IDENTIDAD VENEZOLANA
c354rycesarEnsayo6 de Diciembre de 2022
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1. Carácter Y País
Al hablar de carácter público, consideramos que la personalidad es una peculiaridad sujeta a constantes cambios y refritos, y que, por tanto, es contingente y temperamental (Klor de Alva, 1992:457) (1). Como afirma García Gavidia (1996:11), los caracteres están comprendidos en los variados tipos de conexión entre individuos de diversas agrupaciones, tanto dentro de éstas como en su relación exterior con otros de una sociedad similar, o con diversos órdenes sociales.
En este sentido, la personalidad no es estática ni permanente. Se desarrolla y cambia en función de condiciones sociales y verificables inequívocas. La personalidad agregada de una determinada agrupación es el nivel de identificación que los individuos singulares de esa agrupación logran con sus cualidades sociales esenciales. Por ejemplo, el carácter étnico de las diferentes agrupaciones indígenas venezolanas.
Estamos manejando el carácter público, o al menos, la identificación de los ocupantes de Venezuela con los aspectos positivos de nuestra forma de vida. Para no ampliar el examen del término país (2), estamos especialmente interesados en considerar el carácter de los ocupantes del estado país venezolano desde el segundo auténtico en que nos constituimos en tal calidad, en 1830.
Evidentemente, en el examen sustancial experimentaremos numerosos misterios. La idea de país o patria no cambia de acuerdo con las restricciones de las expresiones públicas que se configuraron en América Latina en los cien años decimonónicos. La cultura de marca de nuestro país es a todos los efectos equivalente a la de los países colindantes. De allí que al discutir el carácter público de Venezuela, nos encontremos en una circunstancia complicada que requiere destruir las leyendas y conversaciones trabajadas durante muy cerca de 200 años sobre la pretendida venezolanidad.
2. carácter en la venezuela del siglo xix
En el momento en que Venezuela se conformó como república en 1830, una progresión de componentes impactó a los ocupantes del nuevo país para no percibirse como una pieza fundamental de Venezuela.
En todo caso, debe quedar obviamente asentado que la tarea pública de nuestros salvadores, y más explícitamente la de Simón Bolívar, no se circunscribió a los delgados confines de la Capitanía General de Venezuela. A decir verdad, Bolívar comprendía la República de Colombia, que incorporaba la región de lo que hoy son cuatro países latinoamericanos: Ecuador, Colombia, Panamá y Venezuela. Su idea de patria iba mucho más allá de la propia Colombia; para nosotros la patria es América, había dicho en la Carta de Jamaica. El Salvador no cejó en su batalla por la libertad y planteó pragmáticos intentos de enmarcar una confederación de naciones hispanoamericanas reuniendo el Congreso de Panamá en 1826. Son notables sus gestiones para atacar Cuba y Puerto Rico y de esta manera terminar de aniquilar el poder pionero español en América.
Como indica lo anterior, la personalidad pública de nuestros héroes, el país por el que lucharon fue toda la América Latina. No hubo una empresa pública explícitamente venezolana durante el Conflicto de las Autonomías. La pérdida del proyecto bolivariano y la victoria de los planes localistas de los gobiernos de Caracas y Bogotá permitieron la evisceración de la Gran Colombia y el surgimiento de Venezuela como república en 1830.
Un componente posterior, no menos significativo, maquinó igualmente para que en 1830 no fuera realista hablar de una personalidad pública venezolana. Los diversos territorios de la Capitanía General se habían configurado generalmente como localidades agroexportadoras vinculadas a una ciudad-puerto (como Maracaibo, Puerto Cabello, La Guaira, Cumaná y Angostura), que discutían directamente con la ciudad española a través de sus activos en el Caribe y sin prácticamente ninguna relación o dependencia significativa entre ellas. Asimismo, la propia Capitanía General era de desarrollo tardío (1777), y no había transcurrido el tiempo vital comprobable para que se labrara un carácter típico entre sus ocupantes.
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