IMPORTANCIA DE LA COMUNICACIÓN ASERTIVA EN LA FUNCIÓN POLICIAL

IMPORTANCIA DE LA COMUNICACIÓN ASERTIVA EN LA FUNCIÓN POLICIAL

La comunicación asertiva es una manera de comunicarse en el cual la persona no agrede ni se somete a la voluntad de otras personas, sino que manifiesta sus convicciones y defiende sus derechos. Es también una forma de expresión consciente, congruente, directa y equilibrada, cuya finalidad es comunicar ideas y sentimientos o defender nuestros legítimos derechos sin la intención de herir o perjudicar, actuando desde un estado interior de autoconfianza, en lugar de la emocionalidad limitante típica de la ansiedad, la culpa o la rabia. Entonces que un policía asertivo sería aquel que no permite que se le tome el pelo y se hace respetar, pero siempre con estilo y educación, practica el autocontrol y evita las formas violentas y agresivas de comunicación.

En la realización de nuestra función policial, la comunicación asertiva juega un papel trascendental, debido a que somos funcionarios públicos y hacemos uso de la comunicación para dilucidar qué hacer o cómo actuar ante cualquier eventualidad que pueda surgir en situaciones concretas de la vida que ameriten la presencia activa y efectiva del componente policial; del mismo modo, el uso correcto de esa herramienta (comunicación asertiva) supondrá que los resultados finales de muchas de las intervenciones policiales sean menos lesivas, menos graves y menos problemáticas para todos los implicados (policías y ciudadanos).

Las habilidades de comunicación asertiva nos ayudarán a ser capaces de resolver mejor los conflictos que surjan en la relación con la ciudadanía, creando una relación eficaz y satisfactoria, lo que redundará en un servicio de mayor calidad y que el ciudadano percibirá como una mayor profesionalidad, logrando así que aumente su capacidad de colaborar con el funcionario, de ese modo el agente policial se encontrará más satisfecho con su trabajo y en definitiva, consigo mismo.

Por último, para dar una respuesta asertiva, hay que ser capaces de escuchar de manera activa, entendiendo el punto de vista del otro, aunque no estemos de acuerdo con su razonamiento. Una vez que hallamos escuchado lo que el ciudadano expone podremos dar una respuesta acorde con su planteamiento.  

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