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La Vida En Los Centros Históricos


Enviado por   •  27 de Agosto de 2013  •  4.260 Palabras (18 Páginas)  •  244 Visitas

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Introducción

“Los muchos centros de La Habana” realiza un análisis acerca de la manera en que se han ido transformando, deteriorando, e incluso intentos de mejoría en los centros en La Habana, Cuba., donde plantea la expansión a causa de factores económicos, políticos y sociales, en núcleos contiguos que forman nuevos centros conectados y sucesivos, formando un todo más grande.

Los centros históricos juegan un papel fundamental en la imagen de una ciudad, en su desarrollo, e incluso es importante en el ámbito social, político, financiero, comercial. El problema de los centros históricos surge cuando éstos se abandonan o modifican arbitrariamente, o por el excesivo crecimiento demográfico que deja al campo deshabitado y a las urbes sobrepobladas. A su vez, la propia política que no prevé estas condiciones o que no impone las medidas adecuadas para el correcto uso del espacio y para la propia conservación del patrimonio de la nación.

El centro histórico es el reflejo del arraigo a la ciudad, de su estado general, de su actividad, donde en el caso de la Habana en Cuba, tienen varios centros históricos dentro de un espacio relativamente pequeño. Este caso de la Habana, de su conservación del centro casi intacta, se debe en gran parte a la omisión de tocar al propio centro por tener otro centro más importante, pero estando estos unidos por caminos originales o en radiaciones que hacen interesante su traza urbana.

Pero no todo es bueno para estos centros en la Habana, donde se han dado diferentes problemas, tanto arquitectónicos, urbanísticos, sociales, políticos, entre otros. Esto debido tanto a la legislación, la explosión demográfica, la distribución de la riqueza y la falta de esta, lo que ocasiona que el comercio o el esplendor que alguna vez se tuvo, se pierda por el abandono, el deterioro, el hacinamiento, las precarias condiciones de vida y la forma de gobierno y cultura.

Así también, el modernismo juega un papel importante, donde puede detonar ciertas actividades, integración, o llegar a implantarse y destruir a su paso, sin que su llegada sea una mejoría al entorno, por lo que las obras para mejorar los centros, darles nuevas actividades y su valor original, deben ser obra pensada de integración o contraste.

Es aquí donde el quehacer, la toma de decisiones debe ir más allá del embellecimiento o restauración para tocar los problemas de fondo y tratar de solucionar esta problemática, sea con el estudio, conocimiento del lugar, el estudio de otros casos; donde al final el actuar antes de que el problema sea irremediable es lo primordial.

Resumen: “Los muchos centros de la Habana”

La población mundial, al pasar la mayoría a las ciudades y dejando el campo, generan espacios virtuales y relaciones virtuales, donde el urbanismo ya no se muestra como resultado del desarrollo, haciendo incluso a las fronteras locales y nacionales obsoletas. Al suceder esto se concentran los centros financieros en territorios compactos, situados en muchas ocasiones en los centros históricos, lo que genera gran cantidad de actividades terciarias, mientras que los centros de producción se alejan a donde la ley es menos estricta, donde se impactan negativamente el centro como los alrededores, lo que a su vez genera pocas oportunidades de desarrollo y crecimiento favorable a la población.

El cuidado de los centros históricos, en muchas ocasiones es en el mero sentido estético, lo que resulta insustentable e inhabitable, por lo que para tener un centro histórico activo se deben tomar medidas más que la propia estética, donde el buen resultado tiene que ver con el estudio, las legislaciones, los proyectos y el control sobre estos. Y el estado y uso del centro de una ciudad generalmente refleja al resto de la ciudad; donde en el caso de la Habana existen muchos centros, debido al crecimiento por adición en las áreas centrales, sin alterar demasiados la estructura y tejidos anteriores. Aquí se han conservado los centros, con diferentes estilos, en gran parte por la omisión, por otros centros que cobraron mayor importancia al generar otro tipo de actividades. La fachada de la ciudad está formada por el Malecón, construido entre 1901 y 1958, junto a su prolongación con la Avenida del Puerto en 1928, a lo largo del estrecho canal de entrada de la bahía. Su muro rompeolas es suficientemente bajo como para poder ver el mar y sirve como un gigantesco banco de más de siete kilómetros. Además, funciona como un corte diacrónico que atraviesa y conecta más de cuatro siglos de historia urbana.

La ciudad se expandió con un patrón radial o dendrítico (neurona), que siguen antiguos caminos que conectaban al centro más antiguo, pero a lo largo del siglo XIX y XX se conforma otro nuevo centro histórico (simbólico) con la integración de un parque con zona comercial, así como otros edificios representativos, lo que contrastaba con otro centro comercial nuevo. El comercio queda conformado por kilómetros de frentes de casas como comercio diverso al estilo de ciudades medievales.

Los sectores quedan determinados en su perímetro por calzadas que separaban los barrios, pero unidos por el aspecto comercial que incluía otros servicios, lo que provocó un patrón urbano no planeado, donde el centro estaba en la periferia y la vivienda dentro. Esto se fue perdiendo con el cierre de algunos comercios y servicios, además por el empobrecimiento de la imagen y de la oferta. La ciudad permanece con el modelo tradicional, con uso eficiente del suelo y con mayor resistencia al clima, a diferencia de las nuevas edificaciones. Es un centro tradicional que puede corregir sus problemas con pequeños cambios

Centro y pobreza

Algunas típicas áreas centrales habaneras son formas derivadas de la pobreza histórica y la escasez de vivienda económica. Como por ejemplo la ciudadela: una tira doble o sencilla de uno o dos pisos, con cuartos a lo largo de un patio muy estrecho y profundo que les sirve de acceso; una familia por cuarto, y servicios sanitarios y cocinas colectivas. Ese tipo de vivienda, que por otra parte favorece el intercambio social y la ayuda entre vecinos, puede mejorarse para convertir la habitación única en una célula de doble altura con un pequeño portal- amortiguador hacia el patio y con el dormitorio en el entresuelo para un mínimo de privacidad y ventilación. Ese modelo corresponde con la tendencia manifiesta en la capital al aumento de familias de una, dos y tres personas, incluyendo muchas de la tercera edad.

En su mayoría son construcciones muy precarias. Las azoteas de las zonas centrales alojan a casas clandestinas hechas

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