¿Hasta dónde hay que bajar para llegar hasta arriba?

Primer pregunta: ¿Hasta dónde hay que bajar para llegar hasta arriba?

En esta "primera pregunta primera", se hace alusión al México de finales de siglo XX. Se toma como ejemplo la Ciudad de México dentro del modelo del neoliberalismo. Se hace referencia al arriba y abajo con "dos imágenes sobrepuestas", los niños que sobreviven, abajo, en las alcantarillas y, los policías y militares que rondan por la ciudad vendiendo "seguridad", arriba. El análisis que se le hace a la vida y la muerte en la Capital del país se esclarece, gracias a la forma en que se manejan estos hechos: el primero, la conversión de dicha ciudad en un cuartel militar, justificando sus prácticas en contra de los "criminales", donde el principal criminal, de por sí, es el Estado mismo y su modelo neoliberal. La segunda radica en los medios de paga y su tergiversación de estos hechos por medio de la nota roja en la televisión, donde se vanaglorian estas prácticas "policiacas" y  "militarizadas" que no son más que la reproducción y permanencia de este modelo neoliberal.

Segunda pregunta: ¿Qué color de democracia le gusta?

Para ésta "segunda pregunta segunda", se compara a la política mexicana con la lógica del mercado, con sus diferencias, pero en esencia a manera de compra y venta. Los partidos  políticos (las empresas), tienen y deben hacer creer al cliente (los ciudadanos), que su producto es el mejor para sus "necesidades". La moneda de cambio en este caso es el voto, el cual se encargan de conseguir con una costosa publicidad y así ganar mejores números, mejores encuestas. Así como en 1997, hoy, y en cada época electoral podemos observar cómo en este mercado político, los productos ofertados se vuelven nocivos por su estructura, su contenido y sus conservadores que las mantienen ahí sin ningun beneficio, pero que gracias a las mentiras de su propaganda, este mercado vive y crece. A pesar de ello existen las resistencias.

Tercera pregunta: ¿Por qué se desvisten esos desnudos?

Trabajadores de la limpieza en  Tabasco se desvisten y se privan de alimento para desenmascarar esa imagen de paz que venden las campañas electorales y los gobiernos en el poder. El poder con su guerra de baja intensidad siempre desprestigiando y cerrando los caminos de la resistencia con la justificación de "razones de Estado"(que ya de por sí sabemos lo que significa).

Cuarta pregunta: ¿Cuánto cuesta ese país con todo incluido?

El México en el gobierno de Zedillo supuestamente liquida el préstamo de EUA, cuando en realidad se vuelven a poner en venta los recursos del país al mejor postor. El pueblo gobernado, hundido en la miseria y el desempleo como consecuencia. El rechazo a la población migratoria se repite hoy y con mayor fuerza, la respuesta es la misma, guerra, muerte, más deuda y la culpa de quién sigue siendo? de los improductivos, de los pesimistas que sólo le dan mala imagen al país con sus quejas y huelgas. Los zapatistas dicen "NO", y "SÍ" a algo diferente.

Quinta pregunta: ¿Cómo se mueren estas vidas?

La violencia institucional hace su trabajo en los Estados de Guerrero y Oaxaca. El turismo como principal despojo del territorio y los recursos. Igual que siempre y que en todos lados, aquí todo se quiere comprar y todo se quiere vender, si es en dólares, mejor. Los indígenas de estas regiones no tienen más que emigrar a los Estados Unidos en la necesidad de sobrevivir. Porque aquí el delito es vivir. Aún así, aparecen las resistencias a esta violencia institucional y los "mal nacidos" anclan su dignidad y luchan.

Sexta pregunta: ¿Quién vivió esa muerte?

Aquí se retoma un hecho en la historia política del país. Se explica que se utiliza la mentira para desprestigiar y pasar a segundo plano la visita de la comandanta Ramona a la Capital del país. Se hace el uso del difunto Muñoz Rocha, la PGR como en el caso Ayotzinapa miente y es complice del Estado provocando desconcierto por decir y afirmar "científicamente" que en uno de los ranchos de Salinas encuentran el cráneo del difunto guiados por una vidente. Despues de pasado el momento, se descubre que el cráneo no pertenecía a Muñoz Rocha y por su puesto se le da carpetazo al asunto. Ya no interesó de quien se trataba, ni por qué, ni cómo, ni el cuándo, ni nada, simplemente ya no importaba, el cartucho ya estaba quemado. El crimen de Estado estaba ya consumado.

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