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Económica Perspectivas y condiciones generales, Análisis macroeconómico


Enviado por   •  12 de Septiembre de 2021  •  Ensayos  •  3.017 Palabras (13 Páginas)  •  56 Visitas

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México: una economía endeble

A weak economy

David Ibarra[pic 1]

Resumen

Journal of Economic Literature

(jel):

E61, E66, O11

Palabras clave:

Objetivos de Política

Económica

Perspectivas y condiciones generales,

Análisis macroeconómico del

Desarrollo

Key Words:

Policy Objetives,

General Outlook and

Conditions,

Macroeconomi Analysis of

Economic Developmnet

[pic 2]

En México, el actual modelo económico olvidó atender prioridades como el empleo y el crecimiento al dejar las responsabilidades respecto de la ocupación, el reparto del crédito o incluso en la distribución del ingreso al mercado, pero sus soluciones han producido ritmos mediocres de crecimiento con altos costos sociales. Por eso, hoy las prioridades deberían estar encaminadas a crear mecanismos de formación de acuerdos políticos que lleven a reconstruir el ámbito de las responsabilidades gubernamentales; fijar metas económicas y sociales mejor equilibradas, pues en caso contrario, las insuficiencias económicas arriesgarían transformarse en inseguridad social y desencanto democrático, en frustración de la población joven, media y vieja, como ya comienza a ocurrir.

Abstract

In Mexico, the current economic model forgot to attend to priorities as the employment and the growth when the responsibilities left respect of the occupation, the distribution of the credit or even in the distribution of the revenue to the market, but his solutions have produced mediocre paces of growth with high social costs. Because of it, today the priorities should be directed to create mechanisms of formation of political agreements that lead to reconstructing the area of the governmental responsibilities; to fix better balanced economic and social goals, so in opposite case, the economic insufficiencies would risk to transform in social insecurity and democratic disenchantment, in frustration of the young, average and old population, since already it begins to happen

P

ese a costosos ensayos, la economía mexicana se debilita al situarse sin solución clara de continuidad a mitad de camino entre dos patrones disímiles de desarrollo y dentro de una crisis no resuelta del orden económico internacional. Sin duda, so-

brevendrán cambios profundos de carácter global e interno, situación que afectará a toda la organización social, a la distribución del poder económico y del político. No se trata de las oscilaciones económicas ordinarias, ni podrían paliarse con alteraciones menores de los instrumentos públicos de acción. La tarea cubre mucho más terreno, abarca desde la reconstrucción de las instituciones políticas y económicas, así como las de la seguridad colectiva hasta llevar la consolidación de un pacto social nuevo que no sólo equilibre con mediana equidad a las diversas fuerzas, sino que recupere la capacidad nacional de progresar y de imprimir rostro civilizado a ese proceso.

El modelo socioeconómico que se ha tratado de implantar en nuestro país, acota la participación y el debate sustantivos al empobrecer el poder decisorio de gobierno y sociedad. La renuncia al uso del viejo y nuevo instrumental desarrollista se acentúa con

la globalización concebida como el proceso de instaurar un orden financiero y productivo supranacional, también más allá de las políticas nacionales. La desconfianza elitista propia y ajena en la democracia, en el gobierno de los hombres, se completa con nuestra fe reverencial en los mercados, como si éstos no fuesen también una imperfecta construcción humana. Por eso se ha recurrido a trasvasar responsabilidades a los mercados y a erigir a los medios masivos de comunicación privatizados en poder, capaz de informar pero también de ocultar, falsear o convertir en virtud, desequilibrios sociales y políticas inequitativas de ajuste económico.

En México, los resultados están a la vista. El ritmo de crecimiento se ha reducido a la mitad, hecho más volátil y menos sostenible de compararse los períodos 1945-1980 y 1980-2010. El descontento de jóvenes y viejos, va en ascenso. La vulnerabilidad frente a las oscilaciones de la economía internacional queda evidenciada con la década perdida de los ochenta o con las sucesivas crisis de 1987, de 1995, de 2001 y de 2008-2009. En el ámbito de la economía subsisten errores y desequilibrios que al retroalimentarse mantienen postrada a la producción y al empleo o producen recesos repetitivos. La principal falla de la política macroeconómica nacional reside en haber olvidado a lo largo de más de un cuarto de siglo las prioridades del empleo y del crecimiento, mediante el expediente de transferir tareas gubernamentales políticamente esenciales a los mercados, incluso en materia de asignación de recursos o de garantizar mínimos de protección social a la población. En efecto, las políticas públicas dejaron de asumir responsabilidad directa en la ocupación, en el reparto del crédito o incluso en la distribución del ingreso, dejando esas tareas al funcionamiento de mecanismos incuestionados y supuestamente eficientes del mercado.

Quizá se obtuvieron ventajas políticas al desviar a los mercados los reclamos de la sociedad derivados de los ineludibles costos del acomodo al orden económico neoliberal. En esa vertiente de manos libres, exculpadora de los desaguisados, las tareas públicas se han restringido medularmente a la adaptación de la economía nacional a la globalización, entre cuyas exigencias principales está la de preservar la estabilidad de precios aun a costa de aceptar crecimientos raquíticos y desigualdades enormes.

En tales circunstancias, no es de extrañar que la evasión de lo político, haya gestado desequilibrios que tienen postrada a sociedad y economía mexicanas. Valga mencionar algunos casos conspicuos de carácter económico. Uno es de orden estructural, se caracteriza por un proceso incompleto de modernización y adaptación de la planta productiva y del sector financiero, vernáculos al libre comercio. Aquí destacan cuestiones desatendidas, la apertura de mercados resultó destructiva de los nexos interindustriales internos por instrumentarse sin programas de reconversión productiva, sin política industrial ni de fomento exportador y, sobre todo, mediante la copia extralógica de recetas foráneas que llevaron al desmantelamiento sin reemplazo de los viejos instrumentos de la acción gubernamental.[pic 3]

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