Introduccion A La Admon Publica En Mexico
yutxi23 de Octubre de 2014
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INTRODUCCIÓN A LA ADMINISTACIÓN PÚBLICA EN MÉXICO
2.1. Origen del estado
Es preciso hacer una aclaración metodológica y terminológica, referida al mismo concepto de Estado. Cuando, a la lo largo de este trabajo, mencionemos esta palabra, lo haremos como una convención para expresar la existencia de estructuras diversas, que tienen entre sí el nexo común de ser articulaciones para solventar el problema de la complejidad social, pero que no siempre responden al concepto que de Estado tenemos en la actualidad.
En concreto, nos hemos apoyado en las dos teorías que nos parecen más generalistas sobre la organización social, como son la teoría del conflicto y la teoría de la armonía social; a lo largo del trabajo nos iremos posicionando sobre nuestra actitud ante cada una de ellas, analizando, al tiempo, aquellos aspectos que nos han parecido más importantes para afirmar o refutar las distintas argumentaciones que tanto nosotros, como los autores citados en el trabajo, realizamos.
2.1.1. Algunas teorías sobre el origen del estado
Como hemos planteado en la introducción, desde nuestro punto de vista existen dos grandes teorías para explicar la organización social y su “evolución” en todos los aspectos, ya sean estos infraestructurales (economía), estructurales (política) y supe restructúrales (ideología y cultura).
La primera de estas dos grandes teorías es la de la armonía social, entendida en el sentido de que existe una tendencia interna dentro de cada sociedad que la conduce a reproducirse a sí misma dentro de un esquema de colaboración entre sus integrantes, corrigiendo, al tiempo, aquellos elementos que pueden tender al desequilibrio o adaptando según sus necesidades, aquellos aspectos novedosos para la misma.
Los máximos exponentes de esta concepción social son las escuelas Funcionalista y Estructuralista. En primer lugar, la escuela Funcionalista basa su análisis en la teoría de que el orden social se fundamenta en el funcionamiento armónico de la sociedad; frente a la tendencia de evolución de esa sociedad, se plantea que ella misma tiende a ser funcionalmente equilibrada, y la estructura social funciona por necesidades básicas. La escuela Estructuralista plantea que la cohesión estructural de la sociedad sólo se explica gracias a una conciencia colectiva, que se traduce en una solidaridad que permite organizar la distribución del trabajo; la sociedad estaría estructurada gracias a su conciencia social (mentalidad) y a su orden solidario de organización, realizándose la integración en la división del trabajo.
La otra gran teoría sobre la organización social es la teoría del conflicto, entendida como una tendencia de la sociedad a resolver las contradicciones y tensiones, tanto externas como internas. Spencer sostiene la idea de que el conflicto se desenvuelve en una dinámica externa, siendo resuelto generalmente por la guerra, cuando la sociedad está capacitada para afrontar, gracias a un mejor gobierno, sus conflictos con otras sociedades; la adecuación de todos los recursos para el logro de la victoria hace posible la cooperación que permite el cumplimiento del objetivo marcado y así mismo, la reiterada victoria permite el aumento de prestigio y poder de una minoría dirigente de la guerra. Marx y Engels son los sostenedores de otra variante en la teoría del conflicto; ésta se basa en la dinámica interna del mismo y se plantea como el intento de solución diacrónica de una situación sincrónica, cual es la apropiación de los medios de producción por parte de una minoría de la sociedad.
Estas dos corrientes tienen en común la asunción de la lucha, sin descartar el uso de la violencia, como método para lograr los objetivos sociales; no obstante, mantienen entre sí una importante diferencia, pues mientras la teoría del conflicto como dinámica externa, necesita de la existencia de una estructura estatal o paraestatal e incluso se apoya en ella como medio para lograr sus objetivos, tendiendo a reprimir cualquier actuación que no aporte en la línea de consecución del objetivo marcado, la teoría defendida por el materialismo histórico tiene como objetivo precisamente lo contrario, es decir: la abolición del Estado, al que entiende como un elemento de represión del conjunto de la sociedad. Como se puede observar, tanto Spencer, de una parte, como Marx y Engels de la otra entienden el Estado como un elemento represivo, pero con la importante diferencia, al mismo tiempo, de que para Spencer el Estado es necesario, y para Marx y Engels es el elemento a suprimir.
