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Jugando a la política


Enviado por   •  16 de Julio de 2019  •  Ensayos  •  713 Palabras (3 Páginas)  •  105 Visitas

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Jugando a la política

No existe nada más chapucero que hacer de lo importante algo corriente, eso sucede para pesar nuestro como ciudadanos, con la actividad política. Nuestro sistema político está configurado de tal modo que la legalidad es plastilina deformante de voluntades junto a la incipiente institucionalidad nacida del deseo vehemente de poseer el poder. ¿Existe acaso algo más cotizado que el poder político? Al menos en nuestra región se cumple en demasía la acertada afirmación de Edmond Thiaudière, filósofo y hombre de letras francés, que decía: “La política es el arte de disfrazar de interés general el interés particular”.

En nuestros días, escuchamos rezongas que procuran defender el voto ciudadano, desde uno u otro frente, hablando a nombre del mentado pueblo, sin embargo, ¿quién defiende al sentido común? Éste nos diría que acudimos a nuestros retos históricos mucho menos preparados cada vez, tornándose en una pantomima la seriedad con la que enfrentamos compromisos de índole decisiva, como es el caso de las elecciones presidenciales este 2019, no obstante, a modo de hacerlo didáctico aludimos al juego como medio de hacernos entender que todo lo que sucede políticamente es flexible, por ello venga lo que venga estará bien. Nada más alejado de lo que debe ser.

Desde el Tribunal Supremo Electoral (TSE), ente máximo de administración electoral en Bolivia, de quienes se esperaría una racionalidad y apego a la normatividad constitucional-convencional, se observan dos conductas reprochables desde cualquier óptica: a) el vacío legal a la hora de contemplar una posible renuncia –voluntaria –por parte de cualquier candidato para algún cargo electo y b) la iniciativa –del polémico vocal Idelfonso Mamani –de eliminar la obligatoriedad de presentar como cabezas de listas a candidatas mujeres en por lo menos cinco de los nueve departamentos.

Respecto al primer caso, si se toma en cuenta que es un derecho constitucional convencionalizado el presentarse como elegible a algún cargo público, debe ser igual plausible la contingencia de renunciar a esa intención, tal cual sucedió con el expresidente Jaime Paz Zamora y en la reciente manifestación de Edwin Rodríguez en su calidad de candidato a Vicepresidente. Al respecto, vale la pena recordar al ex primer ministro de Reino Unido, Harold MacMillan, para quien la experiencia política fue… “una tormenta en un vaso de agua, pero nosotros los políticos navegamos en barcos de papel”. Parece que el compromiso político viaja en esos barcos de papel, pues no se puede obligar a ser candidato a alguien y no puede aludirse a que no se contempló eso en la reglamentación, cabría preguntarnos ¿qué autoridad tienen entonces los miembros del Tribunal Supremo Electoral?

Sobre la segunda situación, la ya venida a menos sociedad boliviana, adolece día a día de una discriminación continua hacia el sector femenino de la población, por lo cual socavar la oportunidad de su representación política se entendería como una violencia simbólica, sancionable desde la legislación por la Ley N° 348, pero, más allá de ello, es visible la informalidad con la que se maneja un proceso electoral, despojando no solamente de seriedad la continuidad de actos político-administrativos que están por venir, sino a los resultados que se consolidaran después del día D.  

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