LA COYUNTURA LATINOAMERICANA EN EL CONTEXTO DEL CAPITALISMO CONTEMPORÁNEO
stefanny24 de Agosto de 2011
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2. LA COYUNTURA LATINOAMERICANA EN EL CONTEXTO DEL CAPITALISMO CONTEMPORÁNEO
Analizar la coyuntura Latinoamericana no es posible sin realizar un análisis del capitalismo contemporáneo, en el que se puede constatar que este viene privilegiando el capital financiero y que con la aplicación de las medidas neoliberales se dio una transferencia sin precedentes, de recursos y renta, de los pobres para los más ricos. Siendo que al expandirse el capitalismo más allá de donde tiene centralizado su poder, genera relaciones subalternas con los países de menor poder económico, político y militar.
Además, la crisis estructural que afronta el capital y sus estrategias para sobreponerse, genera efectos en la región sin precedentes. Para profundizar al respecto, a continuación, se abordará la crisis estructural del capital y su mundialización, para posteriormente analizar los impactos económicos y las repercusiones sociales, especialmente en el escenario de Latinoamérica. Así, se logra una contextualización que sirve de referencia para abordar los capítulos siguientes.
2.1. CRISIS ESTRUCTURAL Y MUNDIALIZACIÓN DEL CAPITAL
Si bien tras la segunda guerra mundial se dio la llamada “edad de oro” del capitalismo mundial, por la reactivación y el crecimiento económico mundial, con una transformación tecnológica de la producción sin precedentes hasta el momento. Apoyada por la introducción de un sistema monetario internacional bajo la tutela de organismos económicos multilaterales como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Este nivel de crecimiento solo se da hasta los años 70, cuando se comienza a hablar de una nueva crisis, la cual cuestionará el llamado sistema de bienestar y las políticas keynesianas, principalmente implementadas en los países capitalistas centrales.
Por tanto, por crisis estructural del capital, se hace referencia a la desatada desde los años 70’ y que István Mészáros caracteriza por cuatro aspectos: su carácter universal, su alcance verdaderamente global, su escala de tiempo extensa y su modo de desdoblarse de baja intensidad sin excluir convulsiones más violentas.
En términos simples y generales, una crisis estructural afecta la totalidad de un complejo social en todas las relaciones con sus partes constituyentes o subcomplejos, como también a otros complejos a los cuales está articulada. De forma diferente, una crisis no-estructural afecta apenas algunas partes del complejo en cuestión, y así, no importa el grado de severidad en relación a las partes afectadas, no puede poner en riesgo la supervivencia continua de la estructura global… Así, una crisis estructural no esta relacionada a los límites inmediatos sino a los límites últimos de una estructura global (Mészáros. En Borgianni y Montaño, 2009, p. 52).
La devaluación de la libra esterlina en 1967 y, sobre todo, del dólar estadounidense en 1971 y 1973, bajo el mandato del presidente Richard Nixon, quien abandonó el patrón oro, precipitaron la caída del sistema monetario internacional. Esto representó el fin del sistema Bretton Woods, que se había acordado desde 1944, para establecer las reglas de las relaciones comerciales y financieras entre los países más industrializados del mundo después de segunda guerra mundial .
La revocación, en 1971, del sistema de Bretton Woods, que imponía al dólar exigencias por el hecho de él ser convertible en oro ― como eje de un sistema financiero estable ― fue un acto unilateral de los Estados Unidos. Este acto representó una primera victoria del sector financiero concentrado y abrió camino para medidas más radicales de liberalización y desregulación financieras emprendidas a partir de 1979. Pero para los Estados Unidos, el paso para el régimen de tasas flexibles de cambio, significó un refuerzo de la predominancia del dólar frente a las otras monedas. Esta situación fue reforzada aún más por el rápido crecimiento de la deuda pública americana desde 1980-1982 (Chesnais. En Borgianni y Montaño, 2009, p. 72-73).
Estos hechos representan el fin de la “edad de oro” del capitalismo, dada desde los años 40, y el surgimiento de una nueva crisis económica, principalmente desde 1973. Auque, aparte de la caída del sistema monetario internacional, se dan hechos causantes de la crisis como: crecimiento del gasto público, aumento del precio de los alimentos, aumento de las demandas salariales y endeudamiento empresarial; uno de los factores más determinantes fue la conocida “crisis del petróleo”, que se relaciona con el aumento de su precio.
