La Deuda Externa
anaidmileny8 de Octubre de 2013
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Introducción
Entre 1973 y 1978, la acción concertada de los países exportadores de petróleo llevó a un aumento abrupto en su precio mundial. Como estos países no podían gastar todos sus inesperados beneficios en sus propios mercados, comenzaron a efectuar depósitos masivos de divisas en bancos internacionales, mayoritariamente de capitales norteamericanos.
Estos bancos, se encontraron así con importantísimas sumas de dinero disponible que les permitieron ofrecer créditos a bajas tasas de interés. Los banqueros de Europa y los Estados Unidos pensaron que los países latinoamericanos, manejados mayoritariamente por dictaduras que no tendrían que responder ni ante la prensa ni ante la oposición, serían buenos clientes para sus créditos.
Así comenzó un verdadero aluvión de créditos. Entre 1970 y 1980, América latina incrementó su deuda externa de 27 mil a 231 mil millones de dólares, lo que implicaba un pago anual de intereses por 18 mil millones.
A lo largo de la década de los 80, el gobierno de los Estados Unidos, los banqueros privados y las autoridades del Fondo Monetario Internacional, impusieron duros términos en el régimen de pago de las deudas a ¡os países de la región: recortes presupuestarios, suspensión de partidas económicas destinadas a salud, educación y acción social. Sólo si los gobiernos aceptaban estos ajustes se hacían acreedores de nuevos préstamos para pagar ¡as cuotas de los adquiridos con anterioridad.
Estas reformas “sugeridas” por los banqueros y los organismos internacionales de crédito incluían la apertura de la economía al mercado y a las inversiones extranjeras y el fin del Estado benefactor. Estas medidas de neto corte neoliberal, requerían ajustes estructurales en la política económica y significaron el abandono de las políticas económicas y sociales basadas en la industrialización y la expansión del salario y el mercado interno en los países latinoamericanos.
Deuda Externa Argentina
Los países latinoamericanos nacieron deudores. Eran tantas sus necesidades en un continente virgen y eran tan escasos sus recursos, que acudieron a Europa y en especial al Reino Unido, el gran banquero del siglo XIX. Vivieron al unísono lo que podríamos llamar el apuro del desarrollo. Pero no siempre se endeudaron razonablemente. Entre nosotros, la deuda externa nació casi con la patria. En 1824, el gobernador Martín Rodríguez, cuyo ministro de Gobierno era Bernardino Rivadavia, contrajo nuestro primer empréstito con la firma inglesa Baring Brothers. Desde entonces, la Argentina vivió endeudada.
La deuda de 1824 estaba destinada a obras de desarrollo, pero no se usó para eso sino para financiar la costosa guerra con Brasil, de 1826 a 1828. En este último año la provincia de Buenos Aires, que representaba a la Argentina, declaró nuestro primer default. Saldría de él sólo en 1857, cinco años después de la derrota de Rosas en Caseros a manos de Urquiza. Es que Rosas se había negado sistemáticamente a reestructurar la deuda. Siguiendo su ejemplo "nacionalista", Perón pagaría toda la deuda en 1945 con los fondos argentinos congelados en Londres durante la Segunda Guerra Mundial, pero después no vino el desarrollo.
Detrás del primer tramo de nuestra deuda externa asoman varias lecciones. Es nefasto, por lo pronto, utilizar los fondos adeudados en proyectos no productivos como tuvo que hacer Rivadavia. También es nefasto salirse del mundo financiero internacional como lo hicieron Rosas y Perón, condenando al país al estancamiento.
La Argentina volvió a endeudarse fuertemente a partir de la reorganización nacional de 1853. Pero hubo una diferencia. Esta vez, los recursos externos se emplearon en obras de desarrollo formidables como la educación, los ferrocarriles y los puertos, empujando a la nueva nación a un crecimiento promedio del 6 por ciento anual hasta 1930. El alto endeudamiento puso a la Argentina dos veces al borde de un nuevo default. Lo impidieron Avellaneda, en 1874, y Pellegrini, en 1890. Manifestaron su voluntad de pagar en forma tan rotunda -Avellaneda anunció que pagaría "aún con el hambre y la sed de los argentinos", y Pellegrini dijo que "remataría, de ser necesario, hasta la Casa de Gobierno"-, que dieron lugar a otra de las lecciones de la deuda externa: que cuando el país deudor muestra la voluntad heroica de pagar, gana la confianza de los acreedores y no tiene que hacerlo.
