidos como más próximos a lo natural que a lo cultural. La asociación de la mujer con la naturaleza se centra en la esfera de lo privado y destaca las posibilidades de cuidado y reproducción; 3 por ello se le reconoce como la que tiene las condiciones “naturales” para criar a los hijos.4 Más allá del hecho de que muchas trabajan fuera del hogar, las mujeres son identificadas ante todo como madres y amas de casa.5 El hombre, en cambio, es definido como más próximo a lo cultural, como independiente y productivo.6

Los estereotipos sexistas cumplen con la función social de legitimar y perpetuar la posición de desigualdad de la mujer7,8 y, como consecuencia, el poco poder que detentan las mujeres9,10 en la sociedad.

El análisis de género permite cuestionar la distribución desigual del poder político, social y económico entre los sexos.1,11 Esto es, las experiencias de vida e identidad son simultáneamente mediadas y creadas por dimensiones sociales como el género, la etnia y la clase.12-15 Las diversas formas de opresión son hechos sociales con expresión a nivel de los individuos,16 por lo que su análisis debe hacerse en forma tanto individual como social.

EDUCACIÓN, SALUD Y MUJER

Diversos estudios han mostrado que las mujeres enferman y mueren de manera diferente a los hombres,10,17,18 y que la situación social de la mujer está en estrecha correlación con su morbilidad y mortalidad.19-21 Se ha encontrado que el proceso por el cual un individuo se define como enfermo y decide actuar para la atención de sus síntomas, depende de qué tan comunes y aceptados son tales síntomas en un determinado grupo.22 En consecuencia, las expectativas sociales que se tienen de las mujeres están en estrecha relación con aquello que la misma mujer percibe, interioriza y define como enfermedad. Por ejemplo, algunos estudios han mostrado que la forma en que la mujer interioriza y concibe su salud, está muy vinculada con aquello que le permite o no desempeñar sus funciones cotidianas.4,23 Otros estudios han señalado también que la misma formulación de informes estadísticos sobre la salud de las mujeres está influida por determinaciones de género.24,25 Algunos ejemplos podrían aclarar este punto: los registros de mujeres que presentan heridas por violencia doméstica (en el 87% de los casos el hombre es el agresor y en el 90% la víctima es la mujer26), están subestimados en las estadísticas oficiales, debido a que no se menciona ni se denuncia a los agresores ni se establece cómo sucedió la agresión. Generalmente, cuando se llegan a registrar estos casos quedan clasificados como accidentes.24 De ahí que la Organización de las Naciones Unidas sostenga que la violencia contra las mujeres es el crimen encubierto que más se da en el mundo.27 La falta de identificación del problema de la violencia contra la mujer trae como consecuencia que no se imputen de responsabilidades, lo que contribuye a perpetuar el fenómeno.28,29

Otro ejemplo se refiere al creciente número de mujeres afectadas por problemas mentales,30,31 hecho que está asociado directamente con su discriminación, con el hostigamiento sexual, la violencia física y psicológica (cada vez es más evidente tanto en el hogar como en el trabajo), la baja condición social y el hecho de contar con un trabajo no retribuido adecuadamente en términos sociales y económicos.28,29,32 Sin embargo, los problemas relacionados con desórdenes de la personalidad y la depresión tienden a registrarse e interpretarse como asuntos meramente individuales y privados, sin considerar la posición que tienen las mujeres en la sociedad. Es decir, las cifras y sus explicaciones no favorecen el análisis del bienestar social de la mujer (o la falta del mismo).

Por otra parte algunos estudios informan que en el mundo, dos de tres mujeres sufren de anemia crónica, desnutrición y fatiga severa y, como consecuencia, presentan una mayor susceptibilidad a infecciones de los aparatos respiratorio y reproductivo.33,34 La fatiga acumulada en las mujeres tiene una base importante en la falta de una buena nutrición y en la cantidad de obligaciones y deberes sociales que se les asignan por el mero hecho de ser mujeres.25 Para muchas el trabajo de la casa y el cuidado de los hijos implica una ocupación de tiempo completo, mientras que para otras constituye una doble jornada, ya que gran número de madres solteras, mujeres abandonadas o divorciadas, tienen a su cargo el cuidado

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