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Etnografía de día de muertos


Enviado por   •  29 de Octubre de 2021  •  Documentos de Investigación  •  1.706 Palabras (7 Páginas)  •  125 Visitas

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DIA DE MUERTOS EN SANTIAGO TULYEHUALCO, UNA TRADICION CON SABOR A RECUERDO.

Desde que entras a la casa de la familia Martínez Torres se percibe el olor a cempasúchil que caracteriza estas fechas de día de muertos, o como es llamado en varias zonas de la República, todos santos. El anafre junto a 15 kilos de carbón, la carne previamente sazonada y marinada, las cebollitas y nopales que acompañaran la “bisteciza” y las salsas elaboradas muy temprano en la mañana por las manos de la matriarca de la familia, están sobre la mesa cerca de la puerta listos para subirlos a los carros que los llevaran a su destino, el panteón del pueblo.

El dos de noviembre es el único día que la familia Martínez celebra el día de muertos, aunque la ofrenda de la casa se puso desde el 30 de octubre la familia considera como día fuerte solo el dos de noviembre y este es dedicándolo desde la mañana hasta muy altas horas de la noche a recordar a su muertos y no desde el primero o el treinta como en otros pueblos.

En el camino hacia el panteón del pueblo, las hijas del matrimonio Martínez Torres, Laura, Chave, Pilar, Luz María y Bety, recuerdan anécdotas de su padre ya fallecido y de su hermano Rafita, el hijo mayor del matrimonio, quien perdiera la vida a consecuencia de cáncer en los huesos.

El único hijo varón vivo del matrimonio, es quien ha tomado las riendas de la familia y toma las decisiones más importantes, pero también es el que más aporta económicamente a la familia y a su madre viuda. Esta fecha no es la excepción, pues como cada año se le consulta al único hermano sobre las actividades y cómo será el itinerario familiar. Teme, como le dicen de cariño, ha decidido llevarle mariachi a su hermano y a su padre que en vida llevara el apodo de Charro, un médico muy querido y reconocido en los alrededores de Santiago Tulyehualco.

Una de las formas en la que la cultura mexicana ha formado a sus hombres es esa, en el caso de que falte el padre, el hijo varón mayor es el que queda en su lugar como jefe de familia y toma las decisiones importantes, en el caso de la familia Martínez Torres, al faltar el padre y el hermano mayor, esta obligación recae en el único hijo varón con vida, Gustavo.

Al llegar a la entrada del panteón del pueblo, el olor a copal e incienso invade el aire, los puestos alrededor de la entrada con las clásicas gorditas de manteca que año con año se ponen en el mismo lugar, los puesto de flores y botes de aluminio para poner las flores, las bolsitas de cempasúchil deshojada para adornar la tumbas, cirios y veladoras es lo que más puede verse en los alrededores de la entrada principal del panteón de Tulyehualco.

Entrando al panteón se ve un mar de gente que invade casi todos los accesos, lonas que abarcan más de 6 tumbas para evitar el sol y más tarde la lluvia, anafres con carbón encendido, hieleras con refrescos, tequila y cerveza, niños disfrazados y adultos cantado y adornando, o enflorando como ellos le dicen, las tumbas de sus seres queridos es lo que más se percibe desde la entrada. Los Mariachis, norteños y una que otra banda, se pueden escuchar por donde se camina para llegar al punto donde la familia Martínez Torres tiene a sus familiares acaecidos y donde será la reunión este año, junto a la familia Texocotitla.

Los pequeños anafres sobre la tumbas con copal, que es considerado el alimento de los dioses y uno de los principales elementos el día de muertos, es lo que , según la tradición mexicana, hace que nuestros difuntos puedan llegar a las ofrendas que les ofrecemos y comunicarse con nosotros.

Llegando a la tumba de la Tía Tere Texocotitla, la familia se saluda con un caluroso abrazo y una seña de que el tequila y el pulque está esperando. Al llegar cada uno de los integrantes de la familia brinda con un tequila derecho por sus familiares fallecidos, pasan a las tumbas cercanas y dicen palabras a los altares previamente adornados.

Este año la celebración se lleva al rededor de la Tía Tere, por ser la más “fresca” es decir, la que falleció recientemente. Aunque la familia Martínez y la familia Texocotitla gozan de buena posición económica, aun no le ponen lápida, pues es signo de humildad y comunión con la vida de pobreza que llevaba Jesús y deben esperar de uno a dos años ya que el alma de la tía Tere este con Dios para poder ponerle la lápida, el epitafio y los floreros, ponerlo antes sería considerado una negación a sus orígenes humildad y eso no permitiría la entrada al paraíso.

En cuanto a la comida y la celebración en el panteón de Tulyehualco, este día en especial se desayuna y se come con los muertos, se lleva el desayuno ya preparado. En esta familia se acostumbra el atole y los tamales de hoja de maíz, se

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