En 1973, la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) utilizó su influencia para aumentar el precio del petróleo, que había bajado con la desvalorización del dólar estadounidense, deteniendo la producción de crudo y estableciendo un embargo para los envíos del producto a occidente. Además, de las decisiones de Organización de Países Árabes Exportadores de Petróleo de no exportar más este producto a Estados Unidos, ni a sus aliados en Europa Occidental, por el apoyo de estos a Israel en el marco del conflicto árabe-israelí .
El aumento del precio del petróleo, unido a la dependencia que tenía el mundo industrializado de este producto, contribuyó al impulso inflacionario que se generó por diversos factores, como la reducción de la actividad económica de los países afectados. En sí, todo esto fue consecuencia del estancamiento económico mundial, relacionado con la sobreproducción y la acumulación de plusvalía.
Además, para 1979 se va a dar una segunda crisis del petróleo, esta vez desatada posteriormente a la revolución Iraní, en la que se derrocó a Sah Mohammad Reza Pahlevi y se instauró la república islámica actualmente vigente en Irán, bajo el liderazgo del Ayatollah Jomeini del clero chiita. Sumado a esto, en 1980 Irak invade Irán, generando una guerra entre estos dos países petroleros que iría hasta 1988. Estos hechos producen la congelación de las exportaciones iraníes, que provoca la subida de los precios del petróleo afectando el mercado global, situación que sólo se comenzarían a normalizar en 1981.
Con la crisis económica iniciada en los años 70’, también se produjo empobrecimiento y aumento del déficit público, del endeudamiento externo y del desempleo, pues esta generó la quiebra en cadena de empresas. Así, como estrategia de sobrevivencia, el sector informal de la economía fue adquiriendo importancia ante la conflictividad social que se presentaba. Además, se va a dar una transformación tecnológica y productiva, como cambios en la organización empresarial, que llevarán a la transnacionalización y la concentración de empresas.
Esta época representa el fin del Keynesianismo y del Estado de Bienestar moderno, dados principalmente en los países más industrializados, y de gran parte de los sistemas de bienestar social y de la intervención estatal implementada en los países de capitalismo periférico, con los cuales se implementaron medidas que contribuyeron al fortalecimiento y ampliación de las políticas sociales y, por lo tanto, de la profesión de Trabajo Social.
Con la crisis, se abre paso al modelo neoliberal y al monetarismo ultranza, que modificó el papel económico del Estado, aplicando medidas de desregulación y privatización, entre otras. Además, para entonces se da la caída de los sistemas socialistas de planificación central, como sistema económico y político alternativo al sistema capitalista. El Neoliberalismo se planteó como estrategia de salida a la crisis, siendo ampliamente promovido en los años 80’ por los gobiernos de Margaret Thatcher (Reino Unido) y Ronald Reagan (EEUU).
El triunfo actual del “mercado” no podría ser hecho sin las repetidas intervenciones de las instancias políticas de los Estados capitalistas más poderosos, los Estados Unidos así como los otros países miembros del G7. Gracias a medidas cuyo punto de partida remontan a la “revolución conservadora” de Margaret Thatcher y de Ronald Reagan de los años 1979-1981, el capital consiguió desactivar la mayoría de los frenos que limitaban y canalizaban su actividad en los países industrializados (Chesnais. En Borgianni y Montaño, 2009, p. 66-67).
De 1983 a 1989 se va a dar una etapa de recuperación económica, en la que los Estados Unidos aprovechan su industria militar. Asimismo, se recomponen las relaciones económicas internacionales y la recuperación se apoya en la implementación de reformas estructurales, como los incentivos a la oferta, la liberalización de los mercados financieros y laborales, desregulación, privatización, saneamiento financiero empresarial y transnacionalización. Al respecto, no se puede dejar de reconocer el papel de las guerras, como la producida contra Irak en el año 2003, y la presión ejercida por los Estados Unidos al ser potencia militar.
Pues durante los últimos años las principales potencias occidentales se lanzaron, sin cualquier vergüenza, a guerras devastadoras, valiéndose de instrumentos autoritarios, sin consultar al pueblo sobre cuestiones de tal gravedad y dejando de lado deliberadamente la estructura del derecho internacional y los órganos de decisión de las Naciones Unidas. Los Estados Unidos se conceden el derecho moral de actuar como les plazca, cuando les plazca, hasta el punto de usar armas nucleares ― no sólo preventivamente, sino también anticipadamente ― contra cualquier país que les plazca, siempre que sus llamados “intereses estratégicos” así lo determinen. Y todo esto
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