Fake news y Politica
rosaserick26Ensayo23 de Noviembre de 2020
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Universidad Central de Venezuela
Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas
Escuela de Estudios Políticos y Administrativos
Cátedra: Introducción a las Ciencias Sociales
¿Cuáles son las posibles relaciones entre Política y los Fake News?
Ensayo
Profesor: Edgar Pérez Pereira Autor: Erick J. Rosas M.
C.I: 28.313.935
Ciudad Universitaria de Caracas, Marzo de 2020
La persona que desea (...) no tener que preocuparse de la política acaba siendo el aliado inconsciente de quienes consideran que la política es un obstáculo.
Bernard Crick, En defensa de la Política.
Resulta oportuno recordar que la política es una dimensión ineludible de la vida humana. Cabe decir que, uno de los elementos más importantes para alcanzar el éxito en ella es la comunicación. Para los involucrados la comunicación es un instrumento valioso en la transmisión de información, la difusión de las ideas, el conocimiento de los hechos y también de los objetivos que se han de lograr.
En tal sentido, las noticias son las encargadas de difundir dicho contenido mediante los medios de comunicación, proporcionándole un punto clave y valor fundamental en los planes políticos para el cumplimiento de la finalidad que se quiera lograr.
A partir de las consideraciones anteriores se desprende la siguiente interrogante:
¿Se puede establecer una relación entre la política y los fake news?
Por lo que el objetivo de este ensayo, tomando como referencia Díaz (2004) “es ser un vehículo de comunicación que considera lo estético y lo científico” (p.108) al momento de realizar precisiones conceptuales sobre cómo pueden influir los fake news en la política.
Pero para establecer esta relación o posibles relaciones es necesario en primer lugar, fijar una serie de definiciones a continuación: ¿Qué es la política? Y ¿Qué son los fake news?
La política posee una infinidad de conceptos y definiciones, puesto que, según Sartori (1979) “el lenguaje es un universo de signos provistos de significados. De otro modo: el lenguaje está constituido por palabras y significados. Lo que debe de establecerse de inmediato es que cada palabra corresponde muchísimos significados” (p.17). Efectivamente y en concordancia con el criterio del autor la política es un término difícil de definir al ser una palabra que está cargada con diferentes usos de significados.
En ese mismo sentido, para el presente ensayo se tomara como definición de política una que postula el autor Bilveny (2008) en la que, según él, plantea: “la política es una clase de relación, de red de relaciones y de sistemas, en último término, para establecer relaciones” (p.34).
Precisando de una vez, es posible inferir por medio del criterio de este autor que la política es una realidad social. Es decir, la política está por antonomasia en los asuntos públicos, en cómo se relacionan los sujetos en la sociedad y de la misma forma la política está presente en la realidad como un fenómeno social.
Los fake news al igual que la política no tienen una definición absoluta. La Universidad de Cambridge (2014) describe los fake news como “historias falsas que parecen ser noticias, difundidas en Internet o utilizando otros medios, generalmente creadas para influir en opiniones políticas o como una broma” (párr.1). Adicionalmente agrega en un siguiente párrafo que, “existe preocupación sobre el poder de las noticias falsas para afectar los resultados de las elecciones” (párr.2).
Mientras el diccionario de la Universidad de Oxford (2016) define los fake news como “información falsa que se difunde o publica como noticias con fines fraudulentos o con fines políticos” (párr.1).
Tal como se observan, las noticias falsas o fake news son un tipo de manipulación que consiste en un contenido seudoperiodístico difundido con la ayuda de los medios de comunicación, portales de noticias, prensa escrita, radio, televisión o redes sociales cuyo objetivo es la desinformación. Sobre las bases de las consideraciones anteriores, las noticias falsas se emiten con la intención deliberada de engañar, inducir a error, manipular decisiones personales, desprestigiar o enaltecer a una institución, entidad o persona; y obtener ganancias económicas o rédito político de ello. Todo destinado a un público objetivo.
En fin, cualquier intento de definición siempre lleva a una inexorable conclusión ligada con el acto de mentir con intencionalidad, falsedad y premeditación.
Por lo tanto, las noticias falsas pueden llegar a tener un potencial increíble. El propósito de una noticia falsa no es simplemente desinformar, sino también influir en el público para lograr acciones o comportamientos específicos: cambiar una opinión política, afectar resultados electorales, sabotear la reputación de una institución o de una persona.
Según la investigación realizada por el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y publicada en la revista Science (2018). En relación con el artículo se postula una conclusión sobre las mentiras, y es que estas se esparcen más rápido que la verdad. Abriendo paso de esta manera a un futuro en el que las noticias falsas, la fabricación de mentiras y la manipulación de la verdad sean la principal fuente de información en la mayoría de las naciones occidentales.
Aunque parece un fenómeno de la modernidad y las tecnologías. La fabricación de información no es nada nuevo, como observó la columnista Natalie Nougayrède del periódico The Guardian (2018) expresó que:
El uso de la propaganda es antiguo, pero nunca antes había existido la tecnología para difundirla con tanta eficacia, y rara vez el estado de ánimo del público ha sido tan febril. Si antes era deseable identificar mentiras y distorsiones, ¿no es ahora una autodefensa esencial? (párr.12).
En ese mismo sentido, es importante entender el contexto histórico cuando se indaga y reporta sobre manifestaciones contemporáneas. Esto mismo es lo que ha sido denominado por el informe para el Consejo de Europa por la coalición sin fines de lucro First Draft (2017) como el “desorden informacional” del siglo XXI.
Adicionalmente, la cultura occidental hereda muchas costumbres de los romanos y una de ellas son las noticias falsas y la burla, convirtiéndolas en un arma política. Tomando como referencia el artículo de Kaminska (2017) la desinformación y propaganda han sido características de la comunicación humana desde al menos los tiempos romanos, cuando Marco Antonio conoció a Cleopatra. Octavio lanzó una campaña de propaganda en contra de Marco Antonio con el fin de arruinar su reputación. Dicha campaña fue compuesta de frases cortas que se grababan en monedas. Estas frases pintaban a Marco Antonio como un mujeriego, un borracho y además un simple títere de Cleopatra. Tiempo después, Octavio se convirtió en Augusto, el primer emperador romano, y sus tácticas de “noticias falsas” le permitieron partir el sistema republicano de una vez para siempre.
La invención de la imprenta de Gutenberg en 1493 amplificó drásticamente la difusión de la desinformación. Esta incluso condujo a la primera gran farsa periodística, también conocida como “El Gran Engaño de la Luna” (The Great Moon Hoax) de 1835, donde el periódico New York Sun publicó seis artículos sobre el descubrimiento de vida en la luna. Por esta razón, los conflictos, los cambios de régimen y las catástrofes se convirtieron en indicadores para la diseminación de la desinformación (Thornton, 2000, p 89-100).
El “filosofo a martillazos” (1888) Nietzsche escribió “no hay hechos, solo interpretaciones”. Esta afirmación niega la posibilidad de registrar una verdad objetiva, afianzando un relativismo desde el que todo es interpretación y nada más.
Así mismo, con el comienzo del siglo XX hubo una desconfianza en la ciencia como fuente absoluta de verdad. Lo que Ernesto Sábato manifestaba, “la misma ciencia que nos iba a traer el paraíso que el Medievo no nos trajo esa misma ciencia me trae un tanque de guerra”. Así comienza en el siglo XX a considerarse que quizás la verdad no es científica, rompiéndose el paradigma cientificista.
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