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LA FUNDACIÓN DEL SNTE


Enviado por   •  30 de Mayo de 2013  •  1.881 Palabras (8 Páginas)  •  482 Visitas

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**LA FUNDACIÓN DEL SINDICATO NACIONAL DE TRABAJADORES DE LA EDUCACIÓN (SNTE)**

Al inicio del régimen del General Ávila Camacho, trabajadores de la educación tenían la misma problemática bajas percepciones económicas, represión administrativa y política, pocas posibilidades de una jubilación digna, seguridad en su empleo y, sobre todo, sufrían una constante división en sus filas.

En diciembre de 1940 iniciado el sexenio, se creó bajo la intervención directa de la CNC, el FNRMM se proponía integrar a todos los maestros rurales y seguir militando dentro del STERM.

El ministro de educación Luis Sánchez Pontón aprovecho la confrontación para tratar de restar influencia a los sindicatos, la forma represiva en que concluyo el conflicto dejo un malestar latente. Octavio Vejar Vásquez fue nombrado después de Pontón y recibido con beneplácito por el SNTE, de clara finación anticomunista. El objetivo primordial de las nuevas tareas educativas se colocaba en adecuar el proceso cognoscitivo al servicio de la iniciativa privada.

Vejar Vázquez dividió por sexos la enseñanza de maestros y se opuso a la “educación socialista” del sexenio de Cárdenas. Recurrió a la represión administrativa y política.

El Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación es un Sindicato Mexicano que reúne a los maestros mexicanos dependientes de la Secretaría de Educación Pública. Desde 2013 su presidente es Juan Díaz de la Torre. Actualmente es el Sindicato Magisterial más grande de América y el sindicato más grande de América Latina. Entre los hechos que se le atribuyen, además de los escándalos de corrupción, están el auspiciar a la Confederación de Educadores Americanos y la fundación del Partido Nueva Alianza.

El SNTE tiene sus antecedentes en la lucha sindical de los profesores desde tiempos del presidente Porfirio Díaz, reprimidos fácilmente por el Gobierno de entonces. Las grandes agrupaciones de maestros hasta antes de 1934 se originaron en huelgas magisteriales de mayo de 1919 y la huelga de Veracruz en 1927 y 1928. Ambos movimientos incidieron en la construcción y fortalecimiento de la Confederación Mexicana de Maestros. En 1935 se inicia la «Irrupción de las masas», como se llamó en la época a la fundación, primero dos años atrás, de la Confederación Mexicana de Maestros, y después, en 1934, la Liga de Trabajadores de la Enseñanza (bajo la dirección del Partido Comunista de México y frustrado por el CEN de la CTM), la Universidad Obrera y la Federación Nacional de Trabajadores de la Enseñanza. Hacia 1935 se formó el Frente Único Nacional de Trabajadores de la Enseñanza, que culmina ese año con la creación de la Confederación Nacional de Trabajadores de la Enseñanza. Durante ese lapso de tiempo se logró el ascenso sindical del magisterio por el enorme auge obrero, campesino y popular en asociaciones sindicalistas.

