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LAS PARTES DEL TODO (AUTOBIOGRAFÍA Y PLAN DE VIDA)


Enviado por   •  28 de Diciembre de 2016  •  Reseñas  •  2.599 Palabras (11 Páginas)  •  229 Visitas

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AGRADECIMIENTOS        

        Doy gracias a los docentes que se encargaron de instruirme en el 4to año de educación media, por su cariño y compasión, que  fomentaron mi pasión por la  búsqueda de la verdad.        

        A  Beatriz, mi madre por abrigarme siempre, aun en los tiempos de penuria.

        Estoy en deuda con Jhon, Daylin y María mis fuentes fundamentales de ánimo,  fuerzas y resguardos.

         Para Andro y Daniel, por haber creado en mí, una nueva sinapsis mental, acerca de la percepción de mis gustos  e intereses.

        Y para culminar, mis más Ígneos agradecimientos a mis compañeros del 4to año, por hacerme caer en cuenta de la dicha de mí ser.

PRÓLOGO

“La vida es una comedia para quienes piensan y una tragedia para quienes sienten”.  Horace Walpole

        La casualidad no existe para el cosmos. Afortunadamente cuento con una mente mucha más brillante que la mía, que labora desde altas alturas el encuentro con mi destino. Desde el primer instante considere a regañadientes, al Simón Bolívar como última alternativa para cursar mis  restantes años de Bachillerato. Mi  formación académica desde primer año hasta tercero fue pobre, desde todos los ángulos que se pudiese ver.

        La simple idea de cambiarme a un instituto público, disparaba mis más profundas ansiedades y preocupaciones. Supe que para ese momento, estaba varado ante mi posible primer peldaño hacia el fortalecimiento personal,  pero aun así no acumulaba la gallardía necesaria para dar ese paso.

        Desde el comienzo de mi existencia, mi camino fue riguroso y rico de estímulos. Desmostaba un vehemente interés por la lógica, desde remota edad. Una vez que culmine mis estudios en el Liceo “Julio Velutini”, estaba deliberando unos de los temas más delicados y enmarañados que pude haber abarcado; Un nuevo liceo donde crecer. Cualquier error, desmoronaría por completo mis escasas fuerzas.

        ¿Cuales son las probabilidades de gozar mi adolescencia, en la Simón?, ¿Será la mejor alternativa?, ¿No habrá una mejor opción?... Fueron preguntas que me formulé insistentemente hasta causarme la vigilia.

        Por primera vez, pude experimentar el helado estremecimiento  por la posibilidad  del   fracaso. Decidí desafiar con racionalidad y benevolencia el patrón de mis vivencias. Para ese momento no contaba con algún bálsamo que me pudiera dar seguridad, y superar las circunstancias  iba  a ser un arduo proyecto. La energía de mi ser necesitaba a desespero ser renovada.

        Mi vida sentimental estaba nublada, cargada de  pesares, miedos y restricciones, lo que me conllevó a ponerme en nuevas manos. Cierto día de septiembre, partí de mi casa junto con mi mamá para llenar la planilla de inscripción en el “Simón Bolívar”, finalmente. Aquella entrada conmovió mi ser mas amortiguado. La enérgica sensación de seguridad que me proporciono, fue totalmente inexplicable.

        Cuando llegue, el personal directivo me señalo con  sutileza el despacho referente al grado que iba  cursar,  para ingresar oficialmente al liceo. Decidí temblorosamente, abrir mi pecho ante la extensa gama de probabilidades  de avanzar. Un hombre extremadamente cauteloso fue el encargado del proceso. Aparentaba unos 35 años, se hallaba en medio de una seccional desteñida y rudimentaria y su forma de dar la mano fue bastante rígida. Emanaba mucha seguridad, y su bienvenida fue sumamente calurosa.  Me senté, y trate de mantenerme lo más erguido posible, escuchando con atención cada unas de las palabras que egresaban de sus labios.

        Y allí estaba finalmente, frente aquel hombre que me daría el pasaje hacia  mis aspiraciones, cuyas manos se entrelazaban sofisticadamente entre sí sobre una superficie de madera.  Nos hallábamos separados por un débil y vetusto escritorio color café salpicado con vetas de avellanas dulces. Pero, para ese momento no tenía ni la menor idea de que aquel liceo tan desprestigiado seria el ingrediente principal que requería para desprenderme por completo  de mis tegumentos de protección. De que ese hombre, cuya caligrafía era la más patética seria mi  docente actual encargado de la asignatura de psicología, y que mi primer cotiledón brotaría a flor de alma, después de tanto tiempo de estar oculto.

        A partir de allí, mi vida dio un vuelco por completo. Ahora, puedo caer en cuenta del efecto negativo del miedo, y de la manera como puede acarrearnos en el futuro. Nuestros mayores temores están arraigados al pasado, a perder las cosas más valiosas en nuestra vida. Después de esta verdad que resuena dentro de  mí, escribo alegremente de lo que he obtenido hasta ahora, y entusiasmado  de superar los retos que se interpondrán en mi camino. Aun así, lo que perdí, lo obtuve de nuevo pero a doble, lo que es: El amor propio.

        Mientras más desdichado haya sido nuestro pasado, será más ardua la terea de desprenderse de Él

INFANCIA: MIS PRIMEROS AVANCES

Como complemento  de una escena inoportuna, empezaron  a descender gotas de pudor de las nubes ennegrecidas.

        Nací el 24 de junio de 2000. Las reseñas de mis familiares, me hicieron concluir que fue un día salobre, donde el sol estaba privado a salir. Mis primeros instantes de ver la luz de la vida, los pasé encunados  brevemente sobre los brazos de mi mamá. Fui desde cualquier remota mente, un bebe anhelado. Los míos me manifestaban  amor  y compasión ante mis ojos, y dichos sentimientos fueron reforzándose conforme a mi  crecimiento.

        Considero innecesario hacer mención de mi nombre completo, gustos o interés en este bloque de texto. A medida que vaya desarrollando el tema, saldrán a la luz .Pero ese no es el punto que quiero albergar.

        Mis primeros pasos estuvieron atentos por la presencia de mi mama y de mis abuelos. Concibo esta primera etapa de la vida  como la más enigmática de la que podre experimentar, pues los orígenes de mis mayores fortalezas  apuntan a esta fase.

Los valores de mi familia fueron la principal brújula para conocer mi verdadero destino y ser. Gracias a su atención empecedera, pude empezar a visualizar mis metas, objetivamente. El desarrollo de mi infancia, tuvo rebozada de amor, afecto y amparo y  pude empezar a gozar de las delicias de los sentidos

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