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Modelos de Salud desde la perspectiva de género


Enviado por   •  8 de Abril de 2015  •  5.091 Palabras (21 Páginas)  •  277 Visitas

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Modelos de Salud desde la perspectiva de género.

El género –los modelos sociales, culturales y políticos que prescriben los desempeños femenino y masculino y que de manera habitual conducen a desigualdades de poder entre mujeres y hombres2– también afecta de manera muy marcada la salud y el desarrollo. Las desventajas relativas al género, además de socavar los derechos humanos y la justicia social, contribuyen a la pobreza y a la deficiente salud. Las políticas en salud y los sistemas sociales que aseguran que las mujeres reciban un trato similar en el acceso a la información y a los servicios no sólo contribuyen a su bienestar sino que también afectan el crecimiento económico y la reducción de la pobreza dado que incrementan la productividad, mejoran la eficiencia y permiten a la mitad femenina de la población alcanzar su potencial máximo.3

En la actualidad casi todos los países en desarrollo se hallan implementando procesos complejos para mejorar la eficiencia, equidad y efectividad del sector salud. Los elementos centrales de estos programas reformistas del sector salud incluyen asegurar la equidad, acceso, calidad y el derecho social a la protección de la salud.4 De cualquier manera, existe mucho debate acerca del efecto que tendrá la reforma del sector salud en los segmentos más vulnerables de la población, en particular en las mujeres.5

Las desigualdades de género contribuyen a que hombres y mujeres tengan diferentes posiciones como usuarios y proveedores en el cuidado de la salud.4 Con frecuencia las necesidades de las mujeres como consumidores de cuidados de la salud son desatendidas. Como proveedores de cuidados de la salud, las mujeres tienen un vital pero frecuentemente subestimado papel en las esferas privada y profesional. Las mujeres satisfacen una carga desproporcionada de cuidados informales de la salud en hogares y comunidades. La fuerza de trabajo de la salud es también de predominio femenino, aunque los hombres continúan dominando los puestos de influencia y poder.4 En vista de los muy importantes papeles de las mujeres como consumidores y proveedores de cuidados de la salud en todos los países en desarrollo, la reforma del sector salud no podrá resultar exitosa si no se toma en cuenta el género.

México se encuentra comprometido en un proceso dinámico de reformar el sistema de salud. El Seguro Popular, un programa de seguridad sanitaria, se dirige a los problemas de salud de las mujeres, como la mortalidad materna, VIH/SIDA, cánceres cervical y mamario y la violencia de género.6 El programa también ha respondido al problema de desigualdad de género al: incrementar la cobertura en el cuidado de la salud para mujeres pobres (en especial para mujeres cabezas de familia, quienes se están inscribiendo a un ritmo acelerado); expandir la gama de servicios ofrecidos; ampliar la definición de familia para que así más miembros de la familia sean elegibles, e incrementar las acciones de promoción de la salud comunitaria y de prevención de enfermedades.*

Junto con el Seguro Popular, la actual administración en México también inició el innovador Programa de Acción: Mujer y Salud (PROMSA), el cual es implementado por el Centro Nacional Equidad de Género y Salud Reproductiva y apunta a integrar una perspectiva de género en todas las políticas y programas nacionales a través del sector salud. PROMSA se enfoca en tres áreas principales: satisfacer las necesidades de las mujeres en el cuidado de la salud a lo largo de su vida, y dirigir los retos que enfrentan las mujeres como profesionales del cuidado de la salud y como responsables del cuidado familiar y la comunitario. Este programa pionero busca remediar la exclusión de género y la discriminación en el sector salud haciendo visible lo invisible. PROMSA trabaja en colaboración cercana con aquellos comprometidos en el proceso de reforma del sector salud, y aunque las mejoras son evidentes, la perspectiva de una integración de género es un proceso lento y desafiante. Su éxito, de cualquier manera, es esencial si México quiere romper las condiciones de inequidad de género, pobreza y salud deficiente.

Los avances del sector salud de México, incluido el Seguro Popular, muestran que sus pasos iniciales resultaron críticos hacia la igualdad de género en el cuidado de la salud. Pero resta mucho por hacer para alcanzar las ambiciosas metas fijadas por la actual administración –por ejemplo, que para 2015 todos los programas y servicios de salud mexicanos serán diseñados, presupuestados y evaluados con una perspectiva de género.7 El progreso continuo requerirá un fuerte liderazgo y apoyo en los niveles más altos. Sin la visión, voluntad política y los recursos necesarios de la administración actual, la modificación de la opinión pública sobre el género será imposible. Los fundamentos ya están disponibles, pero sólo con esfuerzos sostenidos la igualdad de género en el sector salud de México será alcanzada.

Modelos de atención a la salud en América Latina y México.

Brasil El Sistema Único de Salud (SUS), de carácter público, cubre al 75% de la población. Se financia con impuestos generales y contribuciones que se recaudan en los diferentes niveles de organización gubernamental. Funciona descentralizadamente con establecimientos de salud propios y contratados con el sector privado, que funciona mediante esquema de aseguramiento llamado Salud Complementaria, que se financia con dineros de empresas y de familias. Este cuenta con modalidades como la medicina de grupo, las cooperativas médicas, Planes Autoadministrados, y los planes de seguros de salud individuales que, en ocasiones. La población de altos ingresos también recurre al SUS, pagando de su bolsillo, para cubrir sus necesidades en problemas de alto costo.

El sistema público de salud chileno, que cubre al 70% de la población, se denomina Sistema Nacional de Servicios de Salud (SNSS) y está compuesto por el Ministerio de Salud y sus organismos dependientes, el Instituto de Salud Pública, la Central de Abastecimiento, el Fondo Nacional de Salud (FONASA) y la Superintendencia de Salud. Este sector cubre aproximadamente a 70% de la población, incluyendo a los pobres del campo y las ciudades, la clase media baja y los jubilados, así como los profesionales y técnicos con mejores ingresos que eligen sumarse a él. Se financia con impuestos generales, contribuciones obligatorias y copagos a través del FONASA. Aunque utiliza su propia red de 29 Servicios de Salud Regionales y el Sistema Municipal de Atención Primaria, también contrata con el sector privado, que a su vez se financia con contribuciones obligatorias mediante las Instituciones de Salud Previsional (ISAPRE), cubriendo un poco más

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