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Humanismo y trabajo social


Enviado por   •  12 de Octubre de 2022  •  Apuntes  •  3.382 Palabras (14 Páginas)  •  31 Visitas

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Interacción y Perspectiva Revista de Trabajo Social 2011 Vol. 1 n°2 pp. 142-151

EX LIBRIS


Dep. Legal ppi 201002Z43506

Copyright ©2011 Interacción y Perspectiva

Humanismo y Trabajo Social

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Ezequiel Ander-Egg

Universidad del Cuyo

Correo electrónico: ezequielanderegg@hotmail.com

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Uno de los fenómenos más notables de la última década consiste en el renacimiento del humanismo dentro de diversos sistemas ideológicos. El humanismo —que en los términos más sencillos implica la creencia en la unidad de la raza humana y el potencial del hombre para

perfeccionarse a través de sus propios esfuerzos— tiene una larga y variada historia que se remonta a los profetas hebreos y los filósofos griegos.

Erich Fromm, 1967

Capítulo 2

¿Es posible un Trabajo Social como profesión, testimonio de lo humano?

  1. ¿Cuándo y cómo el trabajo social puede ser profesión testimonio de lo humano?

A la cuestión planteada como título de este capítulo, respondo de la siguiente manera:

  • El trabajo social puede ser una profesión testimonio de lo humano en la medida que su quehacer y su objetivo central, se asuma como una praxis liberadora.

  • Esta alternativa sólo puede darse para aquella parte del cuerpo profesional que tenga una opción de esta naturaleza, cuyas implicaciones políticas, ideológicas y filosóficas no pueden soslayarse. Además, todo esto traducido en una determinada elección de marcos teóricos referenciales de las Ciencias Sociales que le sirven de apoyo. Y una traducción operativa en los métodos y procedimientos utilizados.

Recibido 11-04-10/ Aceptado 26-05-10

  • Todo lo anterior sólo puede derivarse de una concepción humanista de la profesión. Ello no es posible desde supuestos cientificistas (lo importante son las formulaciones teóricas o tecnocráticos), y lo que interesa es que los profesionales del trabajo social sean buenos gestores.

  • Por último, hemos de señalar que el trabajo social sólo puede ser una profesión testimonio de lo humano, con profesionales militantes.

Hablar de trabajo social como profesión testimonio de la humanidad, no es una cuestión de simpatía o de empatía, o una forma de sentirse vanguardia en cuanto a la concepción de la profesión. Se trata de una opción vital que va más allá de la ciencia y de la metodología, o de las opciones políticas o ideológicas que podamos hacer.

Ahora bien, el testimonio de lo humano solo se expresa a través de personas concretas, por su estilo de vida, es decir por su modo de pensar, de ser y de hacer, cualquiera sea su profesión. Esta postura supone un trabajador social comprometido, no por las declaraciones que haga o por lo que escriba, sino por los hechos que produzca. Feuerbach hace mas de 150 años decía: “Verdad es la persona y la razón abstracta; verdad es la vida y no el pensamiento que se encuentra sobre el papel y encuentra en él la existencia que le conviene.

  1. Cómo he llegado a conocer y valorar el trabajo social

Las preguntas que más me han formulado trabajadores sociales de diferentes países de América Latina y también de España y Portugal, han sido las siguientes:

  • ¿Por qué siendo un profesional ajeno al trabajo social, me he preocupado por conocer y escribir sobre esta profesión?

  • ¿Por qué y en qué circunstancias una parte de mi trabajo estuvo relacionado con tareas propias y específicas del trabajo social?
  • ¿Por qué he valorizado y defendido esta profesión (y a los trabajadores sociales) frente a otros profesionales que minusvaloran su labor?

Tantas veces me hicieron estas preguntas, que he llegado a formulármelas a mi mismo…Y esto es lo que voy a tratar de explicar en este parágrafo. Por ello debo partir explicando lo que decidí cuando tenía menos de 30 años, acerca de cuales eran mis propósitos, a cerca de cómo aplicar mis conocimientos de las ciencias sociales (ya lo expliqué en otro libro). Estos propósitos impregnaron, inspiraron y motivaron todo mi quehacer profesional:


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  • Que las ciencias sociales sirvan para la promoción y liberación humana; ellas no son valorativas, ni a-ideológicas, ni a-políticas.
  • Coherentemente a lo anterior, procurar que los conocimientos científicos tengan una aplicación práctica y sirvan para realizar acciones concretas, con el fin de resolver problemas humanos y sociales. Que todo conocer sea un conocer para actuar y transformar.
  • Que el mayor número de personas posible se apropien de los saberes que aporta la ciencia, para su propia autorrealización a nivel intelectual, grupal y comunitario.

Cuando ya había tenido algunos años de experiencia profesional y de trabajo directo con la gente, me pareció que una de las cuestiones mas importantes era que la gente tuviese la capacitación práctica para participar en cuestiones relacionadas a sus problemas, necesidades y centros de interés. No basta que en un programa, proyecto de acción social, se creen canales y ámbitos de participación; ni siquiera que se institucionalice la participación. Es necesario que la gente tenga un mínimo de capacitación para una acción eficaz. Esto es lo que se ha llamado “transferencia de tecnologías sociales” a los sectores populares.

144 Significa que dispongan de una formación básica en técnicas grupales, trabajo en equipo; el saber hacer reuniones eficaces, conocer procedimientos para el conocimiento de la realidad, saber elaborar proyectos. Ello debe ser complementado con nociones de organización y administración. Y aprender a hablar en público para lograr una comunicación eficaz.[pic 4]

Cuando conocí el trabajo social como profesión, encontré algo que, sin un reconocimiento académico significativo, había gente que hacía algo. Mientras tanto, en otros campos de las ciencias sociales, se decía y repetía que “no se trata de interpretar el mundo, sino de transformarlo”. Pero muchos de esos profesionales se movían en una especie de geometría del espacio social. Formulaciones teóricas que eran puro manejo conceptual, sin que nada se tradujese operativamente, ni sirviese para iluminar la práctica. La gran teoría de Talcott Parsons era el ejemplo arquetípico.

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