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LA SOBERANÍA


Enviado por   •  8 de Octubre de 2012  •  2.048 Palabras (9 Páginas)  •  391 Visitas

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La soberanía hasta hoy en día es un concepto que ha sido parte de una polémica que a lo largo del tiempo se ha disputado.

Varios idealistas dicen que es una concepción que ya se encuentra en decaimiento y que incluso ya debe desecharse, algunos de ellos son, A.D Lindsay quien da su opinión al respecto y dice: “si contemplamos los hechos, es bastante claro que la teoría de la soberanía se encuentra en ruinas.” Así también Ernest Barker da su da su punto de vista argumentando que, “ningún lugar común ha sido más árido y estéril que la doctrina de la soberanía del Estado”, concluyendo con H. Krabbe quien alega que, “la noción de la soberanía debe ser borrada de la doctrina política.”

Hay otros quienes también dan su opinión y creen que la soberanía ya no existe, que ha pasado a formar parte de un simple mito, pero que debido a que no hay otra fórmula de la cual proseguir, no puede eliminarse de la vida política actual.

Pero… ¿qué es la soberanía que ha causado tantas controversias desde su existencia?

1.1 DEFINICIÓN

Castillo Velasco escribió: “la soberanía es la potestad suprema que nace de la propiedad que el pueblo y el hombre tienen de sí mismos, de su libertad y de su derecho…”

De acuerdo con la doctrina europea, la soberanía es la negación de toda subordinación o limitación del Estado por cualquier otro poder, una potestad pública que se ejerce autoritariamente por el Estado sobre todos los individuos que forman parte del grupo nacional, es decir, que manda sobre los suyos y que en nombre de los suyos trata con los demás.

Heller en opinión parecida sostiene que consiste en la capacidad, tanto jurídica como real, de decidir de manera definitiva y eficaz en todo conflicto que altere la unidad de la cooperación social-territorial, en caso necesario incluso contra el derecho positivo y además de imponer la decisión a todos los habitantes del territorio.

Según nuestra Suprema Corte de Justicia de la Nación es simplemente la facultad de determinar por sí mismo su propia competencia.

Cada una de las definiciones mencionadas con anterioridad, son ideas correctas de lo que la soberanía es en sí.

En general, la soberanía, concepto proveniente del latín superanus, super que significa sobre, encima. Se caracteriza por ser única, inalienable e indivisible, y tener un poder incuestionable y por encima de todo, es la instancia última de decisión.

Cuenta con dos facultades inherentes, autodeterminarse, que es la capacidad de normarse a sí mismo, y autolimitarse, facultad que le permite señalarse campos de acción.

Hay que mencionar que la doctrina de la soberanía pertenece por su naturaleza a la teoría general del Estado. Si hemos de acudir a ella será en la medida indispensable para interpretar nuestras propias instituciones.

La soberanía tiene también dos tipos de proyecciones, la externa e interna que se mencionaran a continuación.

A) CONCEPTO EXTERNO E INTERNO

La soberanía es distinguida de acuerdo a la forma en que se manifiesta, ya sea por medio de relaciones de igualdad o expresiones de independencia en el ámbito exterior o ante el derecho internacional, y por medio de relaciones de supremacía en el ámbito interior o de derecho nacional.

En otras palabras podemos decir que de acuerdo a su concepto o proyección exterior se presenta como la expresión de voluntad de un Estado, en un plano de igualdad con los demás países, pero en el interior se destaca por implicar una norma incontrovertible por ser la base de todo orden jurídico.

Es decir, que la soberanía interior es un superlativo, mientras la exterior es un comparativo de igualdad, todo depende del ámbito en que se analicen las actividades estatales.

Tal como lo afirma Carré de Malberg, “ninguna potestad superior a la suya en el exterior, ninguna potestad igual a la suya en el interior.”

Según él la soberanía tiene tres denotaciones, el carácter supremo e independiente, los poderes y la posición que ocupa el órgano supremo.

1.2 ANTECEDENTES

La soberanía es un producto histórico y concepto polémico, el cual no fue conocido antes debido a que en ese entonces no se daba la oposición del poder del Estado sobre otros poderes.

