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LA ESCUELA CLÁSICA


Enviado por   •  28 de Septiembre de 2013  •  Tesis  •  1.325 Palabras (6 Páginas)  •  300 Visitas

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3.1 LA ESCUELA CLÁSICA

Jean Baptiste Say

A fines del siglo XVIII y siglo XIX, se dieron una serie de cambios que habrían de modificar las relaciones económicas predominantes en el mundo capitalista: la Revolución Industrial, la independencia de Estados Unidos y la Revolución Francesa hicieron que el sistema capitalista pasara de una etapa mercantil a una fase industrial, en consecuencia, fueron evolucionando las ideas, en la búsqueda de explicaciones a los nuevos fenómenos que se desarrollaban. Surgió la Escuela Clásica, representada por Adam Smith, con su obra principal: "La Riqueza de las Naciones" y David Ricardo en el libro: "Principios de Economía Política", que dieron origen a la Economía Política Inglesa.

Sin embargo la tradición clásica no se limita a la escuela inglesa. Su interpretación, elaboración y sistematización fue obra, en cierta medida, de pensadores que vivieron en Francia y Alemania, entre ellos se encuentra el francés Jean Baptiste Say (J. B. Say 1767-1832). Fundador de la escuela clásica francesa y el más eminente seguidor de Adam Smith.

Muchos economistas consideran a Adam Smith, David Ricardo y Tomás Roberto Malthus, como los representantes del pensamiento clásico. Carlos Marx, por la orientación que da al objeto de estudio y su método, constituye su propia doctrina que fue fundamental en la evolución del pensamiento económico en el sistema capitalista. Los neoclásicos, corriente económica que se extendió en toda Europa y dividida en tres escuelas, retoman los puntos esenciales de la corriente clásica.

3.1.1. LA LEY DE LOS MERCADOS DE Jean Baptiste Say

En su obra "Tratado de Economía Política", hizo un resumen de todo el planteamiento clásico sobre el equilibrio general de la actividad económica. En los primeros años del siglo XIX procuró demostrar que este equilibrio siempre se mantendría si las fuerzas del mercado pudieran actuar libremente. La dirección general de su argumento le condujo a la conclusión de que la producción crea mercados para los productos, o bien “toda oferta crea su propia demanda”.

La ley de Jean B. Say, sintetizó con mucha precisión toda la argumentación clásica, se basaba inicialmente en la corriente y la interdependencia de los flujos de producción y de ingreso. Los economistas clásicos aseguraban que todos los ingresos se gastaban; suponían que los individuos trabajaban para poder adquirir, con el producto de su trabajo todos aquellos bienes que no producían, pero necesitaban, por tanto, el hecho mismo de trabajar aseguraba que todos los trabajadores gastarían todos sus ingresos ganados, en consecuencia, no habría problemas de producción ni desocupación.

Planteando el asunto en estos términos, los clásicos confiaban en la automaticidad del equilibrio general, pues creían, que la tasa de interés garantizaba que el volumen de ahorro siempre fuera igual al volumen de la inversión. Pensaban, que las personas ahorraban porque podían obtener un interés en su ahorro, cuanto mayor fuera el interés, mayor sería el ahorro.

Un aumento en el ahorro, representa una disminución de la demanda de bienes de consumo y hace que bajen los precios, esto implica menor inversión, lo cual desplaza a los medios de producción de las industrias de bienes de consumo a las industrias de inversión en las que la demanda ha aumentado. Por otro lado, los que pagaban ese interés eran los inversionistas, quienes necesitaban el dinero para financiar sus proyectos de inversión, estos sólo estarían dispuestos a invertir cuando el precio de los recursos monetarios (tasa de interés), no fuera tan alto.

Pero que sucede si los ahorradores guardan su dinero en casa, en lugar de prestarlo a los inversionistas, en este caso los ahorros, no regresaban a la corriente de ingresos, esto lo aceptaban los clásicos como una posibilidad, pero aún creían que otros mecanismos automáticos resolverían el problema, estos eran los precios de los productos y el de los salarios.

Cuando el nivel de la producción presentara alguna reducción, los precios de los productos, tenderían a disminuir, debido a la competencia que se establecería entre las unidades de producción; de otra manera, antes de quedarse con esos productos, los vendedores aceptarían precios más bajos por ellos, pero venderán toda su producción. Esta situación implica que muchos productores tendrían

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