LIDERAZGO
CCAMPOS317 de Noviembre de 2014
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Lo que he aprendido de mis lideres es que más allá de nuestros roles, mas allá de nuestras capacidades y limitaciones, existe nuestro ser personal y es allí donde radica nuestro más importante valor. He aprendido a valorar la verdadera riqueza que nace en el corazón de cada ser humano.
Por encima de sus fortalezas o debilidades, creo en el valor de cada personas sencillamente por el hecho de serlo, simplemente por el hecho de existir y de formar parte de mi organización o de mi entorno. Y es esa riqueza interior es la que construye la fuente inagotable de la creatividad, el esfuerzo y la perseverancia requeridos para un trabajo caracterizado por la excelencia y el servicio.
El buen árbol se conoce por sus frutos. Yo confío más en las obras que en las palabras. La verdadera seguridad se manifiesta en nuestras acciones y en los resultados obtenidos después de un trabajo consiente y dedicado. El verdadero remedio a la angustia y la incertidumbre es la acción que lleva al cumplimiento de nuestras metas y estas metas solo podrán cumplirse mediante la planeación y organización de los pasos que nos pueden conducir a un buen puerto. Nuestro único orgullo debe ser la satisfacción de un trabajo bien hecho.
Creo en las prioridades que deben tener nuestras metas, no podemos caer en la presión de lo inmediato, sacrificando lo importante. Nuestro trabajo no puede quedar en apagar incendios, en responder a lo inmediato descuidando lo relevante. La serenidad ante lo imprevisto y la claridad en la visión de las metas a largo plazo, se convierten en la llave para no olvidar las prioridades y para no caer en la trampa de lo urgente descuidando lo verdaderamente importante y definitivo para cumplir nuestra misión.
El trabajo debe convertirse siempre en un medio de desarrollo personal. A través del trabajo dedicado de cada persona, no solo debe crece la empresa de la que formamos parte, deben crecer también sus integrantes. La concentración en nuestras metas es la garantía del éxito. Creer que poseemos la fuerza capacidad para alcanzar nuestros objetivos, nos proporciona las herramientas necesarias para vencer todos los obstáculos que se presenten por el camino. Más allá de las dificultades y de nuestros competidores, más allá de los problemas, más allá, se encuentra la convicción y el propósito firme de llegar al final.
La responsabilidad y el servicio van de la mano de la autoridad y esa autoridad se gana a partir del ejemplo y la vocación de enseñanza que debe acompañar todo cargo directivo. He aprendido que no se puede exigir lo que no hemos enseñado y sobre todo lo que no hemos mostrado con el ejemplo, la forma más bella y directa de enseñar.
Debe acompañarnos siempre la satisfacción de lo difícil sabiendo que el camino fácil es para los débiles y que los grandes logros son el producto de grandes esfuerzos y la capacidad para superar obstáculos. No debemos esperar que las oportunidades aparezcan, sino ir en su búsqueda. De la grandeza del corazón y de la mente hablan las palabras y las acciones, por eso nuestros sueños no pueden ser pequeños, solo el que piensa en grande, lograra resultados grandes.
Detrás de cada éxito y de cada resultado están todas las personas que lo hacen posible. Personas que necesitan un trato humano dentro de la exigencia, personas que deben tener una mente abierta y sana para alcanzar el éxito, personas que respondan a la forma como se les dirige, cada uno de nosotros somos únicos e irrepetibles y eso lo debemos valorar con nuestros propios talentos y fortalezas.
No podemos conformarnos con lo bueno, si queremos lo mejor, porque solo dando lo mejor y exigiéndonos cada día más podremos seguir creciendo y alcanzar la excelencia. En la organización, planeación, y seguimientos de cada una de nuestras actividades, radica la eficiencia y la eficacia del uso del tiempo, nuestro mayor activo. No solo debemos
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