Fenómeno De La Corrupción
Gonzalo13057 de Octubre de 2014
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FENÓMENO DE LA CORRUPCIÓN
La corrupción es un fenómeno complejo y en muchos casos es el resultado de problemas profundamente arraigados de distorsiones en las políticas, incentivos institucionales, y gobernancia.
Por consiguiente, no se puede simplemente tratar el tema con decretos que proscriben la corrupción.
De hecho, en casi todos los países la conducta corrupta está prohibida por la ley. Sin embargo, en más casos que se quiera admitir, el esfuerzo para atacar la corrupción ha sido limitado. Ello se debe a que por definición en muchas economía, especialmente aquellas en desarrollo y transición, las instituciones judiciales, medios de sanción, la policía, y otros organismos legales no son fiables; porque el estado de derecho es muchas veces frágil y, por tanto, puede ser capturado por intereses corruptos.
Pero la corrupción no se limita a estas economías. En países desarrollados, los incentivos impositivos, las normas de conducta, y las actitudes generales frecuentemente facilitan la movilización de recursos para la corrupción. Es más, en muchos casos, empresas de países desarrollados que invierten y operan en zonas emergentes “compran” favores y fomentan la corrupción aprovechandodebilidades institucionales obteniendo posiciones privilegiadas. De hecho, “el abuso de un cargo público para beneficio personal”, como la corrupción generalmente se define, ocurre en países ricos y pobres y se tiene que atacar tanto en los sitios donde los pagos originan como donde se reciben. No obstante, donde los sistemas de gobierno público son débiles o están ausentes, las circunstancias son más precarias y propensas a la corrupción.
Implicaciones
A final de cuentas, la corrupción es una cuestión moral tanto como de forma de gobierno y desarrollo. Ella puede distorsionar los procesos de decisión en proyectos de inversión y otras transacciones comerciales como igualmente la estructura social de un país. Evidencias estadísticas bastante sólidas demuestran que la corrupción está correlacionada con: i) inversión pública elevada; ii) menores ingresos fiscales; iii) gastos de mantenimiento y operación menores; y iv) las resultantes disminuciones de calidad de las infraestructuras públicas1La evidencia también indica que la corrupción, tiende a encarecer la inversión pública, reduciendo su productividad -y por sobre todo genera cuantiosas pérdidas de recursos por inversiones no económicas-2. Por ello, no sólo el tamaño, pero la composición y calidad asociada con programas de inversión pública son afectadas por la corrupción. En general, las inversiones en países vistos como altamente corruptos tienden a mostrar deficiencias en la educación y en otros gastos sociales porque las erogaciones en infraestructuras costosas o el mantenimiento de cuantiosos programas de defensa (incluyendo adquisición de armas) reducen el apoyo financiero para educación y otras inversiones en infraestructura social.3
Esto sugiere que la corrupción tiende a hipotecar las futuras generaciones, dado que el crecimiento económico de largo plazo está directamente correlacionado con logros en educación. Los efectos secundarios de este estado de situación pueden ser extremadamente gravosos, ya que producen efectos multiplicadores en la economía. Esto es particularmente grave cuando la generación de ahorros y excedentes económicos ya son exiguos para las necesidades de inversión como en el caso de África Con todo, éstos son los vehículos por los que la corrupción disminuye el crecimiento económico. Los economistas deben mesurar sus elogios a la alta inversión pública que puede llevar acabo prácticas de corrupción, y subraya la importancia de dar mayor atención a los temas de asociados de gobernancia, así como la calidad y composición del gasto público. Lo mismo vale para la inversión privada en condiciones monopólicas o privilegiadas, que tienden a generar prácticas de corrupción.
Para los finales de los años 80s y comienzos de los 90s, la mayoría de los países, adoptaron Para los finales de los años 80s y comienzos de los 90s, la mayoría de los países, adoptaronprogramas de liberalización económica, y políticas de modernización, orientados al manejo y la prevención de las crisis económicas para echar los cimientos para mejorar la agilidad y eficacia de la administración del sector público. En gran parte, estos programas fueron concebidos en forma tecnocrática, y adolecían de ausencia de apoyo social que las pudieran sustentar en el largo plazo.
Los resultados fueron muy variables y trajeron consigo el reconocimiento que los problemas eran más fundamentales de lo que originalmente se creía y que se necesitaría una “segunda generación” de reformas, tales como descentralización y reformas a nivel de administraciones sub-nacionales, reformas judiciales, y esfuerzos de anti-corrupción.
