Inseguridad Ciudadana

Inseguridad ciudadana, el cuento de nunca acabar

Se escogió este tema porque es una situación social donde, lejos de haber carencia de daños y riesgos, se ve expuesta la integridad física y psicológica de las personas, y resulta cada vez más alarmante que las personas ya no puedan salir a las calles sin el temor de sufrir un asalto, ser secuestrados o lo que es peor, ser asesinados. Poco a poco las avenidas se llenan de actos delictivos, hay víctimas todos los días a cada momento y lo lamentable es que solo un pequeño porcentaje de estos eventos se denuncia.

La inseguridad es generada por la presencia de la violencia y la delincuencia, no es un problema reciente en la sociedad peruana. Tenemos claro que "seguridad ciudadana" es un concepto bastante difuso, y que hoy se utiliza con muy diversos propósitos, como en épocas pasadas se utilizaron los conceptos de "seguridad nacional" y "seguridad del Estado" en el plano ideológico, que pretendieron constituirse en la razón de ser de la política criminal y justificaron una gran cantidad de atropellos a los derechos humanos.

Esta situación se pone cada vez más y más grave, se está llegando al punto en el que ya nadie puede confiar en nadie, ni si quiera uno mismo se siente a salvo en su propia casa, porque son minutos en que un ladrón se mete en la casa, haya o no haya nadie. Fácilmente podemos decir que en estos tiempos se siente un clima de criminalidad en el que la violencia se ha desbordado, causando severamente desconfianza e incertidumbre en la sociedad.

La inseguridad ciudadana se ha vuelto consecuencia de diversas causas como son la delincuencia y la violencia, además de los rezagos que dejó la época del terrorismo, la pobreza, la escasa (y a veces inexistente) educación de los mismos ciudadanos y el mal manejo de la seguridad (en este caso, serenazgo y fuerzas policiales), la corrupción, el narcotráfico y muchos otros factores. Y es que para los ciudadanos de Lima Metropolitana no es suficiente la actuación policial, más aún frente a la ola de delitos que cada vez crece en número.

Además, los medios de comunicación, muy lejos de ayudar a tranquilizar a las masas, solo contribuyen a que la gente sienta más temor dadas la noticias que se presentan a diario, y la forma (muchas veces fuerte) en la que son transmitidas, perturbando la susceptibilidad de los ciudadanos.

Son las autoridades municipales quienes deben encargarse en primera instancia de este problema que nos afecta a todos, sin embargo, poco es lo que se ha visto hacer, incluso hay ocasiones en donde la “justicia” parece pisoteada, a veces el poder de las autoridades es casi inexistente frente a los actos vandálicos y delincuenciales.

La violencia familiar y de género también está comprendida dentro de la inseguridad ciudadana, este es otro tipo de violencia que acomete contra los derechos de la persona, su integridad personal y su dignidad, sin mencionar que en su mayoría las víctimas son mujeres y que también se cometen agresiones sexuales contra ellas, actos que pocas veces son denunciados. El abuso sexual acarrea desconfianza en la víctima, además de originar conciencia de culpa y vergüenza en ella, pues, en cierta medida, queda la culpa inconsciente de haber incentivado dicho acto. En una sociedad, en su mayoría, machista, tampoco es de sorprenderse que este tipo de atrocidades aún se den en nuestros días.

Ahora bien, lo único que al parecer les devuelve cierta confianza a las personas es la organización y la vigilancia vecinal, lo cual es uno de los factores relevantes en los barrios y zonas populares, como medida de autoprotección, esto demuestra que la responsabilidad no solo recae en la policía, sino en toda la ciudadanía. Sin embargo, son pocas las zonas donde han tomado esta iniciativa, además de que los comités distritales aún poseen fuerza insuficiente.

El otro lado del problema es la incapacidad institucional para hacer frente a esta realidad. Es un hecho que la policía peruana se encuentra sumida en una profunda crisis

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