ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Estado Civil


Enviado por   •  10 de Agosto de 2013  •  4.528 Palabras (19 Páginas)  •  271 Visitas

Página 1 de 19

Desde una perspectiva jurídica se puede explicar el estado civil como el conjunto

de situaciones en las que se ubica el ser humano dentro de la sociedad,

respecto de los derechos y obligaciones que le corresponden, derivadas de

acontecimientos, atributos o situaciones, tales como el nacimiento, el nombre

la filiación, la adopción, la emancipación, el matrimonio, el divorcio y el

fallecimiento, que en suma contribuyen a conformar su identidad.

Es entendible la identidad como el conjunto de rasgos propios de un individuo

o de un pueblo o nación que los caracterizan frente a los demás, lo

que da lugar a que haya una identidad personal o individual y una identidad

nacional, por lo que si hablamos de derecho humano a la identidad, nos

referimos al derecho subjetivo de toda persona física a que se le respeten sus

propias peculiaridades que lo distinguen del resto de los seres humanos, aun

cuando algunas de ellas las comparta con los miembros de su colectividad,

porque el derecho individual a la identidad no se desprende de la identidad

social de grupo, sino que deriva de su status de ser humano cuya identidad

no es exactamente igual a la del grupo, ya que la de éste es el género, en tanto

que la identidad del individuo es la especie.

El derecho humano a la identidad atañe a los atributos de la personalidad:

nombre, estado civil, domicilio, capacidad, patrimonio y nacionalidad, pero

también concierne a su entorno familiar y social: filiación, parentesco, lenguaje,

tradiciones, religión; lo mismo que a cuestiones étnicas, biológicas y

genéticas: raza, cromosomas, genes, adn, por ejemplo.

El nombre de cada ser humano es fundamental para establecer su identidad,

por ello conviene hacer, acerca de él, algunas reflexiones. En la antigua

Roma, la palabra nomen, nominis (en español, nombre), hacía referencia a

la palabra —diferente en cada caso— usada para designar a cada uno de los

seres y objetos a efecto de individualizarlos y, además, diferenciarlos de los

demás. Mas, la práctica de imponer nombre a cada uno de los seres humanos

12

no se inicia en Roma, proviene de tiempo inmemorial, sin que se tenga noticia

de que haya habido pueblo alguno en que no se haya atribuido nombre

a cada uno de sus miembros; entre los antiguos hebreos, el hijo recibía su

nombre, por el que sería conocido y llamado el resto de su vida, al octavo día

de nacido, en la ceremonia de la circuncisión. Así ocurrió con Moisés, Isaías,

Ezequiel, Daniel, Jeremías, Salomón y David.20

Entre los griegos se usaban nombres individuales impuestos a los niños a

los diez días de nacidos, por lo general, el hijo mayor recibía el nombre del

abuelo paterno, y a los demás se les asignaban nombres iguales a los de otros

miembros de la familia, y el día que cumplían dieciocho años, eran inscritos

en el registro de su demos.21 Tanto en la monarquía como en la república, el

nombre se dividía en tres partes: el prenomen o nombre individual, que se

asignaba al niño al noveno día de su nacimiento; el nomen gentilicium, que

identificaba la gens de la que formaba parte; y el cognomen, o sobrenombre,

que hacía referencia a la rama de la gens. Durante el Posteriormente, se llegaron

a imponer hasta treinta sobrenombres a los grandes personajes, especialmente

los emperadores, práctica que perduró entre las familias reales hasta

inicios del siglo pasado. La distinción entre el nomen, el pronomen y el cognomen,

se perdió en las vísperas de la caída del Imperio Romano de Occidente,

lo que aunado al uso de nombres bárbaros, produjo una gran confusión.22

En España, los pobladores originarios usaron nombre único, como Argantonio,

Mandonio, Alorco y Viriato, entre otros de sus caudillos, situación

que se mantuvo con la invasión de los bárbaros, como lo prueba el caso de los

reyes godos Ataulfo, Teodoredo y Turismundo. A partir del siglo ix se empezó

a añadir en España, al nombre individual, un apelativo para diferenciar a los

individuos, ya fuera el nombre del padre, de suerte que ya no era sólo Fernando

sino Fernando Gonzalo, para indicar a Fernando, hijo de Gonzalo, o con

el mismo fin, mediante la desinencia o el sufijo “ez” que convertía a Fernando

Gonzalo en Fernando González; o bien con el sufijo “iz” que transformaba a

Carlos, hijo de Ruy, en Carlos Ruiz.

Otra de las formas para configurar los apelativos, fue la de que hicieran

referencia a una característica física: Calvo, Chaparro, Moreno, Delgado,

20 Ver Javier Tapia Ramírez, Introducción al derecho civil, México, McGraw-Hill, 2002,

p. 117.

21 Ibidem.

22

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (30.6 Kb)  
Leer 18 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com