El Positivismo en Venezuela
nelidafEnsayo28 de Noviembre de 2012
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Republica Bolivariana de Venezuela
Ministerio del poder popular para la educación
Universidad del Zulia
Facultad de Humanidades y Educación
Mención: Educación Integral
Cátedra: Antropología Cultural
Ensayo
INTEGRANTES:
Br. Cárdena Marileny 22.147.572
Br. Chávez Dariana 22.162.060
Br. Galban Mariagny 21.077.796
Br. Miquelena Rupyasmely 22.463.448
Br. Nieves Génesis 23.458.335
Br. Perozo Johely20.948.975
Br. Rincón Kemberling 22.074.836
Maracaibo, Noviembre 2012
Las ideas del positivismo europeo llegaron a Venezuela entre finales del siglo XIX y principio del siglo XX. De ellas muchos pensadores y políticos tomaron postulados para renovar aspectos de la sociedad y la historia venezolana.
¿Pero donde surge el positivismo? ¿Quienes lo crearon? ¿Cual es su propósito?; antes de establecer la influencia de este movimiento en nuestro país, definiremos que es positivismo.
Buscando el origen etimológico del término positivismo hallamos que el mismo se encuentra en el latín y que está formado por la unión de varias partes, en concreto de tres: la palabra positus que equivale a “puesto”, el sufijo –tivus que puede traducirse como “relación activa” y el sufijo –ismo que es sinónimo de “teoría o doctrina”.
Se conoce con el nombre de positivismo a una estructura o sistema de carácter filosófico que está basado en el método experimental y que se caracteriza por rechazar las creencias universales y las nociones anteriores. Desde la perspectiva de los positivistas, la única clase de conocimientos que resulta válida es el de carácter científico, el cual surge de respaldar las teorías tras la aplicación del método científico.
El positivismo en Venezuela, como en otros países latinoamericanos, se inspiró en el pensamiento filosófico que reinaba en Europa para el siglo XIX. Entre los principios que predominaban en los seguidores de esta corriente en nuestro país, estaban la ruptura definitiva de la realidad cultural impuesta por España en épocas coloniales, pretendiendo restablecer el carácter nacionalista.
Inspirado en las ideas positivistas de Herbert Spencer, quien consideraba a la sociedad como un organismo vivo y dinámico. Además, siguiendo los preceptos sociológicos de Auguste Comte, que pretendía que la misma no mantuviera una estructura rígida, sino que se ajustara a las circunstancias históricas de cada época; imponiendo, en principio, las dictaduras como una etapa necesaria para imponer el orden y el cesarismo democrático.
Entendamos por cesarismo democrático; un sistema de gobierno centrado en la autoridad suprema de un jefe militar, y en la fe en su capacidad personal, a la que atribuyen rasgos heroicos. Este líder, surgido en momentos de inflexión política, se presenta como la alternativa para regenerar la sociedad. Por esto este tipo de gobierno suele presentar algunos elementos de culto de la personalidad.
El positivismo en Venezuela pretendía el paso de sociedades militares a sociedades industriales. Para ello era necesario según algunos pensadores la construcción de vías y caminos, y la transformación de conducta de los pueblos.
Al inicio del siglo XX, el positivismo adquirió mayor fuerza con los estudios realizados donde se interpreto la historia de Venezuela desde la perspectiva positivista; sobre todo para la justificación del régimen de Juan Vicente Gómez como cesarismo democrático, o a su figura como la del gendarme necesario.
Laureano Vallenilla Lanz; escritor, periodista, sociólogo e historiador, uno de los principales representantes del pensamiento positivista venezolano, en su libro el Cesarismo Democrático establece, después de un análisis de la violencia política, social y militar de la Guerra de la Independencia y su continuidad en el transcurso del resto del siglo XIX, concluye en la tesis de que solo la figura de un gendarme o caudillo necesario resolvería esta situación de inestabilidad en función de una paz verdadera.
En una de sus defensas Laureano Vallenilla Lanz escribe que el propósito que inspira su libro Cesarismo democrático es “contribuir a la elaboración de un sentimiento nacional”.
¿De donde emerge el libro del Cesarismo democrático? Las fuentes filosóficas principales de Vallenilla Lanz son Comte y Spencer, de estos autores saca sus objeciones “contra la constitución democrática y contra el régimen representativo y federal imperante en Venezuela”. Las leyes no se crean en función de darle solución a las necesidades, de facilitar el camino al progreso, sino al contrario, primero se alcanzan las bases de la prosperidad y después se elabora la legalidad. El derecho efectivo precede al derecho escrito.
