Segunda Revolucion Industrial

La Segunda Revolución Industrial: Causas

Es dificultoso precisar exactamente en el tiempo y en el espacio cuando surge lo que denominamos Segunda Revolución Industrial, sin embargo, aproximadamente hacia el último cuarto del siglo XIX, el capitalismo de los países centrales y luego sus periferias mundiales van entrando en un proceso de cambios y avances científicos los cuales merecen precisa atención. Se trata de una Revolución más veloz, totalizadora e impactante que la primera, en sí misma y en sus múltiples repercusiones (sectoriales, nacionales, regionales y mundiales). Se presenta como un decisivo punto de viraje, a partir del cual presenta diversas características y particularidades durante su desarrollo.

En ello destacan su carácter más científico, la menor dependencia del empirismo y la creciente primacía de lo científico sobre lo técnico. Ciencia y técnica progresan rápidamente, sufren profundas transformaciones internas, aumentan sus interrelaciones e influencias mutuas y las que ejercen sobre los procesos productivos y distributivos de bienes y servicios, las industrias, la agricultura, el transporte y las comunicaciones, los niveles y patrones de consumo, las condiciones y posibilidades de la vida cotidiana sobre las estructuras económicas y sociales, la cultura y las ideologías, el poder, la política, el Estado, las relaciones internacionales. Todo ello con resultados sin precedentes en cantidad y calidad, en velocidad y ámbitos de influencia, y cada vez más a escala planetaria.

La Segunda Revolución Industrial se va preparando en los países capitalistas avanzados, ante todo Inglaterra, Francia, Alemania, Estados Unidos, durante todo el siglo XIX. Va emergiendo y perfilándose cada vez más hasta el punto que se exhibe en pleno desarrollo durante la Segunda Guerra Mundial, momento en que puede ubicarse su gradual transformación en la Tercera Revolución Industrial, que ya no es parte del desarrollo del presente ensayo.

Trabajaré diversos aspectos, características y contextos en los cuales será posible que emerja la llamada Revolución Industrial, para ello comenzaremos con algunos alcances económicos que permitieron su desarrollo.

1. La economía global: aspectos, avances y límites

La Segunda Revolución Industrial es parte de lo que conocemos como el sistema económico y político denominado capitalismo, que en su camino se desarrollo y apunta a la globalización de la economía, los cambios estructurales y las relaciones internacionales.

Desde las últimas décadas del siglo XIX, entre los años 1860 – 1870, hasta 1914 se da un gran desarrollo de la economía capitalista que extiende sus bases materiales y geográficas, amplía y refuerza sectores industriales y medios de producción, transporte y comunicaciones y genera nuevas industrias. Ello funciona en y desde los centros y hacia las periferias, las cuales son las denominadas potencias, en base a su propia dinámica y al progreso de los transportes y comunicaciones. Poco a poco se constituye un mundo global, ya casi totalmente conocido, explorado y cartografiado, en el cual una población cada vez más numerosa y densa establece fuertes flujos y estrechos lazos de personas, productos, bienes y servicios, capital, comunicaciones, ideas, etc.

La economía capitalista de carácter global no reconoce fronteras ni límites de cualquier tipo, se ve influenciada de una nueva división mundial del trabajo, el progreso de la producción industrial y el desarrollo de intercambios internacionales, tanto comerciales como financieros.

Las tendencias globalizadoras se interrelacionan e interactúan y, a su vez, son modificadas por varios tipos de fuerzas y procesos, divisiones entre un mundo desarrollado y un subdesarrollado caracterizado por una interdependencia mutua y las divergencias y conflictos entre los polos y bloques del mundo desarrollado.

La economía global funciona mediante una articulación de bloques que son conformados por diversos Estados que son a la vez economías y sociedades diferenciadas. En consecuencia, se multiplica las tensiones y conflictos entre lo global y lo nacional, a partir y a través de lo cual las tendencias a la internacionalización se ven refractadas y restringidas por la persistencia y reafirmación de actores, intereses y fuerzas más o menos nacionales.

