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FUNCION POLICIAL


Enviado por   •  27 de Septiembre de 2014  •  10.353 Palabras (42 Páginas)  •  383 Visitas

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5. El uso de la fuerza por parte de la policía

Introducción

Habitualmente se relaciona a la policía con el material que utiliza para ejercer la fuerza, en particular esposas, porras y armas de fuego (aunque pueden variar de un país a otro). Sin embargo, la mayoría de las labores policiales no conllevan el empleo de la fuerza. Son escasas las funciones en las que puede ser necesario y lícito recurrir a cierto grado de fuerza, o amenazar con su uso, para alcanzar un objetivo policial legítimo; por ejemplo, para arrestos, prevención de delitos y gestión de incidentes de desorden público. Dado que el empleo de la fuerza contra la población propia es una de las medidas más extremas que un Estado puede tomar, existen numerosas normas destinadas a limitarlo. Una cuestión subyacente a todas ellas es la definición de fuerza legítima:

los agentes deben evaluar rápidamente la naturaleza del peligro y el grado de la amenaza planteada para elegir la manera más adecuada de abordarlo causando el mínimo daño posible.

El significado preciso de «fuerza» no es siempre evidente, como tampoco está en todos los casos claro si un acto concreto supone su empleo. Definiremos «fuerza legítima» como cualquier fuerza física a la que recurra la policía, desde técnicas de mano abierta hasta el uso de armas de fuego, para obligar a una persona a actuar o para impedirle que actúe, con el fin de lograr un objetivo policial legítimo. El artículo 3 del Código de Conducta de la ONU para Funcionarios Encargados de Hacer Cumplir la Ley (en adelante Código de Conducta de la ONU) y los Principios Básicos sobre el Empleo de la Fuerza y de Armas de Fuego por los Funcionarios

Encargados de Hacer Cumplir la Ley (en adelante los Principios Básicos) son las normas principales que tratan sobre el uso de la fuerza y de armas de fuego en la actividad policial. Recomendamos consultar su texto íntegro y familiarizarse con él. Nótese que no es válido invocar circunstancias excepcionales, como la inestabilidad política o una emergencia pública para justificar cualquier desvío del cumplimiento de los Principios Básicos.165 Téngase asimismo en cuenta que tanto el Código de Conducta de la ONU como los Principios Básicos se aplican no

sólo a la policía civil sino también a los miembros de las fuerzas armadas y a los agentes de seguridad del Estado cuando desempeñan funciones policiales.

En ocasiones, los organismos policiales consideran que las normas de derechos humanos complican su labor sin tener en cuenta la realidad de su trabajo. La actividad policial puede ser peligrosa y, en ciertos casos, puede requerir el empleo de la fuerza. Amnistía Internacional reconoce este hecho –y no se opone al uso legítimo de fuerza razonable– en muchos de sus informes recientes, como el titulado Armas y mantenimiento del orden: Normas para evitar el uso indebido, publicado en 2004. Lo mismo puede decirse de los Principios Básicos, que declaran en su preámbulo que «la labor de los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley constituye un servicio social de gran importancia» y reconocen los peligros a los que se enfrentan los agentes en el cumplimiento de sus deberes. Asimismo, los Principios Básicos subrayan que es necesario garantizar el bienestar de los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley y proporcionar orientación a los funcionarios que intervengan en situaciones en las que se empleen la fuerza o armas de fuego.166

5. El uso de la fuerza por parte de la policía

126 Entender la labor policial

En el documento Armas y mantenimiento del orden se tratan una serie de factores que favorecen el uso abusivo o inadecuado de armas de fuego por la policía, y se formulan sugerencias para corregirlos.167 Los factores mencionados son los siguientes:

– falta de mecanismos de rendición de cuentas;

– falta de formación;

– falta de supervisión;

– falta de profesionalidad (incluida la inadecuada comprensión de las tácticas policiales);

– falta de recursos, como material de defensa;

– deficiente cooperación entre la policía y la comunidad (empleo de la fuerza en detrimento de la cooperación);

– enfrentamiento de la policía con ciertas comunidades a las que discrimina.

Las razones mencionadas (que no son completamente exhaustivas: por ejemplo, la corrupción es otro factor presente en el uso abusivo de la fuerza y de armas de fuego) se pueden utilizar también para explicar el uso indebido de la fuerza en general por parte de la policía. En este capítulo nos proponemos identificar cuestiones pertinentes a la hora de evaluar el uso policial de la fuerza y de armas de fuego y de desarrollar estrategias de intervención.

En el apartado 5.2 consideraremos los principios fundamentales relativos al uso de la fuerza y de armas de fuego consagrados en las normas internacionales. El apartado 5.3 analiza brevemente lo que las normas no dicen. En el apartado 5.4 se examinan en detalle los medios de fuerza a disposición de la policía. En el apartado 5.5 veremos cómo puede utilizar la policía legítimamente, en la práctica, la fuerza y las armas de fuego, cómo se debe preparar y qué debe hacer una vez

que ha empleado la fuerza. El apartado 5.6 trata sobre la gestión del orden público como situación concreta en la que, en ocasiones, se requiere el uso de la fuerza, señala lo que dicen y no dicen las normas internacionales al respecto, y explica cómo puede la policía gestionar el orden público dentro del marco de la ley y de forma profesional. El capítulo termina con un breve resumen.

5.2. Principios fundamentales de derechos humanos relativos al uso de la fuerza y de armas de fuego

Los principios fundamentales de derechos humanos relativos al uso de la fuerza y de armas de fuego en general son los siguientes:

– Proporcionalidad. El uso de la fuerza debe ser proporcional al objetivo legítimo que se pretende conseguir y a la gravedad del delito.168 En la capacitación de los agentes de policía se debe prestar especial atención a:169

– Los medios que puedan sustituir el empleo de la fuerza, como la solución pacífica de conflictos, el estudio del comportamiento de las multitudes y las técnicas de persuasión, negociación y mediación.

– Los medios técnicos (incluidas armas «menos que letales» e indumentaria de protección

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