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LA TRISTE VIDA DE LOS CHINOS BOGOTANOS Y SU MANERA DE SOBREVIVIR, POR UNA MEJOR VIDA

Greeshell AlvarezEnsayo10 de Abril de 2019

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LA TRISTE VIDA DE LOS CHINOS BOGOTANOS Y SU MANERA DE SOBREVIVIR, POR UNA MEJOR VIDA.

LOS CHINOS BOGOTANOS A COMIENZO DE SIGLOS (1900-1930): UN PROBLEMA VIGENTE

Bajo este título inicia el artículo escrito por Cecilia Muñoz en el año 1938  donde se narra la desafortunada vida y desventura de estos “chinos”, apelativo por el cual eran conocidos estos pequeños en su mayoría huérfanos que vagaban por las calles de la capital, abandonados a su suerte ante la apática mirada del resto de los habitantes de la ciudad, según la autora los “chinos bogotanos” existen desde el siglo 19  pero lo cierto es que estos simpáticos  pícaros a semejanza de Tom Sawyer de Mark Twain y de The Artful Dodger de la obra Oliver twist de Charles Dickens han recorrido las calles y callejones de las grandes ciudades durante mucho, muchísimo más tiempo. Estos chinos han contribuido a las diferentes luchas revolucionarias que la ciudad ha presenciado,  ya sea a modo de mensajeros por su conocimiento inigualable  de sus calles, como informantes de todos los sucesos o como pequeños soldados armados con piedras. Incluso durante la separación de panamá los chinos que se desempeñaban como vendedores de periódicos quienes estaban al tanto de la situación política del país organizaron una manifestación ante el mismísimo vicepresidente. Lo cierto es que los chinos bogotanos han sido objeto de interés como sujetos de estudio y reflexión de catedráticos, periodistas y escritores pero resulta una lástima que este “interés” por los chinos no llegara más allá del interés meramente académico puesto que sus vidas continuaban en la misma situación de miseria y carencia a falta de verdadera intervención por parte de la sociedad en general.

Las vidas de estos niños o “chinos” eran en verdad desconsoladora puesto que llegaba al mundo en las más deplorables condiciones en casas consideras “cuchitriles sucios y desmantelados”  o dentro de los calabozos de alguna prisión, debido a la necesidad de llevar alimentos al hogar las madres se desprenden de sus hijos para emplearse  de alguna forma, en cuanto a los chinos  sus infancias pasan rápido ya que son obligados desde muy corta edad a contribuir al sustento de sus hogares por medio del trabajo pero es aquí donde el suplicio comienza porque la tardanza, el descuido y la torpeza se castiga de manera brutal y no era extraño que para evitar represalias los pequeños huyeran de sus hogares. Pero ser un chino bogotano no era una situación solitaria, desafortunadamente eran muchos los niños en la misma situación por lo que se conformaban grupos callejeros, estos grupos acogían a los chinos recién llegados ofreciéndoles comida, protección y entrenamiento para que estos pudieran dedicarse la mayoría de las veces a los oficios de embolador de zapatos (limpiabotas), vendedor de periódicos o carbonero.

La autora del texto discierne al gremio de los “chinos de la calle” a quienes describe como una especie pintoresca y simpática de aquellos a los que llama “chinos delincuentes” o “gamines” quienes subsisten gracias al hurto, la mendicidad e incluso del asesinato. Estos parecen ser más frecuentes en el ámbito capitalino según el trascurrir de los años, de forma análoga a la evolución de la pequeña ciudad a la metrópoli que es hoy en día así también han  “evolucionado” los chinos bogotanos hasta llegar a los gamines que tanto conocemos y tememos actualmente.

El texto “los “chinos” bogotanos a comienzos de siglo (1900-1930): un problema vigente” nos provee a mi modo de ver de 5 páginas de información parcializada e ignorante ya que desde el título se habla de un “problema” pero a lo largo de la investigación la  Sra. Muñoz y sus fuentes no hacen más que caricaturizar un grave problema de negligencia y abandono infantil hasta convertirlo en una adorable comedia del mismo estilo del chavo del ocho, porque quien no conoce este amado programa que narraba las aventuras de un niño huérfano que vivía en un barril en una vecindad donde padecía de hambre, frio y del maltrato verbal, psicológico e incluso físico, sin embargo olvidamos e incluso disculpamos todas estas atroces verdades porque todos y cada uno de los personajes eran “simpáticos” y “pintorescos”. La situación en la que se encontraban “Los chinos bogotanos” era un problema, pero un problema de  indiferencia  ya que ni madres, ni habitantes de la ciudad ni entidades gubernamentales les importaba un comino el destino de estos pequeños, claro no fue sino hasta mucho después que los niños contarían con unos derechos fundamentales y la gente se enteraría de que sorpresa, sorpresa ningún niño debía trabajar de embolador, carbonero o periodiquero para poder comer, que una banda de niños huérfanos con las mejillas sucias que trabajaban en lugar de ir a la escuela y que no tenían garantizado ni un techo ni comidas diarias no es algo adorable sino preocupante. Sin embargo el texto solo considera a estos “chinos” un “problema que prevalece”  cuando ya no son ni simpáticos ni pintorescos sino molestos y corrientes, cuanto su ingenio y precocidad se convertía en malicia o en pocas palabras cuando muere el “chino” y nace el “gamín”, es aquí donde todos los adultos que hicieron la vista gorda a las vidas descarriladas que llevaban los chinos se miran entre ellos al ver al gamín y se preguntan ¿Qué paso aquí?, es aquí cuando la situación otrora considerada “normal” se convierte en un problema, cuando el niño útil y trabajador que se encargaba de limpiar tus zapatos todos los días de camino al trabajo  se convierte en el gamín perezoso que te pide que le regales una monedita, cuando ya por las calles no hay niños voceando las noticias del periódico que venden pero si infinidad de gamines esperando que  “des papaya “ y robarte o cuando ya no hay ningún pequeño dispuesto a dar la vida por la patria.

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