El mundo de la Segunda Revolución continúa dividiéndose cada vez más entre dos grandes ámbitos de envergadura planetaria, entre los cuales una diferencia de por medio se encuentra en continua expansión. Por un lado podemos denominar a un sector como Primer Mundo que seria conformado por países cada vez más desarrollados, industrializados y urbanizados, dotados de un Estado territorial, soberano en lo interno y externo, sometido a procesos de democratización, al imperio del Derecho y al reconocimiento del principio de ciudadanía, con grados significativos alfabetización y secularización, capacidades culturales, científicas y tecnológicas. En su conjunto, este primer sector y, por lo tanto, los Estados se encuentren en él, sean participes de una posición privilegiada en el mundo, “con 15% del territorio del planeta y 40% de su población, poseen o controlan el grueso de la economía mundial y el 80% del mercado internacional; condicionan y determinan el crecimiento cuantitativo y el desarrollo del resto del mundo” .

En su contraparte, tenemos otro sector que denominaremos Segundo Mundo, el cual abarca una amplia y diversificada gama de países subdesarrollados y dependientes, predominantemente agrarios y rurales y que se encuentran sometidos a la colonización o la subordinación semicolonial, a regímenes políticos no estatales, tribales o a imperios tradicionales, al margen muchas veces de la vigencia del derecho moderno y democrático, la ciudadanía, con presentes bajos grados de desarrollo cultural, educacional, científico y tecnológico, deficiencias en las capacidades de producción, transporte y comunicaciones, con grandes diferencias en riqueza e ingreso y en el grado de participación de las mayorías.

Ambos mundos inevitablemente se articulan, se presuponen y constituyen mutuamente una red de relaciones de interdependencia asimétrica, diferenciada y con sus particularidades para cada uno. El Primer Mundo condiciona y determina al segundo.

El Primer Mundo se identifica con el conjunto de países industrializados, aquellos que son capaces de acumular una enorme masa productiva que, a través de una continua Revolución Industrial y científico – tecnológica, crece y se extiende como centro de la economía mundial. El Primer mundo impone a regiones y naciones colonizadas, Segundo Mundo, las decisiones de especialización en papeles económicos, induce a la especialización en la producción de bienes primarios para que los mercados de los países industrialmente desarrollados.

Los países del Primer Mundo ocupan su atención en una serie de competencias, rivalidades y conflictos de intereses y posibilidades en cuanto a espacios, recursos, mercados, beneficios y posiciones de poder imperial, en última instancia, buscan lograr un reparto del mundo (Congreso de Berlín, 1879) y mantenimiento o la modificación de la hegemonía internacional a favor de sus propios intereses.

Es así que frente a este contexto, principalmente se centra el desarrollo de la Segunda Revolución Industrial en los países de lo que he denominado Primer Mundo. Son ellos lo que harán posible el desarrollo industrial, científico y tecnológico.

a. Avances científicos y tecnológicos

La Segunda Revolución Industrial se caracteriza por su carácter científico y por el desarrollo del mismo, es así como se verán una serie de nuevas innovaciones tecnológicas en los distintos ámbitos de la vida. No pretendo entrar en detalles con cada unos de los avances tecnológicos pues me tomaría otro ensayo desarrollarlos, simplemente mencionaré a grandes rasgos los más resaltantes.

Para iniciar, comenzaremos con la Industria de los metales. Se logro el desarrollo gracias a la invención del convertidor Bessemer, que permitía obtener acero mejor y más barato, este metal pudo sustituir al hierro en la fabricación de numerosas máquinas, lo que las hizo más ligeras, pequeñas y precisas. Además, se descubrieron nuevas aleaciones y nuevos metales, entre los que destaca el aluminio, que permitió el desarrollo del automóvil, la aeronáutica y un armamento más eficaz.

El desarrollo de la Industria química fue otro gran logro de la Revolución, se consiguió sintetizar numerosos compuestos orgánicos, fabricar en un laboratorio y a muy bajo costo, sustancias que hasta entonces sólo se podían encontrar en la naturaleza y de manera escasa en muchos casos. Así, se obtenían colorantes, explosivos, fibras textiles, perfumes y medicamentos, entre otros productos. Todo ello desemboco en otra gran variedad de industrias especializadas.

El desarrollo de la electricidad, aunque se conocía desde hacía tiempo, todavía no había sido dominado por la técnica en cuanto a su transformación y distribución. Sin embargo, las aportaciones de investigadores como Tesla o Edison permitieron comprobar que esta energía tenía numerosas aplicaciones: alumbrado público, transportes, comunicaciones.

El descubrimiento del combustible fósil denominado Petróleo, el cual tuvo como principal la fabricación de productos plásticos, lo que generó una importante industria petroquímica. Además, también fue utilizado como fuente de energía, a pesar que seguía siendo dominante el carbón, pero posteriormente cuando se desarrolle el motor de explosión, el petróleo será fundamental como combustible.

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