LA JUSTICIA Y LA PAZ EN COLOMBIA.
german990509Ensayo4 de Octubre de 2016
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LA JUSTICIA Y LA PAZ EN COLOMBIA
El término justicia es el ideal de cualquier sociedad que anhela hallar la paz. Cuando nos referimos a un Estado justo parecemos sumergirnos en medio de una utopía, ya que este ideal de Estado justo se enfoca en el equilibrio social, donde la búsqueda del bien común, el cumplimiento de las leyes, y la no corrupción se hacen los pilares de sus valores consolidados, sin embargo en nuestro país estamos lejos de tener un gobierno que se encargue de cumplir las leyes propuestas por el Estado. Colombia es un país en donde se evidencia la falta de preocupación por el estado por realizar el bien común y la preocupación por disminuir los conflictos presentes por parte de nuestros gobernantes. Somos un país democrático, y tenemos derecho al voto con el fin de elegir a nuestros gobernantes, y es en este punto donde es imperativo tocar el tema de la solidaridad como clave y puente para llegar a la paz, ya que el pueblo colombiano tienen en sus manos el derecho a elegir un gobernante íntegro, y si los candidatos postulados a la presidencia, camara, ministerio, no cumplen con los requisitos, estamos en la obligación de votar en blanco y exigir gobernantes que sean dignos de nuestra elección. El término solidaridad es poco empleado en nuestro país, la falta de una conciencia colectiva y la unión de una nación en búsqueda de una solución palpable para los problemas del país está en nosotros como ciudadanos, tenemos derecho a protestar, a exigir cambios, hacer valer nuestros derechos, pero en Colombia se presenta una propuesta muy floja por parte de los ciudadanos. Esta misma flojera lo presenta la sociedad colombiana con respecto a los diálogos de paz y según mi opinión ese es el problema por el cual hace poco nos estábamos poniendo en contra por un “sí” y un “no.
Mi persona no se encuentra a favor de ningún bando, así como tampoco me hago llamar uribista ni santistas, mas por el contrario soy un colombiano que busca la paz de su país. Esta búsqueda de una verdadera paz es la que me hace analizar aquel “tratado de paz” y es de esta misma manera que me doy cuenta que con ese tratado esa paz va a ser como la sobra; momentánea y falsa.
Colombia, según dicho proceso, tendrá que lidiar con la impunidad de miles de delincuentes que durante años se encargaron de llevar a esta tierra de esperanza a una destrucción irreversible. Así las cosas, considero que delitos como desaparición forzada de personas, narcotráfico, homicidio, desplazamientos forzados, entre otros, no pueden ser olvidados, dejando en libertad a quienes han atentado contra el país y omitiendo las leyes que nos rigen, confiando en obtener una supuesta paz que nadie nos ha garantizado aún. Trayendo a colación la afirmación del procurador Ordoñez “lo que se firme en La Habana se debe poder cumplir y para poder cumplirlo debe ser una paz sin impunidad”, se hace fácil entender que a través de simples diálogos no se llegará a una verdadera paz.
Además, como asegura el congresista del centro democrático Alfredo Rangel “se está negociando con las FARC en La Habana en medio de la violencia y el terrorismo en Colombia”, no se está llevando el proceso adecuadamente, el grupo terrorista está demostrando que su decisión de dejar las armas aún no está muy fortalecida. Reinsertarlos a la sociedad no nos asegura la paz. Si tomamos como ejemplo la reinserción del M19, podemos ver como desenfrenó otras guerras. No hubo un proceso integral con todos los grupos alzados en armas, se reprodujo la violencia en los que fueron excluidos.
¿Qué pasaría si el gobierno acepta, dejar en libertad a estos terroristas? ¿Creen que van a llevar una vida normal alejada de todo lo que un día fueron? Y es que acaso ¿son ellos los que tienen que exigir y poner condiciones para conseguir la paz? Después de todo el daño psicológico, físico, moral, que le hicieron a una población que se mantuvo tan vulnerable. La justicia es un elemento que se encuentra en tela de juicio en esta táctica política, colocando a
La justicia en un plano cuestionable, donde la última decisión se encuentra en manos del gobierno del actual presidente, dejando con muy pocas expectativas al ciudadano colombiano con respecto a la famosa y anhelada paz.
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