Globalizacion Y Mundialización
alfredocano6 de Diciembre de 2011
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Universidad Autónoma De Tlaxcala
Departamento De Filosofía Y Letras
Materia: Metodología De La Historia Social
Mundialización, Globalización Y El Sistema Capitalista, Nuevas Amenazas
Para La Identidad De Las Sociedades
Alumno: Alfredo Cano Quiroz
Noveno Semestre
Licenciatura En Historia
22 De Noviembre De 2005
Introducción
A nivel cotidiano, lentamente vamos tomando conciencia de la complejidad del momento histórico que nos toca vivir. La imposibilidad de ocultar la incertidumbre ha provocado diversas categorizaciones. Algunos hablan de crisis de civilización. Pero, aún desde los grandes poderes mundiales como el grupo de los 7, se reconoce la emergencia de constricciones al desarrollo del capitalismo del siglo XXI.
El capitalismo mundial ha estado experimentando una profunda transformación, al igual que las sociedades desde los años 80´s, transformación en que se ha visto involucrada profundamente cualquier tipo de sociedad y clase existente. Muchos se han referido a este proceso como globalización , uno de los primeros fue Theodore Levitt. La globalización desde mi punto de vista es un concepto sumamente utilizado por muchas personas, pero muy poco entendible para la mayoría, pero el cual está introduciendo rápidamente sus efectos a las sociedades; algo de esto nos comenta Enrique Berruga Filloy:
El mundo actual es, en distintos ámbitos, más homogéneo que nunca antes en la historia. Ello es particularmente marcado en los terrenos de las finanzas, el transporte, las telecomunicaciones, los servicios, los mecanismos del comercio y de la producción, la publicidad e incluso la cinematografía, donde Estados Unidos ocupa cerca del 90% del tiempo en pantalla adquirido a nivel mundial.
Así es que encontramos que para los conocedores de dicha problemática resulta ser un concepto intelectualmente útil y políticamente estimulante. Ya que a decir de los expertos nos ayuda a organizar la información empírica sobre la reestructuración del capitalismo de tal manera que nos permite acceder a la explicación de la naturaleza y de la dirección del cambio social mundial en los comienzos de esté nuevo milenio, y con ello ganar una mayor capacidad para aprehender las perspectivas de la acción social emancipadora.
Buena parte de la discursiva más difundida sobre la globalización propone la apertura del mundo. El desarrollo tecnocientífico y la capacidad de generación de bienes expuestos como credenciales de éxito, la caída del Muro de Berlín y el derrumbe de la Unión Soviética planteados como fin de las alternativas, son arietes de una embestida neoliberal que propone un único camino hacia un progreso indefinido. Pero la confianza en el crecimiento económico, en el potencial tecnológico y el dominio del espacio y del tiempo, oscurece la dimensión cultural de la integración regional. Esta dimensión incluye aspectos cruciales cual son la constitución de subjetividades e identidades, de actores sociales y de ámbitos democráticos para la resolución de conflictos, que de permanecer subrogados a una mera liberación comercial contribuirían más a realizar la globalización que a la integración regional.
La globalización corresponde a una etapa del capitalismo, distintamente conceptualizado como desorganizado, de acumulación flexible en la que los procesos de concentración y centralización del capital adquiere mayor fuerza, envergadura, alcance; que invade ciudades, naciones y continentes, formas de trabajo y de vida, modos de ser y de pensar, producciones culturales y formar de imaginar. Pero a parte de un influjo uniformizador por sobre los límites preexistentes, la globalización conlleva el surgimiento de regiones supranacionales, las cuales buscan constituirse en nuevos polos de poder económico y político como la Comunidad Económica Europea, la Cuenca del Pacífico, el Tratado trilateral de Libre Comercio, el MERCOSUR, etc. Particularmente desde los años ochenta, esta forma de estructuración mundial llámese globalización, sistema-mundo, mundialización o integración multinacional, se caracteriza por la intensificación en el movimiento mundial (que antes estaba fragmentado por las fronteras) de los capitales, las tecnologías, las comunicaciones, las mercancías y la mano de obra, integrándose en un mercado de escala internacional. Con todo lo anterior prefiero hablar más bien de que trata el problema de la globalización, la mundialización y el sistema capitalista que hoy por hoy considero que se presentan como nuevas amenazas para gran parte de las sociedades del mundo.
