El crimen como problema social

El crimen como problema social

Universidad: Ana G Méndez

Programa: Introducción a las Ciencias Sociales

SOSC 101

Rosana Cesar

S01150129

          Los términos crimen y delito son dos conceptos tipificados en el campo legal, pero suelen confundirse. En un sentido general, ambos conceptos son sinónimos, aunque su mayor diferencia se encuentra en el grado de severidad de cada uno. Por un lado el concepto de crimen, que se define como toda acción que se realice al margen de la ley. Se encuentra tipificado en el código penal como un delito grave, es decir, que para que una acción se considere crimen como tal, debe ir de grado medio a incluso grave. Por otro lado, se denomina delito a toda acción que se realice transgrediendo la ley escrita. Al igual que el crimen, también se encuentra tipificado en el código penal, pero como una acción de leve a moderada que causa daños o prejuicios hacia otras personas. Los criminólogos suelen agrupar los delitos en distintas categorías y ellas son: delitos violentos, delitos contra la propiedad, delitos de cuello blanco, delincuencia o crimen organizado y delitos consentidos o sin víctimas.

          Los delitos de violencia son aquellos en los cuales se infringe daño físico hacia otra persona. En algunos casos la violencia por sí misma es un delito pero en otras ocasiones la violencia se utiliza para la comisión de otro delito como el robo. De acuerdo a la Oficina Federal de investigaciones (FBI), se consideran cuatro tipos de delitos como violetos. Estos son: el asalto agravado, robo violación forzada y asesinato. Los delitos de violencia suelen acompañar a otros delitos también y convertirse en la piedra basal de los mismos. Por ejemplo, el secuestro no es considerado delito de violencia en los Estados Unidos pero si se emplea la fuerza sobre la víctima, adquiere la clasificación de delito de violencia.

          Los delitos contra la propiedad son delitos de robo en los cuales se ejerce la fuerza o la amenaza contra un individuo. Se les denomina de propiedad porque atentan contra el patrimonio de las personas. Entre este tipo de delitos se encuentran la destrucción de la propiedad y los delitos de toma ilegal y forzada de una propiedad en contra de la voluntad de los propietarios.

          Los delitos de “cuello blanco” son aquellos cometidos por individuos profesionales o de negocios con alto status social y con una imagen positiva que les permite evitar la estigmatización de ser vistos como delincuentes. Dichas personas aprovechan su posición de poder para delinquir. La imagen positiva que poseen les permite generar una confianza hacia los demás  que les facilita cometer los fraudes o delitos. Entre los delitos que se destacan en esta categoría son la malversación de fondos públicos, la corrupción, la evasión de impuestos y el lavado de dinero.

          Los delitos de crimen organizado son perpetrados por grupos estructurados, cuya finalidad es cometer actividades ilícitas con el propósito de obtener beneficios económicos. El crimen organizado se ha convertido en un fenómeno mundial contemporáneo que abarca distintas estructuras de carácter político, social y económico. Entre sus características principales se encuentra su modo de organización, el cual se asemeja a una estructura empresarial. Están compuestos por una enorme estructura jerárquicamente organizada, así también como por una estructura  organizacional, ya que cuentan con cuerpos de seguridad autónomos y sistemas de comunicación avanzados. En esta categoría se distingue los delitos de tráfico de drogas y armas, tráfico ilegal de personas, pornografía infantil y extorción.  

          Finalmente, los delitos sin víctimas, también conocidos como  crimen consensuado que se refiere a un crimen que no daña directamente a una persona o propiedad. Los delitos sin víctimas son aquellos que hacen referencia a “conductas que implican siempre una transacción o intercambio voluntario entre adultos de bienes y servicios con una fuerte demanda y legalmente proscritos (prostitución, salud pública, auxilio o inducción al suicidio)” (Edwin M. Schur, 1965)

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