El Interaccionismo Simbólico Y La Escuela De Palo Alto. Hacia Un Nuevo Concepto De Comunicación
IlegalJuan1 de Marzo de 2015
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Lecciones del portal
ISSN 2014-0576
El interaccionismo simbólico y la Escuela de Palo Alto. Hacia un nuevo concepto de comunicación
Autoría
Marta Rizo
Profesora-investigadora en la Academia de Comunicación y Cultura de la Universidad de la Ciudad de México. Profesora y asesora metodológica de la Maestría en Comunicación de la Universidad Veracruzana (Boca del Río, Veracruz).
Sumario
Abstract
I. Introducción
II. El Interaccionismo Simbólico
II.1. Génesis y antecedentes
II.2. Premisas básicas
II.3. Las propuestas de Erving Goffman
II.4. La Etnometodología y el Interaccionismo simbólico
III. La Escuela de Palo Alto
III.1. Orígenes y propuestas iniciales
III.2. Premisas básicas: los “Axiomas de la Comunicación”
III.3. Propuestas metodológicas: “encuadrar las observaciones”
IV. Hacia un nuevo concepto de comunicación
ABSTRACT
Esta lección tiene como propósito básico exponer las principales premisas teóricas y metodológicas del Interaccionismo Simbólico, por un lado, y la Escuela de Palo Alto, por el otro. El punto de partida es la consideración de que ambas corrientes de pensamiento inauguraron una nueva forma de comprensión de la comunicación, alejada de la visión dominante que la reduce a los medios de comunicación y más centrada en la interacción, en la comunicación interpersonal, como fundamento de toda relación social.
I. INTRODUCCIÓN
Desde el primer tercio del siglo XX hasta la actualidad, la teoría de la comunicación se ha ido construyendo desde perspectivas muy diferentes. Desde la teoría físico-matemática de Shannon y Weaver, conocida como “Teoría matemática de la información”, hasta la teoría psicológica basada en la percepción propuesta por Abraham Moles, pasando por una teoría social que relaciona lenguaje y comunicación –Saussure-, por el enfoque de la antropología cognitiva –Levi Strauss- y los abordajes fundamentados en la interacción –Bateson, Watzlawick, Goffman. Y más aún, también han destacado las aportaciones en el campo de los efectos de la comunicación de masas, un ámbito representado por nombres como Lasswell, Lazarsfeld, Berelson y Hovland, y las teorías críticas de la comunicación, promovidas desde la Escuela de Frankfurt por intelectuales como Adorno, Horkheimer y Marcuse, entre otros.
Este panorama pone en evidencia la complejidad del tema, las múltiples aportaciones con que se ha tratado de dotar de coherencia a lo que conocemos como Teoría de la Comunicación. Ello es resultado, entre otros factores, de la polisemia misma del concepto de comunicación.
Es sabido que la comunicación puede entenderse como la interacción mediante la que los seres vivos acoplan sus respectivas conductas frente al entorno, a partir de la transmisión de mensajes, signos convenidos por el aprendizaje de códigos comunes. También se ha concebido a la comunicación como el propio sistema de transmisión de mensajes o informaciones, entre personas físicas o sociales, o de una de éstas a una población, a través de medios personalizados o de masas, mediante un código de signos también convenido o fijado de forma arbitraria. Y más aún, el concepto de comunicación también comprende al sector económico que aglutina las industrias de la información, de la publicidad, y de servicios de comunicación no publicitaria para empresas e instituciones. Estas tres acepciones ponen en evidencia que nos encontramos, sin duda alguna, ante un término polisémico.

El interaccionismo simbólico y la Escuela de Palo Alto. Hacia un nuevo concepto de comunicación Marta Rizo
Sin embargo, el debate académico en torno a la comunicación ha sido dominado por una perspectiva que reduce el fenómeno comunicativo a la transmisión de mensajes a través de los llamados medios de difusión. Sin ánimos de considerar vacío e innecesario dicho debate, consideramos que la comunicación va más allá de esta relación mediada. Es, antes que nada, una relación interpersonal.
El Interaccionismo Simbólico –nombre acuñado por Herbert Blumer en 1938- y la Escuela de Palo Alto, también conocida como “Colegio Invisible” (nota 1), son dos claras manifestaciones de este intento por considerar a la comunicación, antes que nada, como interacción social. Ambos enfoques se desarrollan a mitad del siglo XX, y hasta entrados los años 80.
