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La Revolucion De 1990


Enviado por   •  18 de Febrero de 2014  •  10.117 Palabras (41 Páginas)  •  380 Visitas

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“La Causa Radical” contra el “Régimen Conservador”

(1850 – 1928)*

La Revolución del ’90

Como se ha señalado (fascículo Nº 15, pág. 27 y 28), el período presidencial de Juárez Celman (1886-1890) se caracterizó por la desenfrenada especulación y un alto nivel de corrupción, en abierta política antinacional que aparece signada por: a) Venta del Ferrocarril Oeste de la Provincia de Buenos Aires, que generaba utilidades; b) arrendamiento, por 45 años, de las Obras de Salubridad de Buenos Aires a una empresa extranjera; c) Entrega de enormes extensiones de tierras públicas a manos privadas y d) creación de los bancos garantidos, bancos privados que quedaban autorizados a emitir billetes. A la situación creada por esta política, se agrega la crisis financiera mundial, que repercute hondamente en nuestro país. Otro factor de inestabilidad está dado por la disidencia entre Juárez Celman y su cuñado, el General Roca, agravando la debilidad del gobierno.

Crece entonces una fuerte oposición, a partir del acto del 1º de septiembre de 1889, realizado en el Jardín Florida (Florida, entre Córdoba y Paraguay), donde confluyen grupos de diversa posición política. En un acto posterior, el 13 de abril de 1890, en el Frontón Buenos Aires (cancha de pelota, en Córdoba 1130), la oposición se robustece. Allí queda constituida la Unión Cívica, cuyas figuras centrales son Bartolomé Mitre y Leandro N. Alem. Dado que Mitre resigna el cargo, Alem es designado como jefe del nuevo movimiento.

Manuel Gálvez describe a la Unión Cívica como una confluencia: De un lado, los mitristas, viejos unitarios o sus descendientes, de la sociedad distinguida: grandes jurisconsultos, médicos famosos, literatos de prestigio. Poseen estancias, van bien vestidos, leen en francés, tienen cultura literaria, son europeizantes. Aman el orden, la paz, la legalidad. Del otro, los alemistas: la mayor parte viene del alsinismo o han sido federales, con Rosas, o han estado con Avellaneda, el pueblo, casi todo el pueblo bajo de Buenos Aires, tendencia revolucionaria, anárquica, levantisca, con el apoyo moderado de dos hombres prestigiosos: Aristóbulo del Valle y Bernardo de Irigoyen .

En esos meses de 1890, se agrava la debilidad del gobierno. Juárez Celman pretende imponer como su sucesor a Ramón J. Cárcano, pero Roca y Pellegrini rechazan totalmente la propuesta. Por su parte, crece la conspiración cívico-militar.

El 26 de julio de 1890 estalla la insurrección cuando el General Manuel J. Campos, con soldados y civiles armados, toma el Parque de Artillería (situado en lo que es hoy el edificio de Tribunales, frente a Plaza Lavalle). Cuenta con el apoyo de algunas unidades de la marina, pero no con las guarniciones del interior. Mientras Juárez se retira de la ciudad, el vicepresidente Pellegrini y el General Levalle, ministro de Guerra, asumen la defensa del gobierno. La lucha se prolonga dos días y el 28 de julio, los insurrectos se rinden. El gobierno ha triunfado pero el triunfo es pírrico. Su desprestigio es total desde el punto de vista de la prensa y demás factores de poder. El legislador Manuel Pizarro así lo sintetiza al decir: La revolución está vencida pero el gobierno está muerto. Efectivamente, Juárez Celman renuncia el 6 de agosto y asume Pellegrini, para completar el período hasta 1892, con un gabinete en el que participan roquistas y mitristas.

Para la Historia Oficial, la revolución del ’90 constituye una reacción a favor de la libertad y la ética, un enfrentamiento entre el pueblo (Mitre y Alem) y la oligarquía (Juárez Celman), un levantamiento moral contra un gobierno autoritario y corrompido. Constituiría, además, el punto de partida de una nueva vida política argentina, con la exaltación de Alem, como el gran regenerador de costumbres y reivindicador de la democracia. También se suele señalar que allí aparecen las principales figuras alrededor de las cuales girará la política en las próximas décadas; Alem e Yrigoyen, del radicalismo, Lisandro de la Torre, futuro líder demoprogresista y Juan B. Justo, orientador del Partido Socialista.

La mayor parte de las corrientes historiográficas y políticas coinciden en estas apreciaciones. Sin embargo, el revisionismo socialista o federal-provinciano ofrecen otra interpretación, especialmente en base a las investigaciones de un revisionista nacionalista como Juan Pablo Oliver y un izquierdista liberal como Luís V. Sommi quienes, si bien participan de la interpretación oficial, han indagado en las familias o personas embanderadas en el movimiento, lo cual permite obtener interesantes conclusiones.

Según estas corrientes, más allá de la declinación e incluso degradación del gobierno de Juárez, y más allá de la especulación y corrupción reinantes, sobrevive en el enfrentamiento la vieja pugna entre Buenos Aires y las provincias del interior. En este sentido, el ’90 sería la venganza porteña de la derrota sufrida en el ’80 y si bien Alem y los suyos aportan elementos populares a la lucha, Mitre constituiría la expresión más importante del movimiento, con la consiguiente intervención de personajes oligárquicos.

Por ejemplo, en el acto de los cívicos del Jardín Florida aparecen: Felipe Martínez de Hoz, Nicolás Anchorena, Luis Mitre, Francisco Ayerza, Manuel Ocampo, Luis Zuberbuhler, Alfredo Bunge, Leonardo Pereira Iraola, Arturo Gainza, Celedonio Pereda, M. Becar Varela, Claudio Stegman , así como Elizalde, Alvear, del Pont, Naón y Pico. El mismo Sommi señala, al referirse al acto del Frontón: Allí está la tradición, la banca, la Universidad, la prensa, el foro, los clubes sociales, hasta el clero… y los bolsistas . Asimismo, en un manifiesto de los cívicos del 8 de abril del ’90, aparecen: Francisco Ramos Mejía, Enrique Quintana, M. A. Montes de Oca, Adolfo Pueyrredón, Antonio Lanusse, Mariano Billinghurst, A. Gelly y Obes, Tomás Santa Coloma, reiterándose además los apellidos mencionados antes . También aparecen, en un colateral homenaje a Mitre: M. González Catán, Tomás Duggan, Jaime Lavallol, Rafael Cobo, Emilio Martínez de Hoz y Eduardo Costa. Por otra parte, el levantamiento habría sido financiado por Torquinst, Zuberbhuler, Alzaga, Alvear, Manuel Campos y Pereira Iraola .

El movimiento tiene el apoyo de la gran prensa porteña y en cambio, como se ha señalado, no adhieren las fuerzas militares del interior, lo que permite robustecer la tesis señalada. Por otra parte, detrás de Juárez no se encuentra la oligarquía (que, precisamente está junto con Mitre y en la insurrección), sino que su sustento social estaría dado por sectores inmigratorios y grupos de especuladores.

Ruptura de

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