Como concreción de las citadas corrientes, nos encontramos con dos concepciones del Estado diametralmente opuestas; así para estructuralistas y funcionalistas, la estructura estatal responde al cumplimiento de necesidades surgidas de la mayor complejidad social -quizá producto del aumento demográfico- y todo ello en un marco armónico o solidario del conjunto de la sociedad; un ejemplo, sintético, de estas teorías lo constituyen los postulados de Elman Service en una de las obras que han sido utilizadas para la elaboración de este trabajo:
Los orígenes del Estado y de la civilización, en la que plantea el surgimiento del Estado a partir de la necesidad de ordenar el proceso productivo y el reparto de los beneficios del excedente generado, entre otras cosas, gracias a la mejora tecnológica, creándose una nueva clase de burócratas que se nutre de sí misma y cuya única razón de ser y permanecer es el mantenimiento del equilibrio social.
De otra parte nos encontramos con la dualidad de la teoría del conflicto, para cuyos pensadores el Estado surge como expresión de las tensiones internas de la sociedad. A nuestro modo de ver cabe una visión diferente de la idea de Spencer, inscribiéndola en una fase posterior a la enunciada por Marx y Engels; para nosotros, dentro de la lógica de quien detenta el poder, no se puede plantear una dinámica de conflicto externo si previamente no se ha asentado y fortalecido una dinámica de control interno, lo cual significa una inversión de los términos de la formulación de Spencer.
Llama poderosamente la atención que la corriente estructural-funcionalista, cuando alude a la corriente defensora del conflicto -para intentar rebatirla-, no refleja en ella la existencia de un elemento fundamental como es el de la superestructura, que sin embargo sí asume como propio, aunque dándole una interpretación particular. Según quienes defienden la idea armónica o solidaria de la sociedad, la superestructura no es sino la asunción voluntaria, por parte del conjunto de la sociedad, de una serie de valores y esquemas mentales que le permiten su subsistencia de acuerdo a las nuevas necesidades, jugando el Estado y sobre todo su “burocracia”, un papel arbitral y moderador. Por tanto, para los defensores de esta idea, el Estado aparece como la solución colectiva de necesidades nuevas que surgen a partir de situaciones también nuevas (como el excedente de producción y su redistribución); siguiendo con este esquema, sólo unos pocos hombres están capacitados para llevar a buen puerto las medidas necesarias, los “Grandes hombres” que en una fase posterior se rodean de personal especializado para cada una de las tareas (militar, sacerdotal, administrativa), dando lugar así a la aparición de una casta burocrática y pasando a un estatus diferente, el de jefe; en la fase siguiente, se produce un proceso de hereditariedad que conduce a la institucionalización de la figura del jefe, pasando a ser la jefatura una situación permanente y no temporal como en la fase anterior; a partir de este momento se puede comenzar a hablar de la existencia de estructuras o formas estatales.
Es de resaltar que, para quienes sostienen esta idea, la superestructura no tiene un papel represivo. Se asume voluntariamente y de forma automática, reforzando los aspectos de solidaridad y armonía en la sociedad.
Decíamos que llama la atención lo anterior porque, para la corriente materialista, inscrita dentro de la corriente que defiende el conflicto como origen del Estado, no es sólo que se afirma la existencia de la superestructura, sino que además, en el caso del marxismo, se entiende como paralela a la consolidación de las formas estatales, ya que la considera la justificación moral de una situación desfavorable para la mayoría de la sociedad, que de otra forma no aceptaría seguramente. También la escuela materialista cultural se adscribe a esta posición, otorgándole una categoría de mayor importancia incluso, ya que entiende la superestructura como un elemento sin el cual no es posible la existencia de los Estados. Se entenderá fácilmente que nos resulte tan llamativo la ausencia de referencias a la superestructura, por parte de los pensadores estructural-funcion-alistas en sus referencias a quienes sostienen la idea del conflicto.
2.1.2. Visión sobre el origen del estado
El análisis se basa en la comparación de autores que nos parecen representativos de las corrientes enunciadas anteriormente, a partir del cual hemos llegado al convencimiento de que el origen del Estado radica en el intento de solución de conflictos sociales, fundamentalmente de carácter interno. Dicho de otra manera: el origen del Estado está, para nosotros, en el surgimiento de un excedente de producción del que se apropian grupos sociales que crean, en torno a ellos, una estructura que les permite el mantenimiento de esta situación de claras diferencias dentro de una misma sociedad.
Antes del surgimiento del Estado fue necesario que se produjesen una serie de cambios en el seno de
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