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La Globalizacion Postmoderna


Enviado por   •  12 de Septiembre de 2013  •  9.113 Palabras (37 Páginas)  •  259 Visitas

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UNIVERSIDAD DE NARIÑO

CENTRO DE ESTUDIO LATINOAMERICANOS –CEILAT-

MG. JESUS MARTINEZ BETANCOURT

LA GLOBALIZACION POSTMODERNA. NUESTRA ALDEA PLANETARIA

1. LOS PODEROSOS EDITORIALIZAN EL MILENIO.

Este podría ser el título del prólogo a este trabajo que a la vez que sintetiza los editoriales de comienzo de siglo de los 2 periódicos más importantes de Colombia, su opinión cuenta no sólo por reflejar el pensamiento institucional del país sino también del gran capital del que forman parte y que ellos representan, con ellos se hace un certero balance de fin de siglo y abre el debate sobre el incierto futuro de la humanidad cuyo destino depende de quienes estén en capacidad de gobernarlo. Con estos dos editoriales, podríamos decir que queda planteado el problema que nos ocupa, para utilizar los términos de las metodologías de la investigación.

El periódico El Tiempo del 2 de enero de 1999, con el título .."Y el siglo que llega", editorializa sobre las tendencias del actual desarrollo que dejan amenazas por enfrentar en el nuevo siglo, las cueles se puede sintetizar en las siguientes:

- El desequilibrio económico y educativo entre grupos sociales y naciones.

Contrariamente a lo que se esperaba; que la globalización capitalista de modelo norteamericano, iba a redimir al mundo, ella ha fomentado "imperios invisibles" multinacionales que controlan trozos enormes de mercado sin necesidad de poseer territorio. Pero no ha quebrado, en cambio, la desigualdad entre regiones ricas y pobres; por el contrario, en muchos sentidos la acentuado y ha aportado, como dice un analista británico, "desarticulación económica, caos social e inestabilidad política". En vez de llegar al nuevo siglo en el tibio regazo de la globalización, el anterior se cierra con las encendidas y variopintas protestas de la reciente cumbre de comercio en Seattle. Allí, señala un sociólogo francés, ha empezado el siglo XXI.

Es preciso, pues, ajustar el modelo de desarrollo a realidades más específicas, inyectarlo de generosidad y solidaridad. No se concibe la tranquilidad en un mundo donde dos tercios de la población sobremueren con un tercio de la riqueza. Tres mil millones de personas ( la mitad) viven con tres dólares diarios, mientras que en un país como Alemania cada ciudadano percibe 90 dólares al día".

- La disparidad de información. El Tiempo comparte con el Banco Mundial que "La falta de conocimientos es el factor que desploma los mercados". Y, que por lo tanto, al carecer de mercados, no hay dinero para la educación, para la investigación científica ni para la estructura de comunicaciones. Por eso se debe romper ese círculo vicioso.

- La cada vez mas acelerada destrucción de la naturaleza, agravada pro el crecimiento de la población. En 25 años seremos 8 mil millones de habitantes que multiplicaremos las emisiones de gases tóxicos, la producción de desperdicios, el consumo de agua y la tala de bosques.

- Las guerras y la paz. Si bien hoy no es inminente un choque nuclear entre potencias, están lejos de desaparecer los conflictos armados regionales, con sus devastadores efectos de emigración y destrucción, como el caso de los Balcanes, Chechenia y el Golfo entre otros.

- Finalmente, el avance de la ciencia, en especial de la bioenergética, que plantea realidades antes reservadas a la fantasía, como la clonación de humanos y la reproducción fuera del tiempo y el espacio.

"La revolución de las redes cibernéticas es el zaguán del nuevo siglo. Quizás ella permita una vía que ayude a distribuir riqueza, abrir oportunidades y compartir conocimientos, tres de los pilares del titubeante futuro que se avecina".

Por su parte el Editorial del periódico El Espectador del 5 de enero del año 2000 también se manifiesta solidario con la causa de los pobres, que tal si nó, pues de ellos deriva su existencia el Grupo Santodomingo, se expresa en ese mismo sentido cuando afirma que:

"Los gobernantes deben ser sabios y por lo tanto justos para resolver las lamentables condiciones en que vegetan y sufren miles de millones de seres humanos que desconocen la causa de su aflicción, pero que en todo caso deben suponer que no está dentro de ellos, que son cuestiones de la fatalidad. Así porque así. Porque nacieron “un día que Dios estuvo enfermo”, les habría dicho Vallejo.

En el mundo gran parte de la población de los países en desarrollo - dice el editorial- pasa hambre y un tercio vive en la pobreza absoluta o extrema. Las personas que viven en la pobreza son 100 millones más que hace diez años. En la América Latina y el Caribe 150 millones de personas –un 33 por ciento de la población total de la región– viven en la pobreza y la mitad de esa población lo hace en condiciones de pobreza extrema. En Colombia el 54 por ciento de la población vive bajo la línea de la pobreza (21 millones de personas) y el 27 por ciento bajo la de la pobreza extrema (10 millones de personas) .

Ser pobre es carecer del ingreso adecuado para llevar una vida digna, y ser extremamente pobre es tener necesidades básicas insatisfechas. Así rezan los fríos documentos de la ONU. Estas situaciones tienden a disminuir cuando los gobiernos son ejercidos por sabios.

Que la felicidad, rumbo a la perfección, es finalidad del hombre, no se discute; como tampoco que procurársela es un derecho inalienable. Y “para garantizar este derecho son instituidos los gobiernos entre los hombres”, declararon los norteamericanos al independizarse. Y la felicidad se siente cuando se está satisfecho consigo mismo, lo cual se alcanza cuando se despliegan y aplican cabalmente las facultades personales al trabajo que indica la vocación.

Hoy en el mundo hay millones de seres que no son felices porque han carecido de oportunidades para prepararse y entrenarse adecuadamente a fin de desarrollar y aplicar sus facultades en tareas útiles. Están parcial o totalmente al margen de los bienes y servicios que produce la civilización. Nacieron como los demás pero no han tenido –o no tuvieron– oportunidades como los demás. Es que quienes debieron proveer oportunidades de justicia no cumplieron, y cargan responsabilidad por ello.

Ojalá, al terminar este siglo, los cronistas de entonces puedan registrar –seguramente desde esferas hoy desconocidas– que la nota sobresaliente del siglo XXI, en la Tierra, fue haberles puesto fin a todas las pobrezas, porque los gobernantes fueron sabios, para asegurarse de lo cual los ciudadanos,

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