Desde 1939 se comenzó a afianzar el SNTE con la formación de distintos gremios de obreros y organizaciones sindicales que se fueron adhiriendo a la Confederación de Trabajadores de México (CTM), que a su vez fungía como el Sector obrero del PRI. En 1936 la Confederación de Trabajadores de México apoya la creación del Sindicato de Trabajadores de la Enseñanza de la República Mexicana (STERM Intersindical). Desde su congreso constituyente y los primeros consejos se sentaron ciertas bases que culminarían en la concepción del Sistema Educativo Nacional. Empero, los conflictos magisteriales se agudizaron, al punto de que organizaciones empresariales de ese tiempo crearon sindicatos de oposición en favor de la educación eclesiástica en el Frente Revolucionario de Maestros (después Sindicato Mexicano de Maestros y Trabajadores de la Educación). Se desata una crisis que provoca el surgimiento del SNATE, una ofensiva «anticomunista» a finales de los años 1930 y principios de los 1940 que propician el nacimiento del FRMM, retirar a Hermegildo de la Peña de la Secretaría General del STERM y con la provocación de Ayotzinapa, la crisis del FSTSE. Siguió la «era del terror» en los años de Octavio Véjar Vázquez, quien pretendió unir a los maestros desde la cúpula de la dirigencia, pero solo logró la división de Querétaro y el surgimiento del SMMTE y el SUNTE, provocaciones antimagisteriales, enfrentamientos entre cada vez más divisiones magisteriales y represiones antiestudiantiles. Se intentó unificar el magisterio en abril de 1942 con la firma de un pacto de unidad entre el SMMTE, el SUNTE y el STERM. Con la acción unitaria de los dos primeros y la ofensiva de la SEP, se lograron librar escollos y se unieron lazos pues la fusión beneficiaba a los maestros, en un solo gremio.

Después de ello, la CTM respaldó la creación del actual SNTE en 1943, con la dirigencia de Luis Chávez Orozco, que solo permanecería por espacio de un año en el cargo por divisiones internas del sindicato. Posteriormente, en el Sexenio de Adolfo López Mateos se enfrentaría la huelga magisterial más importante en la primera mitad del siglo XX, misma que fue brutalmente reprimida a pesar de haber estado dentro del marco del derecho constitucional de huelga. Con ello, el SNTE se consolidó al unificarse el Sindicato Mexicano de Maestros y Trabajadores de la Educación.

Después de varios secretarios generales, fue electo el Profesor de San Luis Potosí Carlos Jonguitud Barrios en el año de 1974. Su gestión fue controvertida, sobre todo por la promoción de un sindicalismo basado en huelgas. De las constantes excepciones y faltas a los estatutos e irregularidades se originaria la organización sindical opositora llamada Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación. Continuó su polémica gestión frente al SNTE, hasta que el presidente Carlos Salinas de Gortari, en audiencia, le exigirá su renuncia, la cual se dio en 1989.

Después, el SNTE tendría como nueva lideresa a la controvertida Elba Esther Gordillo Morales, a quien se le acusaría de que en su gestión habría asesinatos políticos y un enriquecimiento inexplicable en repetidas ocasiones, lo cual ha negado. Desde ese entonces ha sido la presidenta vitalicia de la organización, posición desde la cual se le ha acusado de detener el avance de reformas educativas. Posteriormente, precisamente por los conflictos de Elba Esther Gordillo Morales con el PRI, el sindicato se desprendería del segundo y fundaría su propio partido político, Nueva Alianza, el mismo que postularía a la hija de Elba Esther, Mónica Arriola Gordillo y al actual secretario de la organización, Rafael Ochoa Guzmán, como diputada y senador, respectivamente.

El SNTE en sus inicios representó el ideal de organización sindical que permitió la unidad de los trabajadores de la educación en todo el país, atraídos por el poder que representaba la existencia de un sindicato único nacional. Apoyado por sus lazos con el Estado y el Partido de la Revolución Mexicana (PRM), el SNTE se convirtió en un pilar del Estado, identificado con el nacionalismo y la hegemonía política, sosteniendo la unidad de todos los trabajadores de la educación del país y la voz de sus intereses laborales ante la autoridad educativa.1

El SNTE se reconoce en las decisiones de política educativa, pues representa los intereses de grupos profesionales, técnicos, administrativos y sociales que conforman la base laboral del sector educativo. Se manifiesta en defensa de los principios del Artículo 3° Constitucional y respalda la educación gratuita y obligatoria impartida por el Estado. Actualmente, los afiliados deben pagar al sindicato el 1% del salario como cooperación sindical. Desde su fundación en 1943, el SNTE ha crecido y se ha transformado hasta llegar a ser una poderosa organización de más de un millón de miembros. Su carácter prácticamente monopólico y la fuerza que de ello ha extraído, hacen de él un sindicato de excepción, que ha dominado el panorama de los docentes por más de medio siglo.