La idea surgió a finales de la Edad Media, para justificar ideológicamente la victoria que alcanzó el rey como encarnación del Estado sobre las tres potestades: el Papado, el Imperio y los señores feudales. Con ello logró reivindicar la integridad del poder temporal, negar el vasallaje y recuperar la potestad pública.

El resultado de tal lucha se vio reflejada en la victoria de dos grandes monarquías la de Francia y la de España.

La soberanía entonces se definió como un concepto político-jurídico, que permite al estado moderno, afirmarse sobre la organización medieval el poder, basada, sobre los estratos, los estados y sobre las dos grandes coordenadas universalistas del papado y del imperio, producido según una exigencia de unificación y de concentración del poder.

Pero la clásica definición que se dio en ese tiempo fue la de Juan Bodino, quien en su obra “Los seis libros de la República”, dice que la soberanía es el "poder absoluto y perpetuo de una República", y soberano es quien tiene el poder de decisión, de dar leyes sin recibirlas de otro, es decir, aquel que no está sujeto a leyes escritas, pero sí a la ley divina o natural.

Tiempo después la doctrina de la soberanía, se puso al servicio de los acontecimientos y Bodino, definió por primera vez al Estado en funciones de su soberanía: “El Estado es un recto gobierno, de varias agrupaciones y de lo que les es común, con potestad soberana.”

Si en la teoría de Bodino se admitía que el soberano estaba obligado por las leyes divinas y por las naturales, el pensamiento de Hobbes justificó la dilatación sin límites del poder soberano.

El Derecho es la emanación de un centro único de autoridad en el orden político.

Al sustituir la soberanía del rey por la del pueblo se trasladaron las notas de exclusividad, de independencia, de indivisibilidad y de ilimitación que habían caracterizado al poder soberano. Con ello se agravó la confusión de su naturaleza y atributos.

En el siglo XVII, Althusius, nos dice que la soberanía la atribuye a la comunidad política, producto de la unión voluntaria de los hombres, como titular del mencionado poder.

La idea de soberanía nacional o del pueblo propiamente, se proclamó en las corrientes del pensamiento jurídico-políticos de los siglos XVII y XVIII con Locke, Montesquieu, Sieyés y Rousseau.

Locke y Montesquieu compartían la idea de que la soberanía pertenecía a la nación, una entidad abstracta y única, vinculada normalmente a un espacio físico, a la que pertenecen tanto los ciudadanos presentes, como los pasados y futuros, y se define como superior a los individuos que la componen.

En 1762 también Rousseau retoma la idea de soberanía, afirmando que como dijeron anteriormente Locke y Montesquieu, el soberano es ahora la colectividad o pueblo. Cada ciudadano es soberano y súbdito al mismo tiempo, ya que contribuye tanto a crear la autoridad como a formar parte de ella, en cuanto mediante su propia voluntad dio origen a ésta, y por otro lado es súbdito de esa misma autoridad, en cuanto se obliga a obedecerla.

Con ello todos serían libres e iguales, puesto que nadie obedecería o sería mandado por un individuo en específico, sino que sería un sujeto indeterminado, que sería la voluntad general.

Luego Sieyés postuló que la soberanía está radicada en la nación y no en el pueblo, así la autoridad no obra solamente tomando en cuenta el sentimiento mayoritario de un pueblo, sino que además tuviera en cuenta el legado histórico y cultural de esa nación, y de los valores y principios bajo los cuales se había fundado.

Hasta el siglo XIX, el término de soberanía fue de uso común en México y de alguna forma en la actualidad lo seguimos utilizando.

1.3 LA SOBERANÍA EN MÉXICO

La soberanía tiene que ver con la independencia de un Estado para que pueda llamarse verdaderamente soberano.

En México, como ya se menciono se empezó a ejercer el término de soberanía a partir del siglo XIX, siglo en el que gracias al esfuerzo de nuestros compatriotas logramos poder liberarnos del país que nos sometía y declararnos independientes.

El primer documento en el que se afirmó que México era un país soberano fue en el denominado, “Los Sentimientos de la Nación”, escrito por José María Morelos en 1813 y presentado ante el Congreso de Chilpancingo el 14 de septiembre del mismo año.