Mundialización, Globalización Y El Sistema Capitalista, Nuevas Amenazas
Para La Identidad De Las Sociedades.
La primera aclaración que debemos hacer es con respecto a la utilización de los términos “globalización” y “mundialización”. Hemos observado que no en pocas ocasiones se entienden como sinónimos estableciendo solamente un matiz en la consideración del primero como de origen anglosajón y del segundo como el preferido en los ámbitos europeos continentales, franceses sobre todo. No obstante encuentro que me gustaría establecer una diferenciación, que pueda resultar muy útil. Se debe entender en primer lugar, por “globalización” un fenómeno esencialmente económico que podríamos concretarlo, en una primera aproximación, como aquel proceso de integración económica internacional que tiene como rasgos característicos como la liberalización de los mercados, fundamentalmente, pero, no sólo, el financiero y, en consecuencia, la profunda financiarización de la economía de todos los países. Hasta tal punto esto es así que se ha preferido hablar de “globalización financiera”, que es un término que designaría la transformación del sistema financiero internacional provocada por la supresión de las fronteras nacionales para los mercados de capitales, así como por la descompartimentación de los mercados financieros. Con independencia de posteriores consideraciones, esta globalización es un hecho incuestionable y que en ella es importante la participación de las sociedades.
En todo caso, resulta obvio que todas las cuestiones económicas no se producen de manera aislada, sino en una relación recíproca de causas y efectos. Está claro, por ejemplo, que la financiarización de la economía mantiene una relación directa con los avances técnicos en el ámbito de la comunicación, ya que estos han permitido una vertiginosa rapidez y una casi inmediatez en los intercambios financieros. La revolución tecnológica, en general, y por ende en el mundo de la comunicación, en particular, las enormes posibilidades que ofrece en Internet (ya que a través de dicho instrumento actualmente tenemos la capacidad de comunicarnos con personas de otros países del mundo en cuestión de segundos, por ejemplo, por medio de esta herramienta nosotros como estudiantes ya podemos realizar todos nuestros tramites escolares y de pago de colegiaturas, conocer otras universidades en el resto del mundo a las cuales podemos ir a estudiar), y el carácter mundial que adquiere esta misma comunicación, han sido elementos fundamentales en el propio proceso de financiarización de la economía.
La revolución en el campo de la comunicación ha favorecido, sin duda alguna, el surgimiento de un entramado, de una red financiera, cultural y de comunicación global en la cual que se involucrada toda la sociedad, que mantiene en continua relación las principales ciudades del planeta; prueba de ello es lo que nos menciona Carlos Catillo Peraza:
Hoy, la globalización en tanto que fenómeno económico se da en la vorágine de tres revoluciones: la de la internacionalización acelerada de los grupos industriales; la del desarrollo tecnológico cuya velocidad creciente sólo tiene como límite la obsolescencia programada de la nuevas máquinas y la del ascenso en términos de poder de la “esfera financiera que tiene cada vez más autonomizarse en relación con los otros componentes económicos”. Todo lo anterior es cierto. Lo es también que, en la actualidad, el capital puede moverse y, en lo que se llama “tiempo real”, transformar su denominación monetaria, emigrar, buscar en instantes el sitio en que son mayores sus posibilidades e ganar más, “castigar” a uno o varios países por fuga o por generación de caos, o por simple nerviosismo. Los Estados nacionales se ven desbordados y casi inermes. Washington camina más despacio que Wall Street. La política va muchos pasos atrás de la economía, impotente para hacer razonable, es decir humana y justa, la racionalidad técnica de la globalización. Los países, en términos estadísticos globales, cada día se parecen y se acercan más, pero al interior de cada país las diferencias sociales son cada día mayores y las disparidades más ofensivas y lacerantes. Esta globalización no sólo genera pobreza y miseria sino, lo que es peor y más trascendente, convierte en prescindibles –que es peor que marginados—a millones de seres humanos.
En pocas palabras se dice que los científicos y las tecnologías que se han elaborado han conseguido lo que hace mucho tiempo habían intentado, sin éxito, los militares y los hombres de estado, es decir, el imperio global. Por otro lado, los mercados de capitales, productos y servicios, gestión y técnicas de fabricación, son ya, todos ellos globales por naturaleza. Es por ello que encontramos que esta nueva realidad aparece
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