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LA MULATA DE CORDOBA


Enviado por   •  31 de Agosto de 2019  •  Apuntes  •  1.687 Palabras (7 Páginas)  •  2.906 Visitas

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LA MULATA DE CORDOBA

AUTOR: LUIS GONZALEZ OBREGON

Córdoba es una hermosa ciudad, edilicada sobre un pequeño montículo, que surge en el medio de los cafetales, el prestamista protectora las anchas y los verdes hojas de los plátanos. Sus huertos son fértiles y fecundos en varias frutas, que son material y mente con peso en los árboles que producen. Entre estas frutas y sus características se encuentran los mangos de Manila y las aromáticas poma-rosas. Su clima es cálido y húmedo, y durante los meses de febrero, marzo y abril, el viento, el aire, el aire, la temperatura, el aire, el aire libre, la lluvia. Córdoba fué fundada allá por los primeros años del siglo XVII. En esa época, los negros sublevados merodeaban por Totulla, Palmillas, Totolinga y Tumbacarretas, teniendo en cuenta los pueblos, entonces asaltaban los mercaderes, robaban los pasa- jeros y eran un obstáculo para el comercio y la Real Hacienda al intereeptar El camino de veracruz. En vista de tantos atropellos, y para remediar semejantes abusos, D. Juan de Miranda, D. García de Arévalo, D. Andrés de Illescas y D. Diego Rodríguez, vecinos principales del pueblo de San Antonio de Huatusco, solicitaron y obtendrán el permiso del Virrey, D. Diego Fernández de Córdoba, Marqués de Guadalcázar, para fundar una villa en la vida familiar con el nombre de Huilango Logrado el objeto, "forme una lista de los nuevos vecinos, nombráronse cuatro regidores y estos eligieron los dos alcaldes ordi- narios y se trazó la nueva villa, que se declaró fundada en 25 Abril del año de 1618." La villa tomó su nombre de uno de los apellidos del Virrey. En Córdoba fueron aclimatados el café y el mango de Manila, por el industrioso español D. Juan Antonio Gómez, y la quina por el malo- grado naturalista D. José Apolinario Nieto Córdoba, en fin, está llena de recuerdos históricos. En 1821 opuso gloriosa resistencia á los realistas que mandaba el jefe español Hevia; suceso perpetuado en la plaza principal en un monumento erigido á la memoria de sus defensores. Ahí también fueron firmados los célebres tratados de Cordoba, ajustados entre D. Juan 0'Donoju y D. Agustín de Iturbide, para consumar la independencia de México. Por su naturaleza virgen y exuberante, por su origen recuerdos históricos, es pues Córdoba una ciudad encantadora y célebre, así como por haberse mecido entre aquellas huerlas, Ilenas de naranjos y limoneros, las cunas del distinguido escritor D. Agustín de Castro, del eminente naturalista D. Pablo de la Llave, y del elo- cuente orador D. Francisco Hernándaz y Hernández. Más todavía; en Córdoba nació una mujer hermosísima, objeto de una popular tradición. Antes que nosotros, ya otros escritores la han referido, ya algunos poetas la han cantado; pero ni los primeros ni los segundos han tomado noticias de polvorientos códices, ni de arrugados pergaminos. La fantástica leyenda de la Mulata de Cordoba ha vivido en la tradición del pueblo y ha sido trasmitida hasta nosotros en miles de ediciones, hechas ya al calor del hogar la abuelita para entre- tener á los nietos, ó por la pilmama para dormir á los niños; ya por el cansado caminante para acortar las noches, ó por el amenizar las veladas del campamento.

No hay, pues, constancias en la historia, ni datos en las crónicas acerca de esa mujer maravillosa: su origen como su fin lo oculta el pasado y sólo el presente la tradición, que oculta la verdad, que modifica los hechos, Pero siempre me encanta, y siempre cautiva. Cuenta, pues, la tradición, que hace más de dos centurias y en la poética, la ciudad de Córdoba, una mujer que nunca ha sido corregida, ni siquiera. Nadie sabía de quién era, y todos los llamaban la mulata. En el sentir de la mayoría, la mulata era una bruja, una hechicera, que había hecho un pacto con el diablo, quien visitó todas las noches, muchos vecinos aseguraban que pasaría las doce en su casa, he visto que Por la rendición de las ventanas y de las puertas una luz siniestra, como si fuera un poderoso incendio devorara aquella habitación. Otros decían que habían vivido volar por los tejados en forma de mujer; Pero despidiendo por sus ojos negros, miradas satánicas y diabólicamente con sus labios rojos y sus dientes blancos. Cuando aparecieron en la ciudad, los jóvenes, los prendados de su herencia, la convención de su corazón, pero nadie más, ni todos los públicos, sino también la creencia de que el único dueño de sus encantos era el señor de las tinieblas. Empero, aquella mujer siempre joven, frecuentaba los sacramentos, asistía a la misa, trabajaba caridades, y todo lo que imploraba su auxilio tenía su lado, en el umbral de la choza del pobre, lo mismo que junto con el lecho del moribundo . Se dice que en todas las partes estaba, en los distintos puntos y la misma hora; "Llegó a ser un don de ubicuidad" -dice un escritor y lo más común fue encontrarla en una caverna. Pero esta vez la visita está en una accesoria; Aquella vista en una de esas casucas horrorosas que tan mala fama tienen en los barrios más inmundos de las ciudades, y otro en el mismo cuarto de la vecindad, sencillamente vestida, con aire vulgar, maneras desembarcadas, y sin revelar el poder mágico de que estaba dotada. "La hechicera servía también como abogada de imposibles. Las muchachas sin novio, las jamonas pasaditas que iban perdiendo la esperanza de hallar su marido, los empleados cesantes, las damas que ambicionan la competencia en los túnicos y las joyas con la virreina, los militares retirados, los Sin embargo, todavía no hemos visto nada más que nunca. Se trata de una cosa difícil, casi irrealizable, es costumbre exclamar: ¡No soy la mulata de Córdoba! La mujer de aquella mujer era grande, inmensa. Por todas las partes se habla de ella y en diferentes lugares de Nueva España su nombre era repetido de boca en boca. "Era en suma dice el mismo escritor" Circe, "Medea", "Pitonisa", "Sibila", "bruja", "ser un extraordinario", "no", "" "", "to you to you", "to you to you to you", and you have to aleanzaba hasta trastornar the leyes of the nature. .. Era, en fin, una mujer, quien hubiera tenido en cuenta la antigüedad en el pasado, o en el futuro, en la época más moderna, y en la época más privilegiada. ¡¡¡¡¡¡¡Lástima grande que no viviera en la nuestra !!! ¡Qué información no ha sido publicada! ¡Qué información no ha tenido en cuenta! " ¿Qué tiempo duró la mujer de aquella mujer, el verdadero producto de su época y la admiración de los futuros siglos? Nadie lo sabe.

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