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LA "SEGUNDA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL" Y EL IMPERIALISMO

Garchi12Apuntes15 de Enero de 2018

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Características fundamentales del período 1870-1914

LA "SEGUNDA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL" Y EL IMPERIALISMO

Quizá sea más preciso considerar a la revolución industrial como un solo proceso de dos siglos (hasta ahora, puesto que no sabemos cuándo terminará), dividido en fases cualitativas diferentes según ciertos criterios. Lo que hace cómodo hablar de una "segunda revolución industrial" en el período de fines del siglo XIX y principios del actual, es el contraste bastante grande entre esta fase y la anterior: en comparación, las innovaciones déla primera revolución industrial parecen muy simples y relativamente poco numerosas, ya que la fase posterior a 1870 y principalmente 1880, se caracteriza por una mayor complejidad del proceso productivo y de la organización empresarial y financiera, y por una diversificación muy grande de los materiales, de las fuentes de energía y de los medios de transporte y comunicación. Aquí nos interesará solamente el aspecto de las transformaciones anterior a la primera guerra mundial. En lo que concierne a las fuentes de energía, las dos grandes novedades de fines del siglo XIX están constituidas por el motor de explosión y la electricidad, cuyos efectos sólo lograron su pleno desarrollo en nuestro siglo.

El motor de explosión fue, al principio, un motor de gas, pero posteriormente pasó a utilizar derivados del petróleo (gasolina, diesel) como combustible. Su implementación dependió- de una serie de invenciones realizadas en Francia y Alemania entre 1800 y 1886. En los últimos años del siglo pasado se perfeccionó el motor de cuatro tiempos, base de la expansión posterior del transporte automotor y de la aviación, y que, progresivamente, iría a sustituir el vapor en los barcos, las locomotoras y todos los tipos de calderas.

La utilización de la electricidad como fuente de energía necesitó previamente, solucionar tres cuestiones técnicas fundamentales, lo que se logró en un largo proceso que va de la pila de Volta (1795) a la turbina de vapor de Parsons (1884): 1) el problema de la turbina; 2) el de la dínamo y del motor; 3) el del transporte de la electricidad (debido a las pérdidas importantes ocurridas en el transporte por cables, si la intensidad de la corriente es grande). A fines del siglo pasado surgieron las primeras centrales hidroeléctricas; la electricidad pudo ser utilizada en la iluminación y como fuerza motriz a partir de la década de 1880.

Las consecuencias del motor de explosión y de la electricidad fueron de diversos tipos: 1) disminución (progresiva) de la importancia de la máquina de vapor y de la energía generada a partir del carbón; 2) distribución más elástica dé la energía, favoreciendo cierta descentralización de las instalaciones industriales; 3) aumento de importancia de las carreteras, que en el siglo XIX habían declinado debido a los ferrocarriles; 4) crecimiento de la importancia del petróleo.

Otro sector de transformaciones primordiales fue la metalurgia. Por una parte, este sector creció mucho en calidad, eficiencia y productividad. Por otra, debemos mencionar algunas novedades de peso: 1) el surgimiento de los procedimientos electrometalúrgicos en la última década del siglo pasado; 2) el desarrollo de la producción y del empleo del aluminio, metal liviano de múltiples utilidades; 3) el aumento de la importancia del cobre debido al auge de la producción de la electricidad (por ser indispensable como conductor).

Mencionemos ahora las industrias químicas, aun cuando las décadas finales del siglo XIX apenas vieron sus inicios. Tales inicios, sin embargo, estuvieron marcados por grandes victorias: el desarrollo de las anilinas, de los abonos químicos y de las fibras artificiales. Sólo posteriormente se desplegaron con claridad sus consecuencias: declinación del algodón por la competencia de las fibras artificiales y sintéticas, importancia del petróleo como materia prima (petroquímica), surgimiento de los plásticos, presencia de las industrias químicas en otros sectores (metalurgia, construcción, etc.).

Finalmente, además de lo expuesto, son numerosas las otras innovaciones típicas de la "segunda revolución industrial": lámpara incandescente, telegrafía sin hilos, fotografía, cine, máquina de escribir, caucho sintético y neumáticos, refrigeración .industrial, comienzo de la industria electrónica, ya fuera de nuestro período las máquinas-herramientas y la automatización, etcétera.

