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La Oratoria

eliel12210922 de Noviembre de 2013

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ÍNDICE.

1.- INTRODUCCIÓN.

2.- ¿QUÉ ES LA ORATORIA?

3.- HISTORIA DE LA ORATORIA.

4.- EVOLUCIÓN DE LA ORATORIA.

5.- GRANDES ORADORES DE LA EDAD ANTIGUA.

• DEMOSTENES

• MARCO TULIO CICERÓN.

• ISÓCRATES.

• GORGIAS.

• JULIO CESAR.

6.- CARACTERÍSTICAS DE LA ORATORIA.

7.- TIPOS DE ORATORIA.

8.- CARACTERÍSTICAS DE UN BUEN ORADOR.

9.- AUDITORIO.

10.- CONCLUSIÓN.

11.- BIBLIOGRAFÍA.

INTRODUCCIÓN.

La oratoria es el género literario en prosa que tiene como finalidad convencer, persuadir, exponer o conmover por medio de la palabra hablada. El dominio de la palabra está ligado íntimamente a la historia y el desarrollo literario romano, puesto que éste era usado como herramienta política para conseguir prestigio y poder. En un principio, se daba mayor importancia a la integridad moral que a las cualidades formales del discurso, como se pudo ver en el año 101a.C. tras la expulsión de Roma de unos profesores griegos de retórica, ya que, según decían, “corrompían las virtudes antiguas”. Pero con el tiempo se fueron asimilando las preceptivas retóricas griegas y comenzaron a abrirse escuelas de retórica.

El hecho de hablar en público representa un gran temor para la mayoría de las personas, algunos autores indican que es un miedo casi patológico comparable con el temor a la muerte; lo que es algo que llama la atención, puesto que la comunicación con otros es parte fundamental de la vida; la transmisión de información de manera formal y/o informal forman parte del acontecer cotidiano.

Sin embargo, es cierto que no es igual establecer una conversación informal sobre cualquier tema que pararse ante un público con conocimientos previos a dar un discurso o enseñanza de un tema que necesita bases para fundamentarse, y sobre el cual se pueden presentar diferentes opiniones e incluso disertaciones por parte del público escucha.

¿QUE ES LA ORATORIA?

La oratoria es el arte de utilizar la palabra en público con corrección y belleza, que debe utilizarse para agradar, persuadir, convencer y conmover. Aquellos hombres que han pisado nuestra historia han sido primero grandes oradores. A través de la oratoria se llama a las personas y es la mejor forma de entrar en sus corazones. Saber, señores, no es lo mismo que saber decirlo. “Hay que saber hablar para ser escuchado” ¿Cuántos de ustedes no tienen miedo a hablar en público? Este debe ser su primer objetivo para su superación personal: vencer este miedo. La oratoria es un don natural dentro de nosotros, aprender a encontrarlo es el arte.

Dijo un gran filósofo que existen tres clases de oradores; aquellos a quienes se escucha, a quienes no se puede escuchar, y aquellos a quienes no se puede dejar de escuchar. Para ser un orador debemos conocer nuestra voz y aprender a manejarla, para darle un tono suave, duro, dulce, seco o autoritario, manejar nuestro volumen, el ritmo y la altura. La oratoria es un arte que conlleva mucha responsabilidad, aquello que queremos comunicar debemos prepararlo. Un gran orador nos dijo: “Todo discurso bien preparado está ya pronunciado en sus nueve décimas partes” La oratoria no es un arte fácil, lo que queremos decir, debemos cocinarlo en nuestra mente. Nuestro objetivo primero, interesar. Aquí señores está nuestra primera meta y solo a través de la preparación se puede alcanzar. “Si tengo que dirigir un discurso de dos horas, empleo diez minutos en su preparación. Sí se trata de un discurso de diez minutos, entonces me lleva dos horas...” (Winston Churchill)

Al hablar debemos de utilizar un lenguaje directo y afirmativo, no tengamos miedo de decir lo que pensamos, aquello en nuestra mente es lo más digno de defensa, es lo único que no se puede ver, solo se puede hacer sentir y transmitir. “No siempre convence más el que tiene más razón, sino el que defiende mejor “su” razón”. Al ser oradores tenemos libertad de lanzar fuertes argumentos, burlas amables, alusiones irónicas, retratar personajes y describir acciones. La oratoria nos deja desenvolvernos en técnicas de visualización, desarrollo del magnetismo, “sonreír con la mirada”, posturas, gestos, enfoque de objetivos, articulación, modulación y tono de voz. Todos estos son interdependientes unos con los otros y el manejo de ellas son las características de un buen orador. “La oratoria es convicción profunda. No proclamación a gritos ni habladas de paja” (El Quijote). La oratoria no es una disertación ordinaria, las ideas se presentan en una forma original, clara, organizada, lógica y estética, para producir el efecto de elocuencia, se eleva del nivel común y causa un efecto emotivo y único a quien lo escucha.

