El Derecho Economico
Isragofe5 de Septiembre de 2013
10.076 Palabras (41 Páginas)363 Visitas
III. INTRODUCCIÓN
El Derecho económico es el conjunto de principios y de normas de diversas jerarquías, sustancialmente de Derecho público, que inscritas en un orden público económico plasmado en la carta fundamental, facultan al Estado para planear indicativa o imperativamente el desarrollo económico y social de un país y regular la cooperación humana en las actividades de creación, distribución, cambio y consumo de la riqueza generada por el sistema económico.
En el trabajo que se presenta a continuación, hablare acerca de la poca evolución lineal hacia un mayor consumo que se ha dado desde el siglo XX, así como la relación entre la ecología y la economía (economía ecológica); ya que desde hace muchos años ha sido ignorado en las teorías clásicas económicas- el significado de la naturaleza para facilitar el crecimiento económico y las repercusiones que éste realiza en el medio ambiente. En otros términos se percibe la economía como un sistema cerrado y autosuficiente, cuando al contrario, ésta no puede funcionar sin depender de los recursos naturales. Esta perspectiva refleja un acercamiento positivista que puntualiza más sobre la dinámica del funcionamiento económico.
El deterioro ambiental causado por la actividad económica combinado con el deseo de seguir mejorando la calidad de la vida, ha suscitado la necesidad de integrar la Economía y la Ecología con el fin último de alcanzar el desarrollo sustentable; concepto que radica en el sostenimiento de recursos no sólo a corto, sino también a largo plazo para el beneficio de las generaciones actuales y futuras.
IV. DESARROLLO
El siglo XX no se ha caracterizado por una evolución lineal hacia un mayor consumo para el conjunto de la humanidad. Ejemplo de ello lo son las enormes desigualdades de ingresos entre países pobres y países ricos. Incluso si nos limitamos al mundo rico, junto a etapas de fuerte crecimiento del ingreso y consumo per cápita como en la llamada "edad de oro" del capitalismo datada entre 1950 y 1973 nos encontraremos con etapas de lento o nulo crecimiento en las que el nivel de vida de gran parte de la población desciende dramáticamente.
Sin embargo, si comparamos la situación de finales del siglo XX con la de cien años antes, la expansión del consumo en una parte importante de la humanidad sin duda puede caracterizarse de espectacular y supera las expectativas más optimistas. Es sobre esta realidad sobre la que se fue cimentando la confianza en el progreso económico sin límites y la que alimentó la esperanza de que los países pobres seguirían con mayor o menor rapidez la senda seguida por los más ricos; el propio lenguaje que distinguía entre países desarrollados y en vías de desarrollo evidenciaba esta creencia.
El principal reto económico actual sigue siendo disminuir la brecha existente entre pobres y ricos. Sin embargo, la confianza en que esto se producirá de forma casi automática gracias al progreso económico no solo se ha revelado equivocada sino que ha obviado las enormes disfunciones que la expansión global de la actividad económica ha provocado sobre el medio ambiente. El reto del futuro es mejorar el nivel de vida de la humanidad y especialmente de los que están hoy en peor situación y al mismo tiempo aproximarnos a un modelo económico más sustentable, es decir, que nuestra gestión económica no ponga en peligro ni para hoy ni para el futuro los complejos e imprescindibles servicios que el medio ambiente nos proporciona. Una de las condiciones para dicha gestión económica es que revisemos los conceptos con los que hoy miramos la realidad económica y relativicemos los indicadores que utilizamos para medir el éxito económico.
1. integración de la economía y la ecología
Siempre ha existido una relación estrecha entre la sociedad y la naturaleza. Las etapas de producción han avanzado del nivel primario hasta el secundario y el terciario mediante la tecnología y la dependencia en los recursos naturales. Puede observarse que la actitud del hombre hacia la naturaleza siempre se caracterizaba por la explotación para facilitar el crecimiento económico. Sin embargo, desde los años sesenta ha estado aumentando la conciencia para el cuidado del medio ambiente porque el deterioro ambiental, especialmente en forma de la contaminación, es cada vez más evidente y tiene repercusiones globales.