Aurora Loyo nos comparte que el nuevo sindicato nace con un carácter monopólico garantizado por el Estatuto de Trabajadores al Servicio del Estado, vigente desde el año de 1938. En él se estableció entre otras cosas que en cada unidad (se refiere a las Secretarías del Gobierno Federal) solamente se reconocería la existencia de un solo sindicato, y este reconocimiento oficial se haría a favor de la asociación mayoritaria, no admitiéndose, en consecuencia, la formación de sindicatos minoritarios (Art. 46). El artículo otorgaba a todos los trabajadores del Estado, con excepción de los que poseían nombramientos “de confianza”, el derecho a formar parte de la organización correspondiente y se asentaba que, una vez que solicitaran y obtuvieran su ingreso, no podrían dejar de formar parte de él en ningún caso, salvo que fueran expulsados. En ese caso, el trabajador perdía todos los derechos establecidos en el Estatuto. Los sindicatos de la burocracia se fortalecían también vía el trato preferente que les otorgaba este ordenamiento -por ejemplo, el sindicato tenía que ser consultado en el caso de cada promoción- y los recursos económicos que recibían mensualmente de la Secretaría de Hacienda por concepto de cuotas de los trabajadores, que por cierto les eran descontadas automáticamente. La organización de los trabajadores del Estado se normaba a un extremo tal que el artículo 55 la obligación de los sindicatos de “formar parte de la Federación de Sindicatos de Trabajadores del Estado única central de los mismos que será reconocida por el Estado.”

Con este marco jurídico tan protector y en un período en que la educación pública era parte sustancial de las conquistas sociales con las que el régimen se legitimaba, no puede sorprender que el SNTE haya encontrado pocos obstáculos para fortalecerse, aun cuando esta fortaleza no significara autonomía, sino inclusión en la densa red de relaciones corporativas. Fue así como con el correr de los años el SNTE creció de manera concomitante con la ampliación del sistema educativo nacional; las cuotas sindicales, también crecían y se iba formando el patrimonio de la organización. Sus dirigentes tenían ante sí un futuro político prometedor, ya que podían acceder, a partir de la plataforma que les daba la organización, a puestos de elección popular a través del partido en el poder. Se puede decir entonces que desde sus inicios el SNTE, se constituyó como un elemento corporativo del Estado que contribuyo con sus políticas y prácticas a la consolidación de un régimen gubernamental y político, caracterizado por las lealtades, corrupción, complicidades, y una escasa visión para el desarrollo de la democracia y la educación. Por consiguiente, la representación laboral de sus integrantes ha pasado a segundo término.

Como se puede advertir, el sindicalismo magisterial puede constituir la mejor fuerza organizada con que cuenten los trabajadores para impulsar la defensa de principios, valores, derechos y conquistas; para promover demandas, reivindicaciones y participación en los asuntos que les interesan y afectan tanto en la definición de políticas públicas como en su expresión en las escuelas. De igual manera, para favorecer la participación pública de los trabajadores como acción cívica, para impulsar la organización de la sociedad civil y contribuir a la democratización de la sociedad y de las estructuras de poder.

Las tareas del magisterio sindicalizado entonces, implicarían tener como visión la reorganización y democratización del SNTE a partir de:

Ubicar nuevas demandas y ver autocríticamente la tradición sindical que ha recorrido

Razonar las nuevas condiciones de trabajo como un proceso que paradójicamente puede permitir desarrollar vínculos con otros sectores de trabajadores, dentro y fuera del país, así como nuevas solidaridades.

Búsqueda de nuevas opciones de desarrollo profesional que conjuguen eficiencia con democratización en los centros de trabajo.

Búsqueda de transformarse y constituirse como sujeto colectivo con propuestas para superar los grandes problemas nacionales a partir de la edu

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