La Libertad guiando al Pueblo

La Libertad guiando al Pueblo

Ante todo debo confesar el poco interés y dedicación a las artes plásticas que he practicado a lo largo de mi vida. Es probable que mi formación como Ingeniero me haya conducido por este camino defectuoso o tal vez sea una condición natural que padecemos la mayoría de mis colegas y yo. En el primer caso se trataría, posiblemente, de una postura contrapuesta a otras profesiones cercanas a la nuestra en las que la escultura y el manejo de los colores son fundamentales; tal vez, en lo profundo, los envidiamos en muchos aspectos. Si se tratara del segundo caso, ello explicaría mi mayor sensibilidad hacia otras artes, como por ejemplo la música, a la que alguna vez me describieron como pura matemática.

Sin embargo, algunas selectas piezas pictóricas despiertan en mí emociones francamente insoslayables, especialmente aquellas que retratan algún momento histórico caracterizado por lo heroico. Tal el caso del cuadro “La Libertad guiando al Pueblo” de Eugene Delacroix.

El cuadro me es conocido desde hace muchos años y, al igual que otros iletrados en arte como yo, siempre pensé erróneamente que se trataba de un pasaje de la toma de la Bastilla durante Revolución Francesa de 1789. En realidad el contenido de la obra nos muestra una escena del levantamiento de las barricadas del 28 de Julio de 1830. El momento histórico determinó la caída del rey Carlos X y el fin del período denominado Restauración Borbónica en Francia. Tras la caída de Napoleón Bonaparte en 1814, los Borbones fueron repuestos en el trono aunque debiendo aceptar algunas realidades surgidas con la Revolución Francesa como la monarquía constitucional, el parlamentarismo, la redistribución de tierras y la libertad de prensa. Luis XVIII primero, de 1814 a 1824, y Carlos X después, de 1824 a 1830, trataron de avanzar sobre estas conquistas junto a sus aliados monárquicos, conservadores y vaticanistas encontrando la resistencia en la cámara de diputados por parte de los liberales y la burguesía. En 1827 las tensiones políticas entre las distintas facciones comienzan a escalar, producto de malas cosechas y el empobrecimiento de los artesanos. El rey Carlos X, impulsado por sus aliados, no disminuyó la presión impositiva sobre los sectores afectados aumentando el malestar del pueblo. Poco a poco la situación fue deteriorándose y diversos eventos pusieron en evidencia que el poder del rey se había degradado. Hacia 1830 viéndose acorralado, el monarca quiso imponer medidas más duras, pretendiendo disolver la cámara de Diputados y terminar con la libertad de prensa. En la noche del 27 de Julio de ese año el pueblo comenzó a levantarse movilizado particularmente por la prensa liberal, dando comienzo a lo que se llamó “Las tres jornadas gloriosas”. En sólo unos días la situación desbordó al monarca quien hasta dejó de contar con el apoyo de muchas de sus tropas que desertaban pasándose a luchar junto al pueblo en armas. Una masa de gente ocupó las calles de Paris y obligó a los cuerpos de guardia del rey a rendirse, dado que se encontraban aislados. La revolución termino el día 29 con el levantamiento de más de seis mil barricadas. El 30 de Julio Carlos X abdicó y se proclamó la lealtad del pueblo al duque Luis Felipe de Orleans, conocido como “el rey de las barricadas” o “el rey burgués”.

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