ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

El roble y la rosa


Enviado por   •  13 de Julio de 2016  •  Apuntes  •  1.047 Palabras (5 Páginas)  •  521 Visitas

Página 1 de 5

El roble y la rosa

Cuando hablamos de la dureza, fuerza y valentía que demuestran los hombres nos referimos a, “es duro como un roble”, sabiendo que el mismo es un árbol muy fuerte de gran altura, de raíces tan grandes y profundas que son casi imposible romper y con un gran esplendor de sus ramas que dan sombra a todos los que en algún momento en el camino se refugian en él, para ser acobijados y protegidos. Así mismo, al referirnos a la belleza y el temple de una mujer la comparamos con las rosas, que son la expresión más hermosa de una dama.

Es un momento oportuno, para dar ese homenaje a un gran roble que tenemos en nuestro jardín, un hombre que durante algo más de nueve décadas, se ha ido formando y echando raíces hasta llegar a ser aquel árbol gigantesco, fuerte y con gran esplendor, que nos ha dado su sombra, su amor y su protección. Aquel roble que durante tantos años a permanecido intacto a las  embestidas de la naturaleza y al paso de los años, que sin lugar a dudas lo han debilitado un poco, pero aún sigue fuerte, frondoso y luchando día a día por seguir protegiendo sus retoños, les hablo de mi nono, como cariñosamente y orgullosamente digo mi nono, Jesús Albarracín, ese roble que a su paso por la vida dio grandes frutos nacidos de una gran mujer,  fuerte y hermosa mujer la nona Elena, doña Elena, como muchos le solíamos decir a esa hermosa rosa, aunque como toda rosa tenía sus espinas bien precisas y no era para dañar a nadie solo para protegerse y proteger sus botones que iban creciendo poco a poco alrededor del jardín formado por el roble y la rosa. Seguramente el camino no fue fácil, pero hoy en día todos estamos sumamente orgullosos de haber nacido y crecido en esta familia, la familia Albarracín Suescun.

   Hoy día, el jardín está bastante grande ha crecido tanto que hasta en otras latitudes están las semillas del roble y la rosa que lo formaron, un total de once retoños se dieron de esa bella unión, aunque algunos nos dejaron un poco antes sin avisarnos y sin tiempo para decir adiós, sin embargo, la familia sigue fortaleciéndose creciendo y creciendo dando más retoños y raíces, uno siempre junto al otro amparados por las ramas del roble.

        En otra época, me remonto a la niñez, recuerdo al nono trabajando como siempre construyendo y edificando la cuidad con sus tenazas y cabillas, dando las bases a las nuevas construcciones del pueblo; al igual que lo hizo en la familia, nos dio esas grandes bases de amor, respeto, solidaridad, compromiso y muchos saberes que nos han permitido ser hombres y mujeres de bien, pasando esas enseñanzas de generación en generación fortaleciendo la unión familiar.

        Así mismo, recuerdo la nona siempre trabajadora y poco después entregada a la religión y la crianza de sus hijos y nietos que aunque ya adultos todavía los educaba y corregía sin ningún reparo por parte de ellos. Recuerdo aquellas tardes de enseñanza no formal que nos daba el nono cuando nos comentaba y hablaba de política sin ser político, de historia sin ser historiador, de economía sin economista, y de tantas cosas que aun con el paso del tiempo están arraigadas y forman parte de mi aprendizaje, con aquellas frases “claro  por allá en mil novecientos y dele…”; “claro el hermano de…, primo de… hijo de…”, contaba con gran entusiasmo sus vivencias y anécdotas, como cuando fue militar allá en Maracay en los cuarenta y decía “los militares ahora no son militares no saben nada, parándose firme a un civil , eso en mi época no se veía…” refiriéndose al actual presidente de la República que los generales se le paran firme sin ser un verdadero militar; contaba cuando repartía pan con el compadre Jorge Pérez por los lados de la revancha, rio chiquito y la petrolea; contaba sus días cuando se echaba las “perras locas” y llegaba listo a dormir,  tuve la dicha de tomarme unas  cervezas con el nono, cuando  lo llevábamos a la palmita a la última lagrima y después para “cuqui”, y al llegar a la casa escuchar la nona regañándonos y peleando por traer al nono borracho, son tantas historias, vivencias y aprendizajes que obtuvimos todos los de la familia  de ese gran señor, de ese gran roble.

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (6 Kb) pdf (57 Kb) docx (183 Kb)
Leer 4 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com