Las dos corrientes orientan sus reflexiones e investigaciones desde un punto de partida básico: las definiciones de las relaciones sociales son establecidas interactivamente por sus participantes, de modo que la comunicación puede ser entendida como base de toda relación.
1. El nombre de “Colegio Invisible” responde a la particularidad del grupo de investigadores que conformaron la Escuela de Palo Alto: todos procedían de disciplinas distintas y de lugares e instituciones distintas, por lo que nunca se constituyeron como un grupo con un espacio de trabajo físico determinado. Más bien se fueron conformando a partir de encuentros en coloquios nacionales e internacionales, donde fueron encontrando ideas y enfoques comunes.
Bateson, G.; Ruesch, J. (1984) Comunicación. La matriz social de la Psiquiatría, Paidós, Barcelona.
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Blumer, H., (1968) Symbolic Interaccionism. Perspective and Method, Englewood Cliffs, Prentice Hall.
Cooley, Charles Horton Social [1909] (1962) Social organization. A Study of the Larger Mind, Shoken Books, Nova York.
II. EL INTERACCIONISMO SIMBÓLICO
Los principales autores del Interaccionismo Simbólico son Herbert Blumer, George Herbert Mead, Charles Horton Cooley y Erving Goffman. Todos ellos compartieron el interés de analizar a la sociedad en términos de interacciones sociales. El punto de partida se encuentra en las ideas ya expuestas por Robert Ezra Park, de la Escuela de Chicago. Sin embargo, los conceptos de “sí mismo” (George H. Mead), “yo espejo” (Charles H. Cooley) y “ritual” (Erving Goffman), son los que han pasado a la historia como fundamentales para la comprensión del Interaccionismo Simbólico.
Filmer, P. (et al.) (1972) New Directions in Sociological Theory, McMillan, Londres.
Garfinkel, Harold (1967) Studies in Ethnomethodology, Englewood Cliffs, Prentice-Hall.
Giddens, Anthony (1976) New rules of sociological method: a positive critique of interpretative sociologies”, Basic Books, Nova York. Gidlow, B. (1972) “Ethnomethodology. A new name for old practices”, a The British Journal of Sociology, Núm. 4, p. 295-406.
II.1. GÉNESIS Y ANTECEDENTES
Desde 1910, la comunicación en los EEUU está vinculada al proyecto de construcción de una ciencia social sobre bases empíricas. La Escuela de Chicago es su centro. La supremacía de esta escuela vio su fin en vísperas de la Segunda Guerra Mundial.
El campo de observación privilegiado por la Escuela de Chicago es la ciudad como “laboratorio social”, con sus signos de desorganización, marginalidad, aculturación, asimilación; la ciudad como lugar de “movilidad”.
Uno de los principales estudiosos fue Robert Ezra Park (1864-1944), quien fundamentó sus estudios en lo que denominó "ecología humana". Robert E. Park define la ecología como la ciencia de las relaciones del organismo con el entorno que abarca el sentido amplio de las condiciones de existencia; uno de los componentes de la ecología humana es el territorio, y los medios están dentro de éste. Tomando como marco esta definición, se inician nuevos parámetros de estudio donde se observan las competencias entre individuos que tienen la misma cultura y que buscan la interacción entre ésta; se observan, por otra parte, las diferencias sociales y culturales que hacen a cada ser alguien diferente.
Robert E. Park, E.W. Burguess y R. D. McKenzie, en The City (1925), presentan su programa como un intento de aplicación sistemática del esquema teórico de la ecología vegetal y animal al estudio de las comunidades humanas. En sus estudios sobre la sociabilidad en el seno del tejido de la vida urbana, Park admite la dificultad de trazar la línea de separación entre lo biótico y lo social. La obra de Charles Horton Cooley (1864-1929) precedió a Robert E. Park en el análisis de los fenómenos y los procesos de comunicación. Cooley se dedicó a la etnografía de las interacciones simbólicas de los actores, siguiendo los pasos de George Herberd Mead, y fue el primero en usar la expresión “grupo primario” (Cooley, 1909) para denominar a los grupos que se caracterizan por una asociación y una cooperación íntima cara a cara.
La propia opción etnográfica (nota 2) estuvo supeditada a una concepción del proceso de individuación, de la construcción del self o ‘sí mismo’ (Mead, 1934). El individuo es capaz de una experiencia singular, única, que su historia vivida traduce, y está sometido al mismo tiempo a las fuerzas de la nivelación y la homogeneización de los comportamientos.
Con respecto a los medios de comunicación, desde la Escuela de Chicago éstos fueron concebidos como factores de emancipación,
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