Morelos adoptó el pensamiento de Rousseau acerca de la soberanía, haciéndola dimanar “inmediatamente del pueblo, el que sólo quiere depositarla en sus representantes, dividiendo los poderes de ella en legislativo, ejecutivo y judicial”, recalcando este mismo pensamiento en un apartado de los Sentimientos de la Nación.

Años más tarde, surgió un escrito que con más fidelidad acoge la teoría rousseauniana de la soberanía, dicho documento es sin duda alguna la Constitución de Apatzingán del 22 de octubre de 1824, a la que se le dio el nombre oficial de “Decreto Constitucional para la Libertad de la América Mexicana”.

Esta Constitución en su artículo 2, adscribió “la facultad de dictar leyes y establecer la forma de gobierno que más convenga a la sociedad”, a la teología esencial de la soberanía, concibiéndola tácitamente como el mismo poder constituyente.

En su artículo 3 se mencionan los atributos sustanciales que Rousseau imputó al poder soberano, o sea, los de imprescriptibilidad, inalienabilidad e indivisibilidad.

Y en su artículo 5, afirma que la radicación de la soberanía la proyecta en el pueblo como elemento en que reside originariamente.

A) TITULAR DE LA SOBERANÍA

Soberana solo puede ser la voluntad manifestada en la máxima de las leyes.

Si el pueblo es soberano, se entiende fácilmente, puede decidir lo que quiera, incluso convertir su Estado en una monarquía, siempre y cuando se someta a la voluntad del pueblo, es decir, que sea una monarquía constitucional y democrática.

Lo que es el pueblo lo deja perfectamente claro el capítulo IV del Título Primero de la Constitución: son los ciudadanos los que integran el pueblo, el cuerpo político de la nación.

La autoridad del pueblo, incontrovertible, irresistible, inalienable, imprescriptible, exclusiva, intransferible y absoluta, para decidir el destino de su nación, origina la sociedad organizada políticamente.

Entonces, la soberanía solo puede residir en la voluntad general, es decir, en el pueblo, éste establece los órganos de poder y limita su ejercicio de acuerdo con el mandato que plasma en la norma.

Nuestro derecho al voto es una manera de ejercer la soberanía.

La participación de la población en el ejercicio de la soberanía se da cuando, por medio de sus representantes, reunidos en una asamblea especial, éstos comienzan la formación del poder constituyente, para crear una ley suprema, la Constitución.

Una vez que llenó su cometido, dicha asamblea desapareció y al extinguirse pudo entenderse que se había agotado el ejercicio de la soberanía.

Concluida la redacción de la constitución y puesta en vigencia, queda el poder constituido.

Es decir que el poder constituyente, autor de la constitución y de los poderes constituidos, en el momento en que la vida del primero se extingue, por haber cumplido su misión, comienza la de los segundos.

El poder constituyente únicamente otorga facultades, pero nunca las ejercita, al contrario de los poderes constituidos, que ejercitan las facultades recibidas del constituyente, sin otorgárselas nunca a sí mismos.

El artículo 135 establece un órgano integrado por el congreso de la unión y las legislaturas, capaz de alterar la constitución, órgano que sobrevive al autor de la constitución cuya vida se extinguió con su tarea por ello se le llama, poder constituyente permanente.

Tal como lo afirma Castillo Velasco “la soberanía reside, dice el artículo constitucional, y no residió, porque para el establecimiento de un gobierno delega el pueblo algunas de las facultades de su soberanía, ni las delega todas, ni delega algunas irrevocablemente. Encarga el ejercicio de algunas de esas facultades y atribuciones a aquellos funcionarios públicos que establece; pero conservando siempre la soberanía, de manera que ésta reside constantemente en el pueblo.”

Nuestra actual Constitución se ocupa de la idea de la soberanía después de hacerlo de las garantías individuales, de la nacionalidad y de la ciudadanía.

Con ello podemos decir que sobre el concepto de soberanía se erige nuestra organización constitucional.

Los artículos constitucionales que nos manejan información sobre la soberanía en nuestro país son el 39, 40, 41 y el 103 fracción II, mismos que se mencionaran más adelante.

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