LEY 1420

INTRODUCCIÓN:

"Es la educación primaria la que civiliza y desenvuelve la moral de los pueblos. Son las escuelas la base de la civilización". Domingo F. Sarmiento.

En el presente trabajo monográfico se perseguirá como objetivo primordial establecer una relación entre la educación y la importancia y/o necesidad que existía en la Argentina en el periodo 1880-1930 por la creación de una identidad nacional.

Este escrito se compondrá de tres partes donde trataré de precisar cuál es la concepción de educación e identidad nacional a partir del texto “El sistema educativo argentino. De cómo se construye una nación (1880-1930)” de Zaidenwerg, Cielo. En segundo lugar, explicaré la necesidad de un modelo de Estado; y por último, hablaré acerca de la orientación de un sistema educativo en un contexto socioeconómico.

La discusión gira en torno a la educación como medio para alcanzar la “civilización”.

Por último, se expone una serie de conclusiones que se derivan de la investigación realizada.

En forma preliminar, para colaborar con el análisis me haré la siguiente pregunta: ¿Por qué para un país que está en formación es tan importante la instauración de un sistema educativo “formal”?

Importancia de una Identidad Nacional:

En primer lugar, antes de adentrarnos en lo que nos compete, debemos tener en cuenta el contexto histórico del tema que trataremos a continuación.

Nos situamos temporalmente en los años 1880-1930, periodo en el cual se construyó la Nación Argentina, a raíz de esto, se necesitaba de una Identidad Nacional ya que la gran parte de la nación estaba compuesta por inmigrantes, por lo que existía una gran heterogeneidad étnica y cultural; es por ello que el objetivo principal del Estado era poder trasmitir la unidad de la nación a todo el país.

Para poder llegar a tal objetivo, tal como establece la autora, Zaidenwerg, Cielo, “Había que ordenarse para ordenar, regularizar el funcionamiento de los instrumentos de dominación que harían posible el sometimiento de los diversos planos de interacción social a las exigencias de un sistema de producción que se habría instalado con una fuerza avasalladora.” (pág. 2).

De esta forma, el Estado comienza a tomar el control de ciertas facultades, entre ellas, de la educación, con el fin de que mediante las escuelas públicas, se lleve a cabo el modelo de ciudadanía que tanto se anhelaba en ese entonces.

La importancia de la identidad nacional representa una serie de símbolos, que no sólo nos identifica como país, sino que nos distingue de cualquier otra nación en el mundo, nos da ese orgullo de pertenecer y de haber nacido en estas tierras, para valorarlas y cuidarlas. Es por ello que es tan importante poder contar con una Identidad Nacional, si bien en este contexto el fin era “civilizar” la sociedad ya que la barbarie y los indígenas se consideraban una molestia y repudio para el país, pero sin embargo, mediante la educación común, gratuita y laica para todos, se generó un vínculo de pertenencia, en donde, cualquiera podía aprender, concurrir a su escuela más cercana con su guardapolvo, sin ningún tipo de discriminación, influenciando y generando así una sociedad más unida.

Este suceso, a mi parecer, fue clave para nuestra sociedad, ya que mediante las escuelas se enseñan aquellos sentimientos, valores y tradiciones culturales, por ejemplo, las fechas patrias, el himno, símbolos patrios, bailes, cantos, folklore, entre otros; que intervienen tanto en la formación de la identidad nacional como en la de uno mismo individualmente, y como resultado, de la sociedad.

Tal como establecía el grupo de intelectuales y políticos de la Generación del ’80 y Sarmiento, “(…) necesidad de la educación como vía para alcanzar la civilización, teniendo en cuenta el modelo europeo, máximo exponente del momento.” (pág. 5. Zaidenwerg, Cielo)

Necesidad de un modelo de Estado:

Ahora bien, teniendo en cuenta lo explicado anteriormente, podemos indagar aún más sobre como la instauración de la educación en aquellos años fue tan importante para la formación de la identidad nacional de nuestro país.

A partir de la conformación de la Generación del ’80, los cuales la autora los define como: “(…) conservadores en lo político y liberales y progresistas en lo socio-económico, una elite laica opuesta al clero, que no tomaría la estructura jerárquica de la religión pero que no dudaría en defender las jerarquías entendidas en términos propios: “patricios”, “aristócratas”. Asimismo y en correlación con dicho proyecto este grupo de intelectuales y políticos defenderá a la educación, cada vez con mayor ahínco, como medio para alcanzar la ‘civilización’” (pág. 3. Zaidenwerg, Cielo); la educación comienza a verse como un blanco para la conformación patriótica

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