Otro de los grandes peligros de la deuda externa se presenta cuando el mundo se inunda de capitales disponibles y ofrece créditos sin cuenta. Así ocurrió con los famosos "petrodólares" que provenían de la abrupta suba de los precios del petróleo en 1973 y que la banca internacional, abrumada por los depósitos de los jeques árabes, ofrecía sin ton ni son.
La Argentina militar cayó en esta tentación y llevó la deuda externa de 8000 a 45.000 millones de dólares. Pero, otra vez, no empleó los nuevos recursos en obras de desarrollo, sino en armarse hasta los dientes y financiar las desastrosas empresas públicas, con lo cual Alfonsín heredó una situación totalmente nueva: el sobreendeudamiento. Cuando éste ocurre, el "taxi" de los intereses adeudados hace imposible atenderlos. Alfonsín incurrió en el segundo default de la Argentina en 1988.
Evolución de la economía argentina (1990-2006)
Existen varios objetivos en cuanto a los préstamos de los países del Norte hacia los del Sur, pero los cuatro fundamentales son:
1- Enriquecimiento de los gobernantes del Norte y los del Sur
2- Disminución del déficit de la balanza de pagos de los países del Sur.
3- Préstamos para infraestructura (Ejemplo: mega-proyectos energéticos)
4- Créditos a la exportación para sostener las industrias exportadoras del Norte. (Fomentar la demanda de países del Tercer Mundo de productos del Norte)
De los cuatro objetivos el tercero es el que merece una mayor atención, pues en él se pone al descubierto los intereses económicos y comerciales de los países industrializados. Tanto los bancos del Norte, el Banco Mundial y los gobernantes de los países industrializados buscan conectar poderosamente los países de la periferia al mercado mundial, desarrollando la especialización de estos países en la producción de algunos productos para la exportación, incrementando así su vulnerabilidad y dependencia. El efecto provocado es que obliga a los países subdesarrollados a centrarse mas en las exportaciones de materias primas o de productos manufacturados de base, poniéndolos a competir con los países desarrollados que poseen productos tecnológicos de alto valor agregado, trayendo como consecuencia en el corto plazo a una presión a la baja de los precios de los productos que exportaban, disminuyendo los ingresos por exportaciones y sobretodo una degradación de los términos de intercambio.
Otro elemento a tener en cuenta en los préstamos del Norte hacia el Sur, son los enriquecimientos de los gobernantes de los países subdesarrollados, pues los préstamos acordados han sido utilizados para su enriquecimiento personal.
Uno ejemplo de ello fue en el período de la dictadura argentina, 1976-1982, donde hubo una complicidad sistemática entre los bancos del Norte, el FMI, los gobiernos de Estados Unidos y la dictadura argentina para endeudar al país y enriquecer a los gobernantes argentinos y a las instituciones del Norte. En el caso de América Latina aproximadamente el 2/3 de la deuda total del continente fue depositado por ciudadanos latinoamericanos en cuantas bancarias del Norte. Una parte considerable de este dinero provenía de sumas prestadas a los países de América Latina y desviados por los gobernantes y empresarios de los países endeudados.
Tres motivos típicos para el grave endeudamiento de un país son:
• Catástrofes naturales, epidemias y similares, que obligan a pedir préstamos para paliar sus efectos.
• Inversiones en nuevos cultivos, industrias, etc. que pueden fracasar por cambios en los mercados u otras razones.
• Mala administración de los fondos, los cuales producen un déficit sostenido que supone cada vez más recursos externos para compensarlo.
Esquema de la composición de la deuda de un país del Sur.
La crisis de la deuda de los años 30 en Latinoamérica
La crisis de la deuda en América Latina es historia larga pues empieza en la década de los años 30. Exactamente en 1931 la crisis estalla después de un decenio de importantes flujos de préstamos extranjeros hacia América Latina provenientes principalmente de los Estados Unidos. Gran Bretaña mantenía una presencia importante en el endeudamiento de ciertos países, tales como Argentina y Brasil, pero Estados Unidos dominaba el resto del continente.
Varios factores explican el crecimiento de la oferta de préstamos provenientes de Europa y de Estados Unidos tras la Primera Guerra Mundial:
• La confianza que gozaban las clases dominantes latinoamericanas inspiradas por una filosofía positivista de progreso.
• Las esperanzas puestas en un desarrollo del continente.
• La explotación de grandes cantidades de tierras para la exportación principalmente de productos alimenticios.
• El desarrollo de una infraestructura significativa en el ámbito de los puertos, trenes, producción de energía eléctrica, los progresos
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