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La Boda


Enviado por   •  2 de Junio de 2014  •  Prácticas o problemas  •  10.198 Palabras (41 Páginas)  •  148 Visitas

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Cómo hacer de su boda una ocasión digna y feliz

“EL DÍA de mi boda fue uno de los más importantes y felices de mi vida”, dijo Gordon, que lleva casado casi sesenta años. ¿Por qué es esa una ocasión tan especial para los cristianos verdaderos? Porque ese día hacen una promesa sagrada a dos seres a los que aman entrañablemente: la persona con quien se casan y Jehová Dios (Mateo 22:37; Efesios 5:22-29). Es natural que los novios deseen disfrutar de su boda, pero también desean honrar a Dios, quien instituyó el matrimonio (Génesis 2:18-24; Mateo 19:5, 6).

¿Qué puede hacer el novio para contribuir a la dignidad de esta feliz ocasión? ¿Qué puede hacer la novia para honrar tanto a su marido como a Jehová? ¿Cómo pueden contribuir los presentes a la alegría del día de la boda? Para responder a estas preguntas, examinemos algunos principios bíblicos que, si se aplican, reducirán al mínimo los problemas que pudieran estropear ese día tan especial.

¿Quién es el responsable?

Muchos países otorgan a ciertos ministros de los testigos de Jehová una licencia para oficiar bodas. Y en aquellos en los que la ley requiere que sea un funcionario civil quien case a las parejas, los novios a menudo desean que se pronuncie también un discurso bíblico. En dicho discurso se suele animar al novio a que reflexione en el nuevo papel que Dios le ha asignado: el de cabeza de familia (1 Corintios 11:3). De modo que la responsabilidad de lo que sucede en la boda recae principalmente en el novio. Tanto la ceremonia en sí como cualquier reunión social que tal vez se celebre después requieren preparativos, y estos, por lo general, se hacen con bastante antelación. ¿Por qué pudiera resultar difícil esta tarea?

Hay diversos factores. Puede ser que los familiares de un contrayente o del otro traten de imponer sus gustos. Rodolfo, que ha casado a muchas parejas, comenta: “A veces, los familiares presionan mucho al novio, especialmente si ayudan a pagar la recepción. Quizás tengan opiniones muy definidas sobre cómo deberían ser la ceremonia y la recepción, y no respeten la responsabilidad bíblica que tiene el novio de decidir cómo se celebrará la boda”.

Max, que lleva más de treinta y cinco años oficiando bodas, menciona otro factor: “He notado la tendencia a que sea la novia quien se encargue de todo lo relacionado con la ceremonia y la recepción, y que el novio se mantenga un tanto al margen”. David, que también ha casado a muchas parejas, añade: “El novio tal vez no esté acostumbrado a hacerse cargo de los asuntos, y por ello no participa lo suficiente en los preparativos de la boda”. ¿Qué puede ayudarlo a asumir eficazmente su responsabilidad?

La comunicación contribuye a la felicidad

Para cumplir bien con su responsabilidad tocante a los preparativos de la boda, el novio debe mantener buena comunicación con los demás. La Biblia dice claramente: “Cuando no hay consulta, los planes fracasan” (Proverbios 15:22, Versión Popular). O lo que es lo mismo, los planes no fracasarán, y se evitará mucha frustración, si el novio consulta primero con la novia, la familia y aquellas personas que le puedan ofrecer buenos consejos basados en la Biblia.

¿Por qué es tan necesario que los novios hagan juntos los planes de la boda y analicen las diversas posibilidades que tienen? Veamos lo que dicen algunos matrimonios. Ivan y Delwyn proceden de culturas diferentes y llevan muchos años felizmente casados. Él comenta: “Yo tenía ideas muy concretas sobre la boda. Entre otras cosas, quería una recepción con todos mis amigos presentes, un pastel de bodas y que Delwyn llevara un traje de novia blanco. Pero ella deseaba una boda pequeña y sencilla sin pastel de bodas. Hasta pensaba en no llevar el típico vestido de novia”.

¿Cómo resolvieron estas diferencias? Hablando del asunto con bondad y franqueza (Proverbios 12:18). Ivan añade: “Al estudiar artículos bíblicos sobre las bodas, como los que se publicaron en La Atalaya del 15 de abril de 1984, percibimos el punto de vista de Dios. Dado que procedíamos de culturas diferentes, tuvimos que ceder en varios detalles de preferencia personal hasta encontrar un punto medio”.

Aret y Penny hicieron algo parecido. Él dice: “Penny y yo hablamos de lo que deseábamos para la boda y nos pusimos de acuerdo en lo que íbamos a hacer. Oramos a Jehová para que bendijera ese día y también pedimos consejo a nuestros padres y a otros matrimonios maduros de la congregación. Sus sugerencias nos fueron muy útiles. Todo salió bien, y tuvimos una boda preciosa”.

Cómo mantener la dignidad en el arreglo personal

Es natural que tanto la novia como el novio deseen ir bien arreglados a su boda (Salmo 45:8-15). Probablemente inviertan tiempo, esfuerzo y dinero en conseguir ropa adecuada. ¿Qué principios bíblicos pueden ayudarlos a escoger algo que además de atractivo sea digno?

Pensemos en cómo va a vestirse la novia. Aunque las preferencias varían de una persona a otra y de un país a otro, los consejos de la Biblia rigen en todo el mundo. Por ejemplo, cuando esta dice que las mujeres “se adornen en vestido bien arreglado, con modestia y buen juicio”, se entiende que las cristianas han de hacerlo en todo momento, y por supuesto, también el día de su boda. La verdad es que no hace falta llevar un “traje muy costoso” para tener una boda feliz (1 Timoteo 2:9; 1 Pedro 3:3, 4). ¡Qué bonitas son las bodas cuando se sigue este consejo!

David, mencionado antes, comenta: “La mayoría de las parejas se esfuerzan por seguir los principios bíblicos, y merecen encomio. Pero se dan casos en los que el traje de la novia y los de las damas de honor no son modestos, pues son muy escotados o se transparentan”. Otro anciano cristiano de experiencia, cuando se reúne con los novios antes de la boda, les ayuda a ver este asunto desde una perspectiva espiritual. Les pregunta si los trajes que tienen en mente serían lo bastante modestos como para ir a una reunión cristiana. Se entiende que la ropa tal vez no tendrá el mismo estilo que la que uno se pone normalmente para ir a las reuniones. Además, puede que para la ocasión se vistan según las costumbres de la zona. Pero los trajes siempre deben ser decorosos, deben reflejar la dignidad propia de las normas cristianas. Y aunque algunas personas del mundo tal vez opinen que el código moral de la Biblia es restrictivo, los cristianos verdaderos resisten con gusto los intentos del mundo por meterlos en su molde (Romanos 12:2; 1 Pedro 4:4).

“En lugar de ver la ropa o la recepción como lo más importante —dice Penny—, Aret y yo nos centramos en la ceremonia, el aspecto espiritual de la boda.

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