Ensayo donde esta la franja amarilla

UN PAIS CON AMNESIA

¿Dónde está la franja amarilla? es un libro escrito a manera de ensayo por William Ospina en marzo de 1996. Su título surge de una metáfora con respecto a la bandera y los partidos políticos tradicionales. En éste, intenta responder a una pregunta realizada a él por una amiga norteamericana.

No entiendo, con el país que ustedes tienen, con el talento de sus gentes, por qué se ve Colombia tan acorralada por la crisis social; por qué vive una situación de violencia creciente tan dramática, por qué hay allí tanta injusticia, tanta inequidad, tanta impunidad. ¿Cuál es la causa de todo eso?1En este presente ensayo se tratara a modo de reflexión los principales temas de este libro.

Las grandes respuestas siempre nacen de una gran pregunta y es que esta en la naturaleza humana hacerse cuestiones y tratar, a cualquier costo, de llegar a la razón de estas y de escoger la menos absurda.

El autor empieza  afirmado que en realidad Colombia, a pesar haber sido dotada de  una inmensa  cantidad de dones, está pasando por una tremenda crisis  a nivel económico, político, educativo, social y en toda su plenitud. Colombia es en el planeta el país con mayor índice de criminalidad, en el cual muchos de los ciudadanos están desamparados, gran parte de la población vive en extrema pobreza y existen alarmantes condiciones de ineficiente burocracia, impunidad y corrupción.

Esto es un hecho innegable, hasta el más tonto de los tontos o hasta el más ciego de los ciegos es consciente de la increíble miseria y corrupción que gobierna  a nuestro país, pero el hecho que más perpleja al autor, y el cual comparto su pensamiento, no es la crisis social, o la dramática y creciente situaciones de violencia que se vive, ni la injusticia, ni la inequidad, ni la descarada impunidad, estos actos de maldad pura han sido los mismos que se han repetido desde los mismos inicios de la historia del hombre. Los seres humanos somos egoístas, avaros e injustos por naturaleza. Pero lo que sí es pasmoso es que en medio de toda esa opresión no se escucha un solo sutil susurro de quejas ni protestas. Las mentes de las personas han sido hipnotizadas y embrutecidas  por las fuerzas del estado, no tiene el valor de enfrentarlo, de darse la dignidad que se merecen, de honrar la tumba de nuestros mayores, de hacer cumplir nuestros derechos, de no dejarnos pisotear de nadie, fue ese espíritu de libertad que hizo en  un principio de Colombia una nación orgullosa de sus colombianos, llena de honor, libertad, orden y justicia para todos. Pero hemos perdido ese espíritu a medida que dio paso el tiempo. Es pues nuestro deber recobrar esa llama que está a punto de extinguirse y contagiar como un virus de libertad a todo el pueblo colombiano con nuestra pasión.

Dejemos de pensar que este país le pertenece a unos pocos privilegiados que lo gobiernan a su merced y pensemos y digamos con propiedad, con la certeza que estamos en lo correcto que Colombia es tuya, es mía, es de todos los que amamos esta hermosa nación, con sus sublimes campos. Montañas, mares y desiertos, su heterogénea fauna y flora, su multiétnia  y pluriculturalidad, así como Dios le entrego la tierra de Canaán a los hijos de Israel, aunque tuvieron que dar la batalla para conseguirla, así Colombia es nuestra tierra prometida y debemos luchar contras esos cananeos que quieran apoderarse de ella.  Esos que se han repartido el poder durante siglos, esos que han vendido el país a los mejores postores, esos que nos lavan el cerebro con los discursos elocuentes y con los medios de comunicación que nos pintan con colores brillantes que el país está en su mejor momento cuando en realidad está en su peor situación. Esos que se avergüenzan de su tierra y quieren ser europeos, esos que aborrecen a sus hijos ya que solo piensan en su presente y no en el futuro de ellos.

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