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La Oligarquia


Enviado por   •  10 de Septiembre de 2014  •  2.310 Palabras (10 Páginas)  •  247 Visitas

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ARICA PROBLEMA Y ARICA SOLUCIÓN

¿Por qué si éramos dueños de una costa de 560 kilómetros de los 8.000 que Sudamérica tiene sobre el Océano Pacífico, ahora vivimos encerrados dentro del continente? ¿Por qué no podemos recuperar ni una mínima parte de esa costa para mejorar nuestra condición mediterránea, a fin de poder luchar por nuestro progreso en condiciones similares a las de otras naciones ribereñas del mismo océano?

¿Ha sido y es por una fatalidad? ¿O más bien por errores de algunos de los personajes que tuvieron a su cargo la conducción de las relaciones internacionales de nuestra patria?

Nuestras relaciones con la República de Chile hacen una historia que hiere los sentimientos patrióticos de todo boliviano. Pero es más doloroso todavía, comprobar que en lo lamentable de esa historia no sólo está la codicia territorial de Chile, motivada por la pobreza de su territorio original, que impulsó a este país a adueñarse por la fuerza de las armas de ricos territorios de sus vecinos norteños, sino, también, en las fallas que en las relaciones con un vecino tan peligroso cometieron algunos de los gobiernos de los países víctimas, facilitando con esos errores tal acción depredadora.

Arica es el puerto que por su ubicación más próxima sirvió de puerta de salida a la Audiencia de Charcas, durante los siglos del coloniaje español, para las exportaciones de plata e importaciones de azogue y otros productos requeridos por las poblaciones del Alto Perú. Fue un equívoco de la organización colonial que Arica, que no servía al Bajo Perú, dependiera de las autoridades de Lima y no de las de Chuquisaca. Este equívoco debió y pudo corregirse al fundarse las repúblicas peruana y boliviana. Así trató de hacerlo el Presidente de Bolivia, Antonio José de Sucre. Simón Bolívar se equivocó al no aceptar las reiteradas gestiones del personaje que él había puesto a la cabeza de la flamante nación boliviana, apoyadas por los mismos pobladores de Tacna y Arica. Sucre le dirigió tres cartas a Bolívar, como a Presidente del Perú, en enero, febrero y marzo de 1826, desde Chuquisaca a Lima, explicándole que Cobija, único puerto que entonces tenía Bolivia, estaba demasiado alejado de los centros urbanos y poco les servía. Le dijo en la primera carta: "Arica es un puerto que sólo da introducciones a Bolivia". Le dijo en la segunda: "Espero que usted tomará en el asunto de la incorporación de Arica a Bolivia todo el interés que nos prometemos, puesto que no perjudicará al Perú". Le dijo en la tercera: "Si el Perú se niega a dar Arica, supongo que usted habrá trabajado en su adquisición. Creo que dando indemnizaciones al Perú, no habrá dificultades puesto que los habitantes de Arica la desean, porque es de su interés y no perjudica al Perú". En efecto, los habitantes de Tacna y Arica, representados por sus elementos más conspicuos, suscribieron un acta en tal sentido y se dirigieron a Bolívar diciéndole que "reclamaban imperiosamente" separarse de la capital del Perú y unirse a la capital de Bolivia.

Pero Bolívar era partidario de que el Perú y Bolivia formasen una sola nación. Por eso, antes, también se opuso a la existencia del Alto Perú como república independiente y solamente aceptó su existencia cuando era un hecho consumado y se halagó su vanidad bautizando a la recién nacida república con su apellido.

El general Andrés Santa Cruz, como sucesor de Simón Bolívar en la jefatura del gobierno del Perú, se opuso a que Arica perteneciese a Bolivia al negar su consentimiento a un tratado negociado por un diplomático peruano, Ignacio Ortiz de Zeballos, en Chuquisaca, mediante el cual el puerto de Arica pasaba a ser propiedad boliviana a cambio de los territorios de Copacabana y Apolobamba, más cinco millones de pesos. Santa Cruz, mostrándose entonces más peruano que boliviano, declaró en una carta, en diciembre de 1826: "Ningún poder ejecutivo puede desmembrar el territorio cuya integridad he jurado sostener y esto sería para mí mucho más comprometido que para otro alguno. No lo haré, pues, porque no debo, porque no puedo y porque no quiero abusar de la confianza que el Perú ha depositado en mi buena fe".

Andrés Santa Cruz, que fue Jefe del Gobierno del Perú por imposición de Bolívar y que creyó que en ese país estaba su porvenir político, fue mañosamente despojado del mando por los peruanos por ser bolivariano y boliviano y alejado del país con un cargo diplomático en Chile. Cuando un año después fue elegido Presidente de Bolivia en una Asamblea Constituyente y por voluntad de sus compatriotas expresada en actas populares, comprendió donde estaban sus verdaderas raíces y a que lado debía inclinarse sus sentimientos de mayor adhesión patriótica. También comprendió cuanta necesidad tenía Bolivia del puerto de Arica. Quiso conseguirlo en negociaciones con el Presidente del Perú, general Agustín Gamarra, en un encuentro que ambos mandatarios tuvieron a orillas del río Desaguadero, en diciembre de 1830. Fue desairado por su homólogo en forma descortés. Un diario peruano de la época comentó que "la entrevista concluyó poco menos que a palos a causa de la insolente pretensión de la provincia de Arica que Santa Cruz quería como base de una alianza".

El general Santa Cruz, al empeñarse en dar vida a la Confederación Perú-Boliviana no sólo buscaba la creación de una entidad política capaz de jugar un rol importante en el equilibrio de fuerzas en América, sino dar al altiplano boliviano y a los valles una salida propia al océano Pacífico. Su Ministro de Relaciones Exteriores, Casimiro Olañeta, hizo conocer la siguiente decisión al general peruano Domingo Nieto, en agosto de 1838: "La provincia de Tacna y el puerto de Arica pertenecerán en adelante a la República Boliviana con consentimiento de los cuerpos nacionales peruanos del Norte y del Sur, como indemnización de los sacrificios de Bolivia por la pacificación del Perú y como garantía de la paz inalterable de ambos pueblos". Con la muerte de la Confederación seis meses más tarde en la batalla de Yungay, murió asimismo esa determinación.

El subsiguiente mandatario boliviano, general José Ballivián, quiso, a su vez, anexar Arica a Bolivia, pero no pudo conseguirlo ni con presión militar, ni por medios diplomáticos.

El guano de aves marinas existente en la costa boliviana del departamento de Atacama, despertó la innata inclinación que ha tenido Chile a lo largo de su historia a apropiarse de riquezas ajenas que compensen la pobreza natural de su suelo propio. Declaró que el desierto de Atacama le pertenecía y ocupó la península de Mejillones, rica en aquel producto. Una asamblea extraordinaria convocada por el gobierno

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