Otra pregunta necesaria es ¿Que entiende por cesarismo Vallenilla Lanz?, se “denomina cesarismo el sistema de gobierno autocrático, donde una sola persona ejerce todos los poderes del Estado”. Pero ahora bien ¿Por que Vallenilla afirmaba que era necesario un gendarme?
El Gendarme necesario es una teoría elaborada bajo el signo del positivismo en los primeros años del siglo XX. Justifica la privanza de un gobernante de carácter autoritario como consecuencia de la incapacidad transitoria del pueblo para el ejercicio de la democracia.
Según esta teoría, las características de las etnias que formaron en la Colonia el mestizaje venezolano, moldeado por el clima y el medio tropicales y constituido en rasgo permanente por la herencia biológica y cultural, producen una colectividad orientada hacia la inestabilidad y la disgregación, mediante esto surge la figura del caudillo rural como eje de la conducta social y único factor de coherencia y contención; el caudillo aprovechando su carisma accede al poder de manera informal y difusa por medio del reconocimiento de la multitud, esto gracias a su poder de liderazgo en masa.
De esta manera podemos establecer que Vallenilla alegaba que era necesaria la llegada de un militar al poder para poner en orden todos los asuntos de una nación, este debía ser considerado como un héroe, figuras caracterizada por un sentido trascendente de divinidad, profecía, poesía, sacerdocio, creatividad y mando; en otras palabras debía ser semidiós para el culto permanente del pueblo.
De acuerdo a lo dicho es evidente que la historia se ha repetido ya hace poco mas de una década, para ser exactos desde el 02 de febrero de 1999 Venezuela volvió a llevar al poder a un militar Hugo Rafael Chávez Frías.
En 1992 junto a otro grupo de oficiales, el teniente coronel Hugo Chávez intentó dar un golpe de Estado a Carlos Andrés Pérez, quien por segunda vez había logrado ganar la presidencia. La intentona nunca tuvo gran sustancia ideológica. Por más que el gobierno actual se empeñe en resemantizar esa fecha, celebrándola hoy como “El Día de la Dignidad” y el inicio de la “revolución”, quien se asome a los documentos del grupo golpista, encontrará invocaciones al nacionalismo bolivariano y mucha crítica moral a las élites políticas y económicas que dominaban el país. Más que una propuesta de país, tenían un proyecto de poder.
Detrás de todo el complejo proceso político y cultural, respira una vieja tradición latinoamericana. Chávez ha refundado el caudillismo. Ha resucitado el viejo fantasma del militarismo y le ha otorgado una nueva retórica, una contemporaneidad simbólica distinta, que combina la solemnidad del poder y la versión melodramática de la historia con la que el continente se entiende a sí mismo, se conmueve y se expresa. “Amor con amor se paga” es una de sus consignas favoritas, ha convertido la política en una experiencia afectiva, lo que mejor administra es la esperanza de los pobres provechándose de sus carencias y de la indiscutible carisma que acre.
Hay una vocación militar contundente, un afán de celebridad, un talento comunicacional prodigioso, un gran olfato político, un ansia de poder sin límites… Hay, además, un Estado a su servicio, convertido ya en una inmensa industria mediática
Chávez ha reordenado lentamente el poder alrededor de su persona. El mapa del Estado y de las instituciones se ha trabucado en una organización militar, casi religiosa, donde él es el único centro. Incluso la Asamblea Nacional, dominada totalmente por el oficialismo, le otorgó un poder habilitante, renunciando así a sus propias funciones y delegando en la figura del presidente la prioridad de crear una nueva legislación. De esta manera, muchos de los cambios constitucionales que fueron rechazados en el referendo del 2007 se han terminado imponiendo por la vía del decreto presidencial. La legalidad se ha trabucado en un trámite. Se trata, en el fondo, de la misma violencia que se propuso en 1992. Solo que ahora se ejerce de otra manera, por otros caminos, con procedimientos más sutiles y supuestamente legítimos.
Nada de esto, probablemente, se podría dar sin la condición petrolera que define de manera crucial a Venezuela. Ese rasgo crea una diferencia enorme con el resto de los países de la región. Se trata de un país donde llenar un tanque de combustible resulta más barato que comprar una lata de refresco.
Las ventajas del petróleo han podido servir para configurar un nuevo estilo social, para oxigenar las relaciones de grupo y fortalecer el sentido del pueblo, que
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