Se dice que la actividad económica, específicamente el proceso de industrialización, es el principal elemento que contribuye al deterioro. En primer lugar, el uso inconsciente ecológicamente de recursos renovables, por ejemplo los árboles, ha producido impactos negativos como la deforestación, la extinción de especies y el agotamiento de los yacimientos. Resulta que ahora en cuanto a éstos, el ritmo de utilización en muchos casos ha superado la capacidad de autorregeneración de la naturaleza. Por otra parte, en el caso de los recursos no renovables nos enfrentamos a un problema de escasez. Todos estos cambios en los ecosistemas a su vez tienen efectos sobre la sociedad a causa de su íntima relación con la naturaleza.
Además, el medio ambiente se usa como recipiente para los desechos, emisiones y residuos del proceso de industrialización; por consiguiente, parece que hemos alcanzado el punto en que la naturaleza no puede absorber mucho más.
Dado lo anterior, puede vislumbrarse una paradoja del enriquecimiento de un país en términos económicos, ilustrado en el Producto Interno Bruto (PIB), mientras que al mismo tiempo se empobrecen sus reservas naturales. El hecho es que la mayor forma aceptada internacionalmente de asesorar el progreso de un país es a través de los reportes económicos. Nuestro sistema de contabilidad vinculado a la actividad económica no valora adecuadamente el uso de los recursos naturales en el proceso de producción.
Por ejemplo, presenta saldos favorables para la producción de energía y para los fabricantes de automóviles, sin reflejar los costes que estos mismos sectores imponen sobre los ecosistemas por sus emanaciones. A la luz de esto, se ve que las empresas están aprovechando ganancias por la venta de productos a corto plazo, mientras la sociedad y la naturaleza pagan una parte significativa del coste de la elaboración de esos productos y generalmente las realizan a largo plazo.
El Instituto de Estudios Económicos dice que: "El desarrollo científico y tecnológico ha estado asociado y aún lo está a efectos negativos: la traslación de los costes hacia la sociedad, las generaciones futuras y la naturaleza." (Medio Ambiente y Crecimiento Económico:1990)
2. El sistema económico: un sistema abierto
En un artículo publicado a mediados de los años setenta, Georgescu-Roegen, uno de los autores de referencia de la corriente de pensamiento que hoy se conoce como economía ecológica, refiriéndose así a la enseñanza convencional de la economía: como un movimiento circular que se sustenta por sí mismo y que es autosuficiente entre los sectores de la producción y del consumo. Un tiovivo que, como todas las cosas mecánicas, también puede ser visto como un movimiento circular en dirección contraria, desde el consumo a la producción.
En las décadas posteriores al escrito anterior, la preocupación por los problemas ecológicos y la conciencia sobre la insostenibilidad o insustentabilidad del modelo económico de los países ricos han crecido e incluso han dado lugar a reuniones intergubernamentales muy publicitadas; sin embargo el sistema económico se sigue presentando como un sistema básicamente cerrado, como un enorme entramado de flujos de dinero que relacionan a unas empresas con otras y a las empresas con los consumidores, a los agentes privados con las administraciones públicas y a unas economías con las otras.
Lo cierto es que el sistema económico forma parte de un sistema más amplio, la naturaleza o biosfera. La economía es un sistema abierto a la entrada de energía y de materiales que son, en último término, los únicos recursos que mantienen las actividades humanas ya que no sólo utilizamos continuamente energía y procesamos materiales sino que los que llamamos "bienes de capital" (como son las máquinas o los edificios) y los bienes de consumo duradero (como electrodomésticos o muebles) son el resultado del uso y de la acumulación de recursos naturales.
Más allá de la provisión de recursos y la absorción de residuos, el conjunto de ecosistemas representan una "infraestructura" sin la cual las diversas formas de vida actuales, tal como las conocemos y entre ellas la vida humana, serían imposibles. La construcción de "infraestructuras" (canales, carreteras, centrales eléctricas, edificios), se ha considerado como el gran motor del desarrollo económico y ciertamente en gran parte lo ha sido pero es importante no olvidar que el resultado de dichas inversiones es solo una parte de las infraestructuras de las que dependemos y que a veces su desarrollo entra en contradicción con las "infraestructuras naturales" como son los ríos que canalizan las aguas o las complejas interrelaciones, que denominamos ecosistemas, entre los diversos organismos y entre ellos su medio.
El olvido de las interreacciones entre la economía y la naturaleza podría intentar justificarse por la inevitable especialización y la necesidad de que los economistas se concentren en un único aspecto de la realidad, el sistema económico, dejando de lado lo que está fuera de las fronteras de este sistema. Todo depende, sin embargo, del propósito del
...