La agricultura, aunque no al mismo ritmo que la industria, conoció progresos importantes. En Estados Unidos, donde existían grandes extensiones planas cultivadas y necesidad de ahorrar mano de obra, ya en la fase anterior surgieron diversos avances técnicos: la desmotadora del algodón de Whitney (1793), el arado de acero de John Deer y de acero templado de James Oliver (generalizados hacia 1830), la segadora mecánica de MacCormick (1834), la trilladora mecánica de Hiram y Pitts (1837).

Por otra parte, el alemán Justus von Liebig y el inglés John Lawes desarrollaren los fertilizantes químicos (anteriormente se usaba el guano del Perú). La investigación agronómica, no sólo en el campo de los abonos, sino también de la selección y perfeccionamiento de especies animales y vegetales, de los insecticidas y fungicidas, etc., empezó a tener gran importancia para la agricultura de los países más adelantados. La evolución del agro fue mucho más rápida en Estados Unidos que en Europa. En el continente europeo, Gran Bretaña, en especial, pasó a depender en larga escala de alimentos importados.

La concentración económica y la expansión imperialista

El período que nos interesa conoció una serie de cambios en la organización empresarial, en las formas de acumulación y en las relaciones económicas internacionales. En cuanto al último punto, si bien la hegemonía británica a nivel financiero, industrial, naval y comercial se mantuvo hasta la primera guerra mundial, tuvo que enfrentarse con rivales de peso: Francia primero, pero posteriormente —y con mayor fuerza- Alemania y Estados Unidos. Estos últimos países industrializándose más tardíamente, pudieron adoptar las tecnologías más recientes, mientras el parque industrial británico se resentía de una tecnología cada vez más caduca, sin que fuera posible realizar una reconversión total debido a la importancia de lo ya instalado. En esta fase, otros países conocieron un proceso de revolución industrial: Rusia, Italia, Japón, países escandinavos.

Uno de los fenómenos más relevantes de las últimas décadas del siglo XIX es el de la concentración económica, resultante de la evolución misma del capitalismo. La complicación y el costo creciente de la maquinaria en la fase de la "segunda revolución industrial" -a diferencia de los telares e hilaturas relativamente sencillos de la etapa anterior—, al exigir inversiones muy pesadas, fueron factores que favorecieron la concentración. Las crisis económicas periódicas, golpeando sobre todo a las empresas más débiles, constituyeron también un factor en el mismo sentido. La competencia entre firmas, las bajas en las ganancias, el miedo a la ruina, presionaron en favor de acuerdos para el control de los precios y mercados. Los bancos preferían prestar a las empresas mayores, que ofrecían garantías más importantes a la inversión.

Podemos distinguir dos formas centrales de concentración, en realidad complementarias. La concentración técnica y geográfica, que consiste en reunir en un solo lugar gran cantidad de maquinaria, stocks y trabajadores (las fábricas de Ford en Detroit, las de Schneider en Le Creusot, por ejemplo). Esta concentración, a su vez, puede ser horizontal (de un estadio de la producción) o vertical (acaparamiento de todas las fases productivas, desde la extracción de materia prima hasta el producto acabado, y a veces aun de la comercialización). La concentración financiera se da a nivel de firmas y no de unidades productivas: su resultado es la formación de los llamados monopolios o consorcios. Dicha concentración financiera puede asumir diversas modalidades. Cuando una firma absorbe a otra u otras, hablase de fusión. El trust es una forma más sutil: se trata del control a través de una "convención jurídica por la cual los accionistas permiten a ciertas personas (trastees) actuar en su nombre: así, sin detentar la mayoría de las acciones, se puede ejercer el verdadero " - poder de decisión y aprovecharlo para efectuar controles y concentraciones de numerosas firmas: el primer trust fue la Standar Oil (1882), agrupando 39 firmas de petróleo. El holding es una sociedad cuyo capital consiste sólo en acciones de otras firmas, las cuales están bajo su control: la Standard Oil New Jersey (1899), la General Motors, la Nestlé son ejemplos conocidos. Finalmente, el cártel es un entendimiento entre grandes empresas para regular los precios, dividirse los mercados o, incluso, decidir sobre patentes y tecnología. Se trata de un tipo muy temprano de concentración, y a fines del siglo pasado era muy característico de Alemania. Los diversos tipos de monopolios o consorcios no se limitaron a sus respectivos países, sino que se volvieron internacionales.

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