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LOS CARBONES DEL CERREJON - ANALISIS LGALAN


Enviado por   •  1 de Noviembre de 2013  •  1.713 Palabras (7 Páginas)  •  1.421 Visitas

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Los carbones del cerrejón

En 1980 Luis Carlos Galán Sarmiento, realizó un análisis del contrato suscitado en 1976 por Carbocol (Empresa privada de la Industria de minería) e Intercor (Filial de Exxon y móvil) para la explotación del área de los carbones en El Cerrejón (Guajira). Hasta ese momento el país desconocía la importancia de esa cantera y la magnitud del contrato.

A continuación se realizará un ensayo del análisis desarrollado por Luis Carlos Galán acerca de este proceso.

En una primera instancia, Galán hace énfasis en el contrato desarrollado por ambas partes que tienen tres etapas, donde indica que: “El contrato comprende 40 cláusulas repartidas en siete capítulos, los cuales se refiere a las disposiciones generales. En su cláusula primera establece “una asociación por partes iguales” entre las dos empresas”. Según Galán, Carbocol e Intercor llevarían a cabo trabajos de exploración, montaje y explotación en el área contratada; repartirían entre sí los costos y riesgos de los mismos y serán propietarios de determinadas instalaciones.

La cláusula 4, hace quince definiciones para explicar el significado de las expresiones que se utilizan en el contrato: área contratada, carbón, cuenta conjunta, depósito comercial, mina, operador, partes, periodo de exploración, periodo de montaje, periodo de explotación, presupuesto y tonelaje comprometido. Dentro de las anteriores definiciones, cabe destacar – escribe Galán- las que hacen referencia a los tres periodos del contrato: el de exploración, el de montaje y el de explotación. Indica que el periodo de exploración debe comprender, según el contrato, 4 años contando a partir de la fecha efectiva. El de montaje, según la cláusula 9.3 del contrato, debe comprender 3 años y por último el periodo de explotación que debería comprender 30 años.

Después de revisar el contrato, hubo un debate en el senado de la República que aseguraba que, según los ministros, “después de reconocer las negociaciones del contrato de, éstas pueden ser mejoradas, en nombre del gobierno”. “Los ministros han admitido que: “muchas de las observaciones formuladas por los senadores, son “interesantes”, adjetivo que –dice Galán- en manos de un gobierno algo arrogante, revela que más de una reflexión se ha hecho y se deben estar haciendo los responsables de las determinaciones adoptadas por el Ejecutivo que aceptó las propuestas de comercialidad sin exigir informes completos sobre la factibilidad del proyecto ni sobre todos los costos de inversión”. De igual manera, indica que el escritor, que a los ministros les fueron formuladas numerosas preguntas acerca del contrato, su origen, su ejecución y sus perspectivas. Los ministros contestaron algunos puntos pero guardaron silencio sobre la mayoría de los interrogantes o se limitaron a decir que el gobierno “acepta de buena fe” toda la información proporcionada por Intercor, a partir de la cual Carbocol se ha comprometido a realizar cuantiosas inversiones para extraer 327 millones de toneladas de carbón que fácilmente puede elevarse a 600 millones de conformidad con las propuestas de Intercor o hasta 900 ó 1.000 millones de toneladas”.

El examen del contrato revela numerosos errores e imprevisiones que tampoco tuvieron respuesta de los ministros en el senado. La cláusula que define a las sociedades filiales como aquellas donde más del 80% de los derechos o acciones pertenecen a la casa matriz, en contraste con los que dispone el artículo 261 del código del comercio, según el cual se considerará filial o subsidiaria la sociedad en la cual el 50% o más del capital pertenezca a la matriz.

El gobierno prefirió renunciar a la opción contractual de la cláusula 9, donde a Intercor le correspondía realizar diversos estudios para establecer si el carbón de El cerrejón era económicamente explotable, es decir, “si era comercial el depósito de carbón”.

En 1980 cuando Carbocol y planeación nacional se preparaban para presentar al Conpes los documentos y criterios sobre la comercialidad, en el “Progress Report” se afirmó que: “El cubrimiento de las actividades de Intercor es incompleto e incierto porque desde enero no ha suministrado informes periódicos a Carbocol.

Una entidad pública que expresó importantes reservas sobre la evolución de las cosas fue planeación nacional. Si bien el gobierno maquilló los documentos que llegaron al Conpes, antes de su presentación y durante la misma, existen documentos de planeación del 23 de julio de 1980 en los cuales se pueden leer párrafos que asegura que el ciudadano no tendrá participación directa en la elaboración y análisis de las decisiones.

De igual manera, dice Galán, que en los dos últimos artículos de la serie sobre El cerrejón, se hizo un examen completo de los aspectos jurídicos del contrato de asociación entre Carbocol e Intercor y de las observaciones formuladas por los asesores del gobierno acerca de las declaraciones de comercialidad. En esta ocasión se hará una síntesis de los aspectos económicos del contrato, tal como Luis Carlos Galán los presentó a la consideración del Senado en los debates de octubre de 1980.

1. ¿Cuál es el valor actual del carbón en el mundo, como consecuencia de la crisis energética?

