El Sujeto Etico
19892528 de Marzo de 2014
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1. Moral y Sociedad
Son las reglas o normas por las que se rige el comportamiento o la conducta de un ser humano en relación a la sociedad (normas sociales), a si mismo, y a todo lo que lo rodea.
La sociedad es el conjunto de individuos que comparten una cultura, y que se relacionan interactuando entre sí, cooperativamente, para formar un grupo o una comunidad.
2. Conciencia moral
Conciencia moral y conciencia psicológica
Conciencia moral es el proceso psíquico relacionado con la constitución del ideal del Yo y del súper Yo. Es el juicio de la razón por el cual la persona humana reconoce el bien y el mal en el acto concreto que ha realizado anteriormente, que está haciendo en este momento, o que piensa realizar más adelante.
La conciencia psicológica es el conocimiento íntimo que tiene el propio ser humano de sí mismo y de la realidad que lo circunda y lo limita. Esta conciencia tiene como centro el Yo, que se diferencia del Tu (o el otro) y del súper Yo (que viene a ser una categoría moral). Los psicólogos señalan que el Yo es el centro de las actividades psicoespirituales, tanto como centro de unidad, de la actividad personal, de la intimidad pura y de la auto certidumbre.
Los principios de la conciencia moral
Hay que obedecer a la conciencia cuando ciertamente ordena o prohíbe
Nadie debe obrar si su conciencia no está moralmente cierta de que el acto es bueno.
En caso de perplejidad la conciencia debe optar por lo que se considere el mal menor. Si las razones se equilibran, puede tomarse cualquiera de las alternativas.
En caso de duda el remedio puede estar, en parte, en un consejero prudente.
Una ley dudosa no obliga, de manera que puede seguirse una opinión sólidamente probable.
Un hecho no se presume, debe probarse.
Un acto se considera válido hasta que se pruebe lo contrario.
En la duda hay que aceptar a favor del superior o interprete de la ley.
Hay obligación de procurarse una conciencia verdadera y normal.
Como hemos visto, la ética está al servicio de la madurez y de la sinceridad de la conciencia humana y debe comprometerse constantemente a la formación de la misma, de tal forma que las personas aprenden a tomar sus decisiones y a valorarlas rectamente.
Algunos de los medios para ello son estos:
Practica del examen general de conciencia.
Lectura cuidadosa de buenos moralistas y de vida ejemplares.
Sacrificio de renuncia y ejercicio de la voluntad.
Frecuentar a personas de buen criterio moral.
La conciencia como norma de la moralidad
La c. actualizada internamente la norma objetiva de moralidad en una situación determinada y de cara a una decisión concreta. Por más que esta función receptiva no puede concebirse como mera pasividad, por más que la c., sobre la base de la reverencia y del amor personales, ejerza una actividad creadora, en el hallazgo del bien debido, de sus delicadas condiciones y de sus posibilidades de irradiación, por más que ella elabore todo el caudal del saber personal y de la experiencia moral de la vida, sin embargo, con la misma insistencia hemos de entender la c. como instancia mediadora, en el sentido de que ella no pone autónomamente las normas morales . La c. introduce en nosotros (hace propias) las normas objetivas. La relación entre la norma objetiva y la c. no podemos concebirla a manera de dos magnitudes concurrentes. La “ley” objetiva es voluntad y orden de Dios en su obra y acción, que se manifiesta en la c. del hombre que vive en la creación y en la historia de la salvación.
Para la orientación moral dentro de una situación
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