LAS RAÍCES DE LA CORRUPCIÓN Y ACCIONES CORRECTIVAS
Afrontando la demanda de corrupción
La experiencia ha mostrado que el combate de la corrupción necesita la adopción de una estrategia más holística y coherente que el simple el camino popular de emitir declaraciones, denuncias políticas o refrendar más legislación. Para asegurar mejores resultados, necesitamos concentrarnos más en las causas subyacentes de la corrupción y en mecanismos de apoyo mutuo entre gobiernos, prácticas comerciales en el sector privado, y la sociedad civil.
Para ayudar a los gobiernos, sectores privados y, por sobre todo otros interesados en el tema en
la sociedad civil, se ha creado un organismos no-gubernamental llamado Transparency International (TI) para combatir la corrupción. Dicha entidad ha estado publicando el Índice de Percepción de Corrupción (IPC) con creciente precisión y cobertura. Dicho indicador es una “encuesta de encuestas” basadas en información de diversas encuestas de opiniones públicas sobre la magnitud de la corrupción en 120 países, que refleja las percepciones de empresarios, analistas de riesgo, especialistas financieros y otros, de la situación de la corrupción en cada país.
Si bien dicho índice tiene limitaciones metodológicas y márgenes de error significativos, los índices sugieren que la mayoría de países tienen bajos resultados -calificaciones inferiores a 50 en una escala de 1 a 100- indicando que la corrupción es un problema grave, que merece mayor atención en la agenda de política pública. La corrupción es un problema muy generalizado, ya que aún en los países de la OCDE, sus índices a penas rebasan un promedio de 60 en la misma escala -y sólo un puñado de ellos, en su totalidad naciones pequeñas (los países nórdicos, Suiza, Singapur y Nueva Zelanda) rebasan 90 puntos en la escala.
La corrupción es un crimen de cálculo, no una pasión. En todos estos casos, la corrupción ocurre cuando las oportunidades económicas prevalecen y falta la voluntad política para combatirla.
De una forma u otra, la corrupción es un síntoma de problemas económicos y políticos fundamentales.
Por lo tanto, el enfoque a estos problemas requiere tratar las causas económicas, políticas e institucionales subyacentes.
Diversos estudios muestran que los niveles percibidos de corrupción, medidos por índices tales como el CPI de TI, tienen una relación bastante marcada con una serie de factores (medidos por encuestas hechas para Freedom House, Global Studies Program, el Banco Mundial) y pueden dar algunas pistas de acciones correctivas, a saber.
En primera instancia, muchos de los problemas suelen darse cuando hay excesivos poderes discrecionales.
Soborno o vs. . Profesionalismo o en n Servicio Civil
Por el lado de los vehículos de sanción y aplicación de leyes, instituciones débiles frecuentemente requieren el apoyo de comisiones independientes de fiscalización o monitoreo con el poder de investigar y, a veces, supervisar, procesar o adjudicar, como ha sido el caso de Hong Kong, Singapur, y Botswana. Esta puede ser una vía particularmente prometedora de diálogo, que evita dentro de ciertos límites los sistemas judiciales, que tienden a ser engorrosos y lentos en llegar a la resolución de conflictos. En términos más generales, no debe sorprender que la percepción de corrupción tienda a ser más alta, mientras es más débil el imperio de la ley, o el estado de derecho.
Casi por definición, este factor hace que los países en desarrollo sean presa fácil para la corrupción.
Por último, debe desarrollarse una articulación adecuada entre la sociedad civil, el sector privado y gobiernos para evaluar los temas y desarrollar programas de apoyo para combatir la corrupción y desarrollar maneras más efectivas de efectuar transacciones comerciales. Sin embargo, la mayoría de sociedades civiles son emergentes y frágiles, y por lo tanto su participación en estos procesos probablemente limitada. Mientras los gobiernos y sectores empresariales tienen procesos de decisión y vías de comunicaciones claras y definidas; la sociedad civil no tiene ninguno de estos dos elementos. Empresas y gobiernos tienen metas para complacer a sus autoridades y seguir agendas; las sociedades civiles no tienen nada de este tipo -y con todo, tienen que responder orgánicamente a las preocupaciones del público-. En la mayor parte de los casos, hay un desfase entre la capacidad de la entre la capacidad de la sociedad civil para desempeñar su papel por un lado y las posibilidades de los gobiernos y sector privado por el otro.
Con todo, varias regiones que ya han comenzado a avanzar en diversas áreas cruciales. En los Estados Unidos, el Reino Unido, y muchas democracias occidentales, hay una historia y larga experiencia
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