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EVALUACIÓN INTERNA EXTERNA


Enviado por   •  15 de Noviembre de 2013  •  2.929 Palabras (12 Páginas)  •  1.226 Visitas

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LA EVALUACIÓN EXTERNA EN EDUCACIÓN

escrito por Esteban Martínez Lobato

Resumen:

La evaluación es una condición indispensable para que cualquier organización avance y crezca. Desde esta perspectiva la evaluación de centros establecida en la LOE, plantea evaluaciones diagnósticas formadoras e internas, transmitiéndose con ello un mensaje genérico de evaluación de centros y de autoevaluación.

Se insiste, con buen criterio, en que lo que hay que evaluar son las competencias de los alumnos. Pero ¿sólo existen estas dimensiones? Esa manera de entender lo que es una escuela y sus procesos de enseñanza y aprendizaje deja fuera algunos elementos importantes a evaluar como son los profesores, las condiciones de la escuela, la opinión de los padres, etc.

Toda evaluación de centros debe plasmarse en un proyecto o plan de mejora en el cual se recojan las actuaciones, temporalización, responsables, recursos. Estos proyectos deberían ser un contrato a dos bandas, Administración y Centros, que implique y comprometa solidariamente a ambos.

Por otra parte, debe servir para facilitar apoyo a los alumnos, poniendo en marcha mecanismos que los ayuden; pues sólo tendrá credibilidad lo que se está haciendo si los problemas se abordan con rigor y con claridad.

¿Qué entendemos por evaluar?

Se evalúa para conocer y adoptar decisiones que conduzcan a la mejora de lo que se evalúa. Evaluar se considera hoy una necesidad para que cualquier organización avance y crezca, pues sin evaluación es difícil que mejore la calidad.

Por eso cada día crece más el número de partidarios de la evaluación, no sólo para conocer la realidad sino que también se considera un elemento de cambio y oportunidad para su mejora. La evaluación sistemática establecida como un proceso de mejora continua es ya un indicador de su propio funcionamiento y buena organización. Pero depende de los objetivos, del diseño previo y de los planteamientos de partida que hagamos de la evaluación, (en resumen, éstos deben responder a preguntas como: ¿para qué evaluamos?, ¿qué evaluamos?, ¿cómo evaluamos? y ¿qué haremos después de la evaluación?) podremos decir que existe una relación entre evaluación y cambio educativo.

¿Evaluación: una necesidad actual para el sistema educativo y los centros?

En educación la evaluación, tanto interna como externa, es uno los objetivos del actual sistema educativo y hoy se siente por todos como una necesidad para mejorarlo. Es más, la evaluación es considerada como un indicador de calidad de un buen sistema educativo.

Hoy nuestro número monográfico está dedicado a la evaluación externa. La evaluación se ha prodigado últimamente de una forma generalizada. Esta necesidad es tan sentida y evidente que no tenemos más que ver la trascendencia y resonancia en los medios de comunicación social que han tenido o tienen evaluaciones internacionales como el informe PISA y las evaluaciones de diagnóstico que realizan algunas Comunidades Autónomas. Estos informes evidencian que las evaluaciones interesan a la sociedad y sus resultados llegan a provocar inquietud sobre la marcha del sistema educativo de cada país, comunidad autónoma e incluso en cada centro.

Lo anteriormente dicho no quita para constatar que todas las evaluaciones que se están haciendo sean válidas y/o sirvan para mejorar el sistema educativo, centros, profesores o programas evaluados. Para que la evaluación sea válida, relevante y útil precisa que ésta parta con unos claros planteamientos establecidos de forma previa y adopte unos modelos de evaluación que sean coherentes y acordes con el objeto a evaluar. Esta situación de partida debe dar respuesta a preguntas como éstas, en las cuales centraremos nuestro artículo: ¿para qué evaluamos?, ¿qué evaluamos?, ¿cómo evaluamos? y ¿qué haremos después de la evaluación?

¿Para qué evaluamos?

En este sentido, deberíamos precisar previamente qué entendemos por educación, cuestión esta primordial porque a partir de definir qué entendemos por educación llegaremos a concretar qué y cómo evaluar.

La experiencia nos dice que en el ámbito de la evaluación, en general, los discursos educativos y curriculares habitualmente van por un lado y los discursos evaluadores van por otro. Mientras que los primeros hablan de competencias básicas, de habilidades y destrezas, procedimientos, procesos de enseñanza y aprendizaje, contextos educativos, valores etc., los evaluadores se refieren a rendimientos en las disciplinas instrumentales (Matemáticas, Lengua etc.,) en un nivel determinado, olvidándose del resto de los elementos del currículo. La enseñanza del currículo y evaluadores no van en el mismo sentido, por lo tanto difícilmente pueden coincidir.

Naturalmente que hay que evaluar los resultados académicos de los alumnos, pero además hay que tener en cuenta otras dimensiones por lo que es obligada una reflexión sobre cuáles son las funciones de una escuela y cuáles son los indicadores fundamentales. La aproximación al conocimiento de esas dimensiones, a la integración de esa información y a la puesta en marcha de mecanismos y estrategias que ayuden a mejorar la situación, son básicas en la evaluación educativa.

Por ello consideramos que la evaluación debe integrarse en el discurso educativo y por tanto debemos evaluar lo que consideramos que es relevante en educación.

Consideramos que una buena evaluación debe incorporar múltiples dimensiones que se valoren o se equilibren entre sí para que de la valoración y reflexión de datos se pueda conducir a procedimientos de cambio.

¿Qué evaluamos?

Por eso, el para qué evaluamos, es decir, la reflexión sobre hacia qué dimensiones está apuntando la evaluación, es una reflexión que conecta con lo que evaluamos, y en este caso, ¿evaluamos sólo a los alumnos haciendo evaluaciones de diagnóstico? ¿Dónde quedan los demás elementos y dimensiones que intervienen en los procesos educativos y enseñanza aprendizaje?

En este sentido en relación a la evaluación de centros establecida en la LOE, resulta sorprendente que se indique que las evaluaciones diagnósticas sean formadoras e internas, transmitiéndose con ello un mensaje genérico de evaluación de centros y de autoevaluación. Las orientaciones que se leen en textos legales recientes dan esa impresión. Se insiste, con buen criterio, en que lo que hay que evaluar en las evaluaciones diagnósticas de los centros docentes, en dos momentos de la educación obligatoria,

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