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El fenómeno de la corrupción en la vida pública

kekelisoEnsayo30 de Junio de 2015

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LIDERES

La piedra angular de este trabajo, es que el fenómeno de la corrupción en la actividad pública, y lo que es más grave: la falta de eficacia para resolver los problemas que afectan a la gente, se debe a la falta de líderes y dirigentes comprometidos con el bien común, dispuestos a "meterse en el barro" y producir el cambio.

Entiendo que la falencia grave que hunde sus raíces en comportamientos sociales fuertemente instalados, sobre todo en las nuevas generaciones.

"Dirigente se nace" respondió un filósofo cuando se le planteó la necesidad de formar una nueva generación de dirigentes para Argentina. Después sentenció: "lo que ocurre es que no los dejamos nacer. Estamos abortando dirigentes desde la concepción."

Así es: desde muy niños, se enciende una pequeña llama en el corazón de un dirigente. Se los ve venir: tienen fuerza, son entrometidos, cuestionan, organizan, lideran...

El colegio primario se encarga de que la llama sea lo suficientemente controlada como para no generar mayores problemas a las ya desbordadas maestras y directoras. Mueren durante ese período vocaciones dirigenciales -fundamentalmente- por falta de atención.

La enseñanza media va más allá, y utiliza las más siniestras estrategias para que la llama de la vocación se apague. Enciclopedismo, dogmatismo, aburrimiento y un sistema lo suficientemente anticuado; la fórmula es implacable para matar un espíritu inquieto y el aborto está en proceso.

Ayudan la televisión, que no deja dirigente con cabeza, y se ríe de todos y de todo. El grupo de amigos, que no se cansará de burlarse del compañero que "pinta para político", el amor adolescente que en alguna noche de intimidad lo hará sentir como un estúpido: "¿Cómo qué querés presidente? No seas ridículo".

Muchas familias -a esta altura- ya no están tan orgullosas y miran con nerviosismo la vocación pública del joven. "La política es un desastre hijo: no te metas" le dirá un padre con buenas intenciones. Ni que hablar si es una hija.

El joven se está cansando de ser un "bicho raro" y de tener que salir al ruedo cada vez que alguien -que conoce su vocación- le recrimina lo que hizo el gobierno, tal político, tal sindicalista como si el ya fuese parte del establishment.

El "aborto" se consuma, para los que no ingresan a la universidad, cuando deben empezar a trabajar en lo que sea para sobrevivir. Para los universitarios hay todavía un período de gracia. Sin embargo la Universidad será "el médico responsable" de hacer que esa llama nunca llegue a convertirse en el fuego sagrado que quema el pecho de un dirigente con vocación pública.

¿Será por eso que en Argentina no hay suficientes jóvenes dispuestos a asumir el desafío de lo público? Seguro que sí. Porque los responsables de formar, no se dan cuenta que la formación de un dirigente exige -ante todo- una formación del carácter.

Pero hay una cuestión más profunda: el líder nace al fragor de un proyecto común. Y hoy no hay proyecto común. La forma más dramática y más evidente de demostrarlo es preguntarle a un joven:

• ¿Por qué o por quién estás dispuesto a morir? "Por nada y por nadie" será la respuesta. Ni por mi patria -no dejaré que un Galtieri me lleve al matadero- ni por mi gente, porque el único contacto que tengo con "mi gente" es la calle y el club.

• ¿Tampoco por la Libertad y la por la justicia? Sí por mi familia, pero nada más.

Si no hay causas públicas, no habrá dirigentes públicos. ¿Cómo convencer a un joven idealista -pero no tonto- de que debe abandonar la vida privada para defender una causa "pública" que a nadie importa, y que sabe le traerá infinidad de enemigos y ninguna satisfacción? Ni siquiera el reconocimiento

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