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Filosofia De La Vida


Enviado por   •  14 de Septiembre de 2012  •  5.931 Palabras (24 Páginas)  •  445 Visitas

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AMERICA LATINA EN LAS POSTRIMERIAS DEL SIGLO XIX Y PRINCIPIOS DEL SIGLO XX.

En las postrimerías del siglo xx y principios del siglo xxI se despierta una América diferente, con ansias y sueños de justicia social, arrebatados ya una vez por el paso de sangrientas dictaduras militares, apadrinadas por el imperio del norte.

Hoy la realidad es distinta y aunque el gigante de siete leguas como lo definió nuestro apóstol , se empeñe en dominar el mundo y crea que la América le pertenece por su status imperial ,no debe olvidar que la voluntad de los pueblos es inquebrantable y más cuando está en juego el futuro de generaciones enteras ,su historia , su identidad, su integridad y todo lo que une como uno solo a los pueblos de América desde el Río Bravo hasta la Patagonia.

En un panorama tan convulso como el actual se han intensificado los movimientos sociales en los países de América Latina, las grandes masas los verdaderos protagonistas de las revoluciones sociales y de la Historia como lo define Marx en la concepción materialista de la historia, son los verdaderos actores sociales de estos tiempos y solo su poder incontenible hará que su realidad social cambie.

Bajo nuevas condiciones históricas estos actores sociales han dado un aire renovador a la izquierda en el área y los acontecimientos que tienen lugar en la actualidad dan muestra de ello. Hoy se levanta la América en aras de su segunda independencia .las sociedades latinoamericanas de las postrimerías del siglo XIX al sistema económico mundial, basados en el principio de la libre empresa individual, mediante la instauración de un sistema de instituciones republicanas, constitucionales y representativas, con regímenes de derecho, que superaron el oscurantismo de la sociedad colonial y dan paso a modernos criterios seculares en la educación y la organización civil, así como al surgimiento de los modernos centros urbanos y cosmopolitas.

Desde esta perspectiva, el liberalismo se convierte en un mito unificador contra el orden colonial y constituye la emancipación espiritual de América.

Como veremos, el liberalismo enfrentó sus propias contradicciones, para dar paso a nuevas formas de pensamiento latinoamericano, como será el positivismo, el marxismo, el socialismo y la filosofía de la liberación.

POSITIVISMO EN AMERICA LATINA

El positivismo tiene su época de auge en América Latina en la época republicana, a fines del siglo XIX. En muchos casos, es el pensamiento de los sectores intelectuales vinculados a las élites dominantes. El positivismo en Latinoamérica tiene una variedad de lecturas, que conducen a rumbos distintos. Desde una justificación del racismo hasta la justificación del socialismo.

En buena medida, el positivismo latinoamericano es una mezcla del cientificismo comteano con el evolucionismo de Spencer. Su fortuna radica en su promesa de desarrollo de las sociedades, guiado por un gobierno científico, que muchas veces tiene la figura de una “tiranía honrada”.

Contexto histórico

El positivismo latinoamericano surge en una época de transición política, inmediatamente posterior a la época de las guerras de independencia. Está presente el enfrentamiento entre conservadores y liberales y también el problema de las relaciones entre las élites criollas y las etnias indígenas, a las cuales las primeras ven como un obstáculo para sus proyectos políticos, económicos y sociales. Los positivismos sirven para apoyar dictaduras ilustradas como para apoyar las reformas liberales, e incluso para ambos fines, tan variada es la recepción del positivismo en nuestros países.

Pese a ser repúblicas independientes, los países latinoamericanos aún no han logrado desprenderse de la cultura colonial y en particular, del lastre del pensamiento escolástico, muy arraigado en los centros educativos. De ahí que para muchos positivistas, como Sarmiento, sea vital la reforma del sistema educativo como pilar de la reforma sociopolítica requerida.

No hay, como dijimos, un movimiento homogéneo de carácter positivista. Francisco Larroyo (Beorlegui 2006: 266) apunta que al positivismo latinoamericano lo conforman influencias que van “desde el positivismo de Comte al psicologismo de Mill, y de éste al evolucionismo de Spencer, sin contar con los elementos materialistas de la doctrina de Litré y la del medio de Taine; todos ciertamente positivistas, hay en ellos, precisa repetirlo, importantes diferencias que se traslucen en la recepción y desarrollo de la corriente en América”.

A mediados del siglo XIX la sociedad y la educación en América Latina seguían presentando esquemas coloniales, a pesar de la dura critica surgida a partir de la ilustración. Por tanto, sé hacia necesario un pensamiento que atacara esas viejas formas coloniales y que propusiera un nuevo camino para llegar a la verdad, distinto del método escolástico.

Una novedosa corriente filosófica, el positivismo, proporciono entonces a los pensadores latinoamericanos los fundamentos teóricos para hallar la verdad de las cosas en los hechos y en los fenómenos.

Los pensadores latinoamericanos asimilaron la doctrina positivista, creada por Comte, y la aplicaron a nuestra realidad. Con el positivismo se lograron superar los rezagos coloniales y se creo una conciencia empírica.

El país que recibió más influencia del positivismo fue México. Allí marcó la vida política, educativa y social, al punto que Gabino Barreda, discípulo de Comte, organizo la educación del país por encargo del gobierno.

EL IRRACIONALISMO EN AMERICA LATINA

Nuestra América formó parte de ese conjunto de naciones que, a ritmo desigual según los países, sucumbió a la expansión imperialista.

A inicios del siglo XX —con excepción de lo que el poderío norteño significaba respecto a Cuba y a algunos otros países de la zona del Caribe, ya supeditados a él—, la potencia imperialista más fuerte en América Latina era Inglaterra. Pero a lo largo de una continuada progresión, verificada sobre todo después de la Primera Guerra Mundial, el impulso expansionista de los Estados Unidos a costa del resto del continente se acrecentó y llegó, en una primera etapa, a ser tan poderoso como el inglés.

El fugaz equilibrio entre ambas potencias, ya escorado hacia Norteamérica, se modificó radicalmente a partir de la Segunda Guerra Mundial, cuando Europa, devastada por la guerra vio rotos sus lazos comerciales con América y perdió, en gran medida, este importante mercado para sus productos industriales. Los Estados Unidos quedaron entonces, predominando económica y políticamente sobre

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