2. ¿Qué papel le corresponderá al carbón dentro de la política energética nacional?

3. A la luz de los factores internacionales y de la situación Colombiana, ¿Qué valor tiene la segunda área de El cerrejón?

4. ¿Cuánto recibirá Colombia por los carbones de El cerrejón?

5. ¿Cuáles son los ingresos nominales de Intercor y cuáles pueden ser los ingresos reales de la Exxon?

6. ¿Qué significado tendrá para la balanza de pagos el contrato de El cerrejón?

Según el estudio del MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts por sus siglas en inglés) sobré el carbón publicado en enero del año 1982 asegura que: “en la presente década este mineral proporcionará por lo menos el 25% de toda la energía mundial y entre 1980 y el año 2000, el carbón representará la mitad o las dos terceras partes de la energía nueva”. El MIT ha establecido que en el curso de los próximos 20 años, será necesario para triplicar la producción mundial y el comercio de carbón tendrá que crecer entre 15 y 2 veces respecto de los volúmenes actuales.

Ahora bien, según las cifras del gobierno, el consumo actual de carbón es de 5 millones de toneladas; se estima que en 1990 – dice Galán- el consumo habrá llegado a 11 millones de toneladas anuales y en el año 2000 a 19 millones de toneladas. Esta cifra gubernamental es la suma de la demanda prevista por el desarrollo termoeléctrico, la siderurgia, el cemento y otros. Esto significa que la tasa de crecimiento anual del consumo apenas será del 5.7 entre 1981 y el año 2000. “ A la hora de hacer cuentas definitivas ha resultado que el kilovatio producido en una central hidroeléctrica ha salido más costoso que e de una central termoeléctrica, pues la mayoría de nuestras plantas hidroeléctricas ha generado apenas entre el 35 y el 20 por ciento de la energía prevista”.

Dentro del debate que se encontró fue ¿qué era lo que recibiría Colombia? A cambio de 327 millones de toneladas de carbón Colombia recibiría en los 23 años de explotación de El cerrejón, una regalía que, en precios corrientes, sumará 5.446 millones de dólares durante todo el periodo. Se trata de dólares del año 200, asegura Galán, es decir, una divisa devaluada por el proceso de inflación, cuyo poder de compra será muchísimo más bajo del que logra tener hoy (1980).

El libro “Los carbones de El cerrejón” donde Luis Carlos Galán abunda en un análisis del contrato realizado por Carbocol e Intercor desarrolla, de igual manera, una tesis de la política petrolera en Colombia. Galán asegura que: “Empecemos por la exploración. Según las versiones oficiales de los últimos 7 años, es decir, de los dos últimos gobiernos presididos por liberales pero con mayoría de Ministros de Minas y Energía conservadores, Colombia se concentró en los desarrollos petroquímicos de Ecopetrol antes del comienzo de la crisis energética de 1973 y se descuidó por ello la exploración”.

Indica que uno de los aspectos a tener en cuenta y que merece mucha atención es el de “las reglas de juego de los actuales contratos de asociación”. Desde 1971, asegura Galán, no han cambiado las regalías del 20% para la nación. En aquella época, tal regalía representaba un avance importante frente a los ingresos que percibía la nación en los antiguos contratos de asociación y en las viejas concesiones. Resulta entonces una injusticia que no se hubiese considerado, de 1974 en adelante, el nuevo precio del petróleo para establecer regalías distintas que le compensen al país el creciente valor de los yacimientos explotados con los extranjeros.

El gobierno nacional no le ha dado una respuesta seria y clara a la crisis del sector eléctrico. Se preocupó, primero, por echarle la culpa al régimen de las lluvias y, luego, por atribuirle a la ciudadanía la responsabilidad exclusiva de la prolongación del racionamiento sino se hace el esfuerzo de disminuir los consumos en el 10%, según el estribillo de la teletón eléctrica que organizó el Ministro de Minas, asegura galán.

La demanda de energía crece, la cobertura del servicio público es mayor año por año, y el consumo aumenta por la mejor calidad de vida de las crecientes necesidades de progreso industrial y comercial. En resumen, el destino de 200 millones de pies cúbicos de gas disponible es incierto y los otros 200 millones que se utilizarán será sustituidos por el carbón, dice Galán, en tales condiciones ¿Quién puede hablar de una política definida sobre el gas natural?

Ahora bien y por último, creo que es necesario atribuirle una reseña a la información suministrada por “Los carbones de El cerrejón” de Luis Carlos Galán Sarmiento: “Las multinacionales que compraron no son instituciones de caridad que querían hacerle un favor a Colombia, y si invirtieron fue porque la compra era un buen negocio con una rentabilidad tal que les compensa inclusive el riesgo político del país. Tampoco se puede ser tan pesimista para pensar que en el país no había recursos suficientes para la magnitud de la inversión. Para solo citar un ejemplo, el monto pagado equivale apenas al 10% de los recursos que manejan los Fondos de pensiones y cesantías, además de que existen novedosas técnicas de ingeniería financiera para movilizar estas cuantías”

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