Aquello que pronunciamos al hablar, debe ser nuestro vehículo de elocuencia y la transparencia de nuestro pensamiento y pasión. Muchas veces un orador piensa, “No tengo palabras para expresarlo” es aquí donde nuestro tono, el ademán, el gesto, la mirada y el semblante nos ayudan a transmitir el difícil mensaje. Todos los que queramos ser escuchados, busquemos dentro de nosotros mismos a través del estudio y la práctica, este arte: La oratoria.

El concepto que pretendo grabar y guardar en ustedes es, “La oratoria deviene así en la elocuencia y arte, estética y lógica, inteligencia, corazón y verbo”. “Un hombre de fuerza e inteligencia extraordinaria puede no ser más que un cero en la sociedad si no sabe hablar”. (William Channing).

HISTORIA DE LA ORATORIA.

La oratoria nació en Sicilia y se desarrolló fundamentalmente en Grecia, donde fue considerada un instrumento para alcanzar prestigio y poder político. Había unos profesionales llamados logógrafos que se encargaban de redactar discursos para los tribunales.

El más famoso de estos logógrafos fue Lisias. Sin embargo, Sócrates creó una famosa escuela de oratoria en Atenas que tenía un concepto más amplio y patriótico de la misión del orador, que debía ser un hombre instruido y movido por altos ideales éticos a fin de garantizar el progreso del estado. En este tipo de oratoria llegó a considerarse el mejor en su arte a Demóstenes.

De Grecia la oratoria pasó a la República Romana, donde Marco Tulio Cicerón lo perfeccionó. Sus discursos y tratados de oratoria nos han llegado casi completos. Durante el imperio, sin embargo, la oratoria entró en crisis habida cuenta de su poca utilidad política en un entorno dominado por el emperador, aunque todavía se encontraron grandes expertos en ese arte como Marco Fabio Quintiliano; los doce libros de su Institutio oratoria se consideran la cumbre en cuanto a la teoría del género. Sin embargo, como ha demostrado Ernst Robert Curtius en su Literatura europea y Edad Media latina, la Oratoria influyó poderosamente en el campo de la poesía y la literatura en general pasándole parte de sus recursos expresivos y retorizándola en exceso.

EVOLUCIÓN DE LA ORATORIA.

Si la edad moderna comprende desde la toma de Constantinopla hasta la Revolución Francesa (Fines del siglo XVIII), entonces diremos que la edad contemporánea corresponde a lo subsiguiente de la anterior hasta nuestros días.

Dijimos en anteriores oportunidades que la oratoria es el arte de hablar con elocuencia; de deleitar y persuadir por medio de la palabra.

Para aclarar lo dicho en pocas palabras, diremos que por elocuencia debemos entender aquella facultad de hablar bien y de modo convincente, gracias a la fuerza expresiva poseída por el orador, en todos sus aspectos tanto internos como externos; ahora bien debemos saber que, deleitar es causar placer o agrado en el ánimo o los sentidos de los oyentes y que persuadir significa convencer con razones a otra persona, es decir es el hecho de inducir a uno a creer o hacer algo.

En cuanto a estos aspectos diremos que la oratoria, como arte y la elocuencia como fuerza expresiva, van juntas, ya que no se posee el arte si no se tiene la fuerza vital de esta. Referente al deleite y a la persuasión ambos son consecuencias de las primeras, y es en estas donde estriba el éxito de los oradores. La causa es la facultad del orador y el efecto es la atención, entendimiento, comprensión, convencimiento y los ánimos conseguidos en los oyentes por parte del orador.

La oratoria se encuentra reflejada en el discurso, y el discurso en su conjunto ofrece una trilogía, la cual en el presente periodo, han sido tomados con más énfasis, ya que con ellos se pueden alcanzar los objetivos trazados y los efectos deseados.

GRANDES ORADORES DE LA EDAD ANTIGUA.

DEMÓSTENES.

Orador y Político griego.

Nació en Atenas, en el año 384 a.C. Es considerado como el mejor político y orador de la antigua Grecia. Proveniente de una familia de empresarios ricos. Su padre, Demóstenes de Peania, poseía una fábrica de armas y otra de muebles. A los siete años de edad pierde a su padre, quien designó a dos tíos y a un amigo para que administraran la fortuna familiar. Los tutores no cumplieron con la misión que les había sido confiada, disipando gozosamente la herencia a su cargo y dejando a Demóstenes en la miseria, Áfobo, Demofonte y Terípides abusaron de su patrimonio, por lo que, al acercarse a la mayoría de edad, hubo emprender largos procesos judiciales para conservar algo de su fortuna. Tan pronto como Demóstenes alcanzó la mayoría de edad, exigió una auditoría de cuentas de la gestión realizada por sus

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