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El Articulo Tercero No Debe Reformarse

alojacobo12 de Noviembre de 2014

580 Palabras (3 Páginas)425 Visitas

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Sr. Lic. Jaime Torres Bodet,

Secretario de Educación Pública. México, D.F.

Querido compañero Torres Bodet:

En nuestra plática de ayer tuve oportunidad de hablar a usted de los puntos de

vista que hace algunos días, al pedirme mi opinión el señor presidente Ávila

Camacho sobre una posible reforma del artículo 3a

de la Constitución, me permití

exponerle verbalmente. [...] He aquí lo sustancial:

Primero. Si bien nunca fui, ni como secretario de educación, ni como

ciudadano, un propugnador de la reforma del artículo 3º

constitucional, sí soy el autor

de su texto y, por tanto, responsable de la redacción que ofrece [...]

Segundo. Enfoqué y conduje la reforma del artículo 3º

en 1934, partiendo de la

base de que se trataba de un hecho político definitivamente consumado en la

Convención de Querétaro de fines de 1933 [...]

Tercero. El imperativo nacido en Querétaro de dar a la educación pública

tendencias socialistas no debe valorizarse en abstracto, por su congruencia,

podríamos decir arquitectónica, con el resto de la estructura del país, sino que más

bien ha de medírsele conjugándolo con las mil aspiraciones vagas y contradictorias

que, sin embargo, encarnan siempre los grandes anhelos nacionales, en un país

como el nuestro, de pensamiento social tan primario y confuso.

Cuarto. Situados dentro de la realidad, debemos pensar muy bien lo que

significará proscribir el ideal socialista de la educación. Hoy día, quitar la palabra

equivaldría forzosamente a tanto como eso. ¿Tiene la humanidad otra meta mejor?

Si el movimiento social mexicano abjura de esa ruta, ¿cuál podrá tomar? Asignarle

finalidades puramente democráticas es mucho más vago aún; lo dejaría sin

sustantividad y sordo a las aspiraciones profundas del pueblo.

Quinto. No me coloco en la posición arrogante —sobre todo cuando se trata

de pensar el problema— de sostener que la fórmula del "concepto racional y exacto"

sea perfecta. Ni mucho menos. Pero examinemos la cuestión de si es seriamente

objetable. Veámosla a contraluz. ¿Es que se podría defender una educación

"irracional", es decir, mística? ¿Y una educación orientada conforme a la razón,

1

Ibid., pp. 513-525, 24 de agosto de 1943.categoría suprema del hombre racional, por lo tanto, es malo que sea válida,

científica, correcta? No otra cosa quiere decir el segundo atributo de exacta, que se

le fija.

Sexto. Porque la verdad es, y no debemos olvidarlo un solo instante, que el

problema político real no radica ni en el término "socialista", ni en la fórmula del

"concepto racional y exacto". Está en la prohibición a la Iglesia católica de intervenir

en la escuela primaria para convertirla en instrumento de propaganda confesional y

anticientífica. Lo demás son pretextos.

Séptimo. Y si no se va a autorizar que el clero se apodere de la escuela

mexicana, ¿qué sentido tiene suscitar una gran controversia nacional alrededor de la

reforma del artículo 3º

de la Constitución? Porque no cabe hacerse ilusiones: las

poderosas fuerzas de la derecha, tan pronto como vean que la reforma "se sale por

la tangente", en vez de apaciguarse van a encender una contienda descomunal, muy

de fondo, seguras de que ha llegado el momento táctico frente a un paso inicial que

acusaría debilidad de nuestra parte de promover la rectificación esencial de nuestra

vida pública.

Octavo. Por